Norbert Feher, 'Igor el Ruso', cargaba con multitud de objetos en el todoterreno Mitsubishi Pick Up que robó a José Luis Iranzo, el ganadero de Andorra (Teruel) al que asesinó horas antes de ser detenido. Cuando los agentes le encontraron tumbado junto a una encina y entre unos matojos después de tener un accidente, llevaba consigo "una mochila de color militar, varias bolsas más y una bicicleta" según se puede leer en el sumario del caso, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
Además de las cuatro armas de fuego y los machetes que portaba cuando le sorprendieron, arrastraba parte de lo que fue robando en los 'masicos' aragoneses los días previos a cometer el triple crimen mortal. Para ser un fugitivo en paradero desconocido desde hacía meses, llevaba objetos tan variopintos como una caja con anzuelos de pesca, un portacedés con películas italianas, muchos bolígrafos, un recorte de Motorland y hasta un 'tamagochi', una mascota virtual del tamaño de un huevo que se popularizó entre los chavales durante la década de los noventa.
Cuando fue detenido, pronto se supo que Feher respondía a un perfil de una persona con fuertes creencias religiosas. Tras rastrear sus objetos personales no queda ninguna duda: este exmilitar llevaba consigo varias estampas de santos raídas, más de un rosario, una biblia italiana y hasta una medalla de la Virgen del Pilar, patrona de Zaragoza.
Los elementos incautados por la Guardia Civil también confirman que Igor 'el Ruso' tenía todo lo que se necesita para sobrevivir en el vasto territorio de Teruel. Llevaba una bombona de camping gas donde podía cocinar y una tienda de campaña Quechua color verde con su saco de dormir y esterilla. De hecho, esta podría ser la prueba definitiva que confirmase que Igor el Ruso descansaba tranquilamente acampado por la extensa zona del Bajo Aragón sin que ningún efectivo de la Guardia Civil lo encontrara nunca.
El enorme kit de supervivencia con el que se movía sin dejar rastro y sin que nadie lo viera introduce más dudas a este caso donde fallaron medidas de seguridad. ¿Cómo avanzaba el serbio de un sitio hacia otro con tantas pertenencias en una vieja bicicleta, el medio de transporte que se supone que lo trajo desde Italia? Cuando mató a José Luis Iranzo y le robó las llaves para huir en su Pick up, el asesino tardó unos veinte minutos en abandonar el Mas de El Saso. Cuando fue detenido horas después, aparecieron dentro del vehículo del andorrano todas sus pertenencias. Por el tiempo que pasó entre los disparos y la huida -menos de media hora- es evidente que escondía sus enseres en algún escondite muy próximo a la masía del ganadero.
El mismo día de su asesinato, José Luis había denunciado ante la Guardia Civil de Andorra (Teruel) que el misterioso hombre que disparó a dos vecinos de Albalate del Arzobispo el 5 de diciembre había robado esa noche en su masía. Los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar de los hechos se limitaron a hacer fotografías a la vivienda. Pero nadie lo encontró. Fue el ganadero quien alentó a los guardias civiles a ir a unas cuevas abandonadas que estaban muy cerca de ahí para ver si ese era su refugio. Así consta en uno de los informes que obra en el sumario y que adelantó EL ESPAÑOL. El propio Iranzo hizo de guía horas antes de su muerte. El Ruso tampoco estaba ahí.
Otra de las grandes incógnitas que sigue sin devolver el sueño a los bajoaragoneses a es cómo pudo sobrevivir el asesino vagando de campo en campo. Sin embargo, el sumario desvela que el serbio iba perfectamente preparado para soportar noches a temperaturas bajo cero. De hecho, llegaba bastante ropa de abrigo, incluidas dos chaquetas de piel marrón, una bufanda verde polar, guantes de motorista de piel, pasamontañas, guantes polares, varias mantas.
El asesino se apropió también de los chalecos del Equipo Roca de la Guardia Civil (dedicado a la vigilancia en el medio rural) que robó a los agentes que mató y hasta un bolígrafo de la Asociación Unificada de Guardias Civiles que pudo haber encautado a alguno de los fallecido. En la mochila llevaba también una linterna, un farolillo, aguja e hilo, una veintena de pilas, botellas de refresco, cervezas de la marca Dia, comida y hasta una estación meteorológica portátil. Algunos de los artículos coinciden con los hurtos que vecinos de la zona pusieron desde principios de mes, como botellas de bebida y latas de comida. Feher también llevaba un pequeño joyero de plástico con pendientes a los que le falta la pareja y esferas de reloj sin correa, un juego de cartas de 'Dragon Ball', dos máquinas de videojuegos para entretenerse, un podómetro y varias placas solares portátiles, además de cinco hojas manuscritas por las dos caras.
La declaración que uno de los supervivientes de Teruel hizo sobre su atacante no dejó lugar a dudas. Manuel Marcuello describió a Igor el Ruso como un militar equipado para matar, que iba "afeitado", "impecable" y con las botas "brillantes". No describió el perfil de ningún indigente. Sus cosas personales también delatan que, a pesar de vivir en la calle, el serbio se preocupaba bastante por su imagen personal. De hecho, en su mochila llevaba tres vaqueros, dos cinturones de piel, un par de gafas de sol y otra graduadas, una corbata, una camisa de manga larga a rayas, máquina de afeitar, desodorante, líquido para limpiar las gafas y hasta un perfume de la marca Tesori d´oriente.
La detención
El asesino confeso huyó del lugar del crimen y, sobre las 2.25 de la madrugada del 15 de diciembre, entre las poblaciones turolenses de Cantavieja y Mirambel, el vehículo que conducía volcó y quedó en una cuneta de la carretera A-226, que une las poblaciones de Teruel y Calanda.
Dada la proximidad con la zona de Forcall (Castellón) fueron efectivos de la Guardia Civil de dicha provincia los que se trasladaron al lugar del accidente. Enfocaron con la linterna el cuerpo tumbado. Levantó la cabeza y dejó a la vista "entre el suelo y su cuello una pistola cromada marca Smith & Wesson. Los agentes le redujeron y detuvieron en el acto. En un primer cacheo observaron que además de la pistola cromada también llevaba colgada a la cintura una de las pistolas reglamentarias robadas a los guardias civiles, una Beretta con la inscripción 'GC'. En el pecho, también portaba un cuchillo de grandes dimensiones.