No bastaría la eventual investidura de Jordi Turull, en el caso de que el Parlament llegara a acordarla esta tarde. Tampoco sería suficiente que Felipe VI, tal como prevé el ordenamiento jurídico, nombrase presidente del Gobierno catalán a un encausado por rebelión, a lo que el rey no podría negarse mientras Turull siga reuniendo los requisitos legales. Para que el exconsejero de Puigdemont sucediera a éste como president sería preciso que tomase posesión de manera efectiva, y la situación procesal en la que Jordi Turull puede encontrarse dentro de sólo 24 horas le impediría, con alta probabilidad, que llegue a prometer el cargo.
La Ley catalana de la Presidencia de la Generalitat y del Gobierno contiene dos requisitos para que el diputado investido presidente llegue a ejercer el cargo. El primero es que "tras ser investido por el Parlamento, [sea] nombrado por el rey o reina a propuesta del presidente o presidenta del Parlamento". La segunda previsión es que "el nombramiento del presidente o presidenta de la Generalidad se publica en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya y tiene efectos a partir de la toma de posesión, que debe celebrarse en el plazo de cinco días a partir del nombramiento".
De esta forma, incluso si la CUP cambiase su anunciada abstención y decidiera apoyar la investidura de Turull, sería necesario que el rey firmara su nombramiento, que éste fuera objeto de publicación oficial y que el presidente electo tomase posesión.
Todo ello difícilmene se producirá antes de las 10,30 horas del viernes, cuando Turull conocerá su procesamiento por rebelión y se exponga a la petición de prisión incondicional por parte del fiscal y del partido Vox.