Diego García Arias, el empresario del que ya se habla como "el confesor de Barranquilla" en el caso Lezo, está en España y ha declarado este miércoles como investigado ante el juez Manuel García-Castellón.
En dicha declaración, el exgerente de Inassa, la filial del Canal de Isabel II en Latinoamérica, ha confirmado que Edmundo Rodríguez Sobrino actuó como un testaferro de Ignacio González en el reparto de las comisiones de más de 5 millones de euros que el expresidente de la Comunidad de Madrid y sus colaboradores se habrían llevado por la operación de la compra de Emissao.
García Arias ya declaró ante el juez y el fiscal en Colombia tras ser detenido. Su colaboración con la Fiscalía, de hecho, ha ayudado a conocer más detalles de la operación ilegal. El propio Rodríguez Sobrino confesó en prisión cómo se habrían repartido dichas comisiones, pero ahora el colombiano confirma que fue el exgerente del Canal de Isabel II, Sobrino, quien cobró la mordida de 1,8 millones de euros y lo dividió en dos partes, 900.000 euros para Ignacio González y otros 900.000 para él que guardó en sus cuentas "porque González estaba siendo investigado por la Justicia por el caso del ático de Estepona", según ha contado este miércoles Diego García, trasladan fuentes jurídicas.
Su declaración confirma también que él mismo se habría llevado otra parte de la comisión que ya ha solicitado entregar a la Justicia española y que Luis Vicente Moro, el estrecho colaborador de Ignacio González y exdelegado de Ceuta, habría cobrado 900.000 euros que tanto Diego Arias como otro directivo de la Triple A Colombiana, Ramón Navarro, le habrían hecho llegar a través de cuentas en República Dominicana e inversiones inmobiliarias en dicho país.