Los informes médico y de balística recogidos por los investigadores tras la detención de Norbert Feher, conocido como Igor 'el Ruso' desmienten varios extremos que él mismo sostuvo durante su declaración ante la jueza de Alcañiz (Teruel) tras ser detenido. El asesino confeso de las tres víctimas aseguró ante la magistrada que había bebido y que por eso tuvo que tumbarse junto a una encina a medio camino en su huida hacia Levante. Además, mantuvo que disparó 17 veces a los guardias civiles porque ellos también desenfundaron el arma y detalló que una bala llegó a rozarle en la frente, y que por eso disparó muchas veces más en defensa propia. Sin embargo, los informes oficiales archivados en el sumario invalidan estas revelaciones del detenido.
El asesino confeso de los dos guardias civiles Víctor Romero y Victor Jesús Caballero y el ganadero José Luis Iranzo fue visto por un médico del Servicio Aragonés de Salud tres horas después de ser detenido, durante la madrugada del 15 de diciembre. En el informe redactado por este facultativo al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, se puede leer con claridad que no se encuentra ni una gota de alcohol en sangre en su organismo y que tiene "buena hidratación". Conviene no dejar pasar que el alcohol, igual que las drogas, son uno de los atenuante que en ciertos procesos judiciales pueden llevar al Tribunal a juzgar a alguien por homicidio en lugar de por asesinato. Extremos que debe conocer un hombre fugado de la justicia serbia e italiana, donde era buscado con una orden de INTERPOL por delito de asesinato y violación.
Si Igor 'el Ruso' hubiera bebido, como dijo, hasta tal punto que su vehículo se salió de la carretera entre las localidades turolenses de Cantavieja y Mirambel y necesitó tumbarse en el suelo para despejarse, todavía quedaría algo de alcohol en su organismo. Cuando los agentes de la Guardia Civil de Castellón le encontraron tumbado en el suelo, habían pasado más de cinco horas desde cometió el triple crimen y, sin embargo, solo había avanzado 70 kilómetros desde El Saso, protagonista del trágico suceso.
Antes de su huida, al serbio le dio tiempo a cargar en el coche que robó a Iranzo un arsenal de artículos de supervivencia que le habrían permitido vivir refugiado en el campo del bajo Aragón días antes del triple crimen. De hecho, la Policía Judicial de Teruel denominó a la operación KAMUFLA.
No tenía heridas de bala
En el informe médico realizado al detenido, también se observa claramente que no sufría ningún tipo de shock. Su respiración y pulso cardíaco eran totalmente normales. "Avisan para guardia civil para valorar el estado de salud del paciente detenido. Al momento no refiere ninguna sintomatología...Consciente, orientado, normo coloreada, buena hidratación, pupilas reactivas...", recoge literalmente el parte.
El facultativo que lo chequea tampoco observa ninguna herida de bala en su cuerpo. Él declaró ante la jueza que una bala de las pistolas de los guardias civiles le había rozado la frente. Sin embargo, en el informe se puede leer que tan solo presentaba una "muy pequeña laceración" en la región frontal izquierda de la cabeza y una "laceración de unos 0,5 cm al nivel de la rodilla izquierda". Heridas poco coincidentes con la que produce el proyectil de una pistola en contacto con el cuerpo, según fuentes forenses consultadas.
No disparó 17 veces a los agentes
El informe de balística realizado por los expertos también deja claro el número de disparos que Norbert Feher hizo en cada uno de los escenarios del crimen. En el primer lugar de los hechos, es decir, en la finca familiar de Iranzo donde éste fue asesinado, se encontraron dos caquillos del calibre 9 por 21 milímetros y un proyectil extraído de su cuerpo durante la autopsia. Los tres fueron disparados por la pistora Beretta 9 FS que Feher ya utilizó en Italia.
En el segundo lugar de los hechos, donde mató a los guardias civiles y donde surgen las contradicciones, se encontraron 31 casquillos, trece proyectiles, una esquirla de proyectil y dos cartuchos sin disparar.
Siete de esos casquillos y seis proyectiles fueron disparados por la pistola Beretta 98 FS de Feher. De los seis proyectiles, uno se extrajo del cuerpo del Guardia Civil Víctor Romero y otro del cuerpo del Guardia Civil Víctor Caballero durante las autopsias. Dos proyectiles se recogieron en el suelo y los dos restantes dentro de los chalecos antibalas de cada uno de los agentes.
Seis casquillos del calibre 9 por 21 milímetros y cuatro proyectiles fueron disparados por la pistola Smith & Weson de Feher. De los cuatro proyectiles, uno se extrajo del cuerpo del Guardia Civil Víctor Romero y dos del cuerpo del Guardia Civil Víctor Jesús Caballero durante las autopsias y el proyectil restante se recogió del suelo.
Los guardia civiles dispararon 18 casquillos, cuatro de la pistola de Víctor Romero y 14 de la de Víctor Jesús Caballero. Pero ninguno de esos casquillos alcanzó el cuerpo de Igor el Ruso.