La Audiencia Nacional podría resolver este lunes la muerte, desaparición y posterior hallazgo de los restos mortales del vecino de Gijón Fernando Bernardo en un paraje de Francia. Un caso plagado de incógnitas que ha tenido en vilo a sus familiares desde el año 2014 y que, según la investigación, estuvo relacionada con una red de tráfico de cocaína a nivel internacional.
En septiembre de 2014, la madre del hombre de 39 años natural del barrio de El Llano (Gijón) denunció ante la Policía que llevaba un mes sin verle. Meses más tarde, un deportista que corría por una zona boscosa de la localidad de Tarnes (Francia) encontró lo que parecían los restos de un cadáver que, después de distintas comprobaciones, resultaron ser los del gijonés. F ue decapitado y descuartizado. Sus restos fueron introducidos en bolsas de plástico y a la vez en una maleta y tirados al campo.
A partir del hallazgo comenzó una investigación que acabó con la detención de cuatro personas de origen dominicano, Heriberto Reyes Rodríguez, Benjamín Guzmán Guzmán, Alba Leidy Cabrera Larancuent y Alexander Méndez Salazar. Los cuatro presuntamente habrían integrado una estructura criminal para introducir cocaína en España. Este lunes se sientan en el banquillo acusados de los delitos de homicidio y contra la salud pública. La Fiscalía pide para ellos penas que van de los 24 a los 30 años de prisión. Considera que ellos se encargaron de descuartizar al español y arrojarlo al campo.
Trabajó como 'mulero'
Según relata el fiscal antidroga Ignacio de Lucas en su escrito de calificación, uno de los acusados, Heriberto Reyes alias Yoni, dirigía una estructura criminal para introducir cocaína en España procedente de la República Dominicana.
Con este propósito, contactaba con distintos individuos para que actuaran como "muleros", es decir, para que ingirieran cocaína en cápsulas en la República Dominicana y la trajeran a España en el interior de su cuerpo para expulsarlas y entregárselas a él y a los miembros de su organización (el resto de sus acusados) en una vivienda situada en Villadiego (Burgos), donde se habían asentado.
Como en muchas ocasiones se trataba de consumidores adictos a esta sustancia (era el caso de Fernando Bernardo) que acababan contrayendo una deuda con el narco, que les obligaba a repetir una y otra vez los viajes para pagarla, con el correspondiente riesgo para su salud. El gijonés, según relata el Ministerio Público, habría empezado a viajar como mulero entre República Dominicana y España en 2011 y acabó adeudando 14.000 euros por el consumo propio y las pequeñas ventas que hacía de la droga.
Su contratista, Reyes, fue a vivir a Berna (Suiza) y se dio cuenta de que era más rentable mover la droga entre España y el país helvético que en la anterior ruta. Así, desde 2013 y con una periodicidad de dos veces al mes, el narco adquiría alrededor de un kilo de cocaína en Madrid y llamaba a Bernardo para que la ingiriera en Burgos y la transportara.
Reventó en su interior
La última vez que Bernardo fue al piso de los dominicanos en Villadiego fue el 7 de julio de 2014. Allí se encontraban los miembros de la organización Benjamín Guzmán, Alba Cabrera y Alexander Mendez. Cuando Bernardo había comido ya 67 cápsulas, comenzó a sentirse mal y solicitó ayuda.
No era la primera vez que se encontraba mal, de hecho, en una de las anteriores ocasiones así se lo contó a su novia a través de Whastapp. Aquella mañana el hombre tuvo vómitos y contusiones, pero nadie llamó a una ambulancia. Pidieron a Heriberto Reyes, el jefe, que acudiera al domicilio, porque se había ausentado para preparar el viaje a Suiza.
Bernardo falleció en el domicilio por una sobredosis de cocaína de extremada pureza por la rotura de una de las cápsulas. Los acusados, siempre según el relato de la Fiscalía, rajaron el vientre del fallecido para extraer las cápsulas ingeridas. Reyes, con la ayuda de Guzmán, Cabrera y Méndez decapitaron y desmembraron el cadávez repartiendo sus miembros en distintas bolsas de plástico que metieron en una maleta.
Al día siguiente Heriberto Reyes se dirigió a Suiza transportando la droga y el cadáver. Tras cruzar la frontera de Francia por Irún, se deshizo de la maleta y de las bolsas con el cuerpo de Fernando. Un día más tarde, fue detenido cuando intentaba cruzar la frontera de Suiza interviniéndole la cocaína.
Su detención desencadenó el registro de la vivienda que compartía con los otros miembros de la banda, donde se encontró material inculpatorio. Una vez se practicó la autopsia a los restos de Fernando Bernardo, se encontraron en su interior concentraciones extremadamente importantes de cocaína, así como cilindros para transportar la droga de las mismas características que los interceptados a Heriberto Reyes. De ahí que la Fiscalía considere que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio en comisión por omisión y un delito contra la salud pública, de los que considera responsables a todos los acusados. Para Heriberto Reyes solicitan 30 años de prisión y para el resto, 24.