Asier Petrirena, Rubén Iglesias, Endika Etura y Julen Prado, los cuatro jóvenes acusados de desórdenes públicos terroristas por su participación en el que se considera el último acto de la 'Kale Borroka' navarra, han negado que hicieran uso de la violencia durante la manifestación ilegal celebrada en marzo de 2017 en Pamplona.
Durante ésta, a la que asistieron unas 400 personas, hubo "violentos incidentes de orden público y ataques perfectamente organizados y planificados contra las Fuerzas de Seguridad" según la Fiscalía. El mobiliario urbano y distintos locales y viviendas sufieron daños porque se lanzaron piedras, botellas de cristal, artificios explosivos e incluso contenedores, muebles y mesas volaron, según ha declarado uno de los policías que realizaron el atestado.
"Llovieron piedras durante más de dos horas contra dotaciones uniformadas en la plaza del Castillo", ha declarado el policía, quien ha asegurado que "los incidentes se desarrollaron con muchísima violencia. Llovieron sillas, mesas, contenedores ardiendo. Hubo mucha, mucha violencia", ha dicho.
Uno de los policías que detuvieron a los jóvenes, que este lunes ha declarado como testigo, ha dicho que "estabamos seguros prácticamente al cien por cien" de que los jóvenes habían participado en los sucesos violentos. "Otros también participaron y se nos escaparon". Un tercer policía ha declarado que sí identificó a Asier Petrirena lanzar vidrios durante los altercados y empujar un contenedor.
Otro de los agentes que fue testigo de los altercados y participó en la detención de los jóvenes, ha dicho que "todo acabó destrozado a su paso", en referencia a los manifestantes.
Los cuatro procesados han reconocido que acudieron a la manifestación convocada por la izquierda abertzale bajo el lema "Errepresioari Autodefentsa" (Autodefensa contra la represión) aunque han negado que formaran parte de ningún acto violento ni destrozos en el mobiliario urbano de la ciudad. También han negado que cantaran los lemas 'Gora Eta' ni 'Euskal Presoak' por el acercamiento de presos de ETA.
Tenía una cita con "una amiga"
Julen Prado Gutiérrez, el único de los acusados de desórdenes públicos terroristas que no viajó en el autobús fletado presuntamente por las organizaciones abertzales desde Rentería a Pamplona para participar en la manifestación, ha declarado que acudió a la capital navarra porque tenía una cita con "una amiga, Estefi". Una cita que ha confirmado la propia joven, que también ha declarado como testigo.
Sin embargo, durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional ante la Sección segunda de lo Penal, se han expuesto tanto una fotografía como un vídeo en los que se veía al acusado Prado Gutiérrez con una piedra en la mano, haciendo el gesto de lanzarla. El joven, que llevaba parte de la barbilla cubierta con un pañuelo, se ha reconocido en la imagen y también ha admitido que llevaba una piedra en la mano. Sin embargo, ha negado que la lanzara: "Por inercia, caminé hacia adelante y no se muy bien por qué cogí una piedra e hice el gesto de lanzarla", ha declarado.
Prado Gutiérrez ha contado que viajó desde su localidad, Beasain (Guipúzcoa), hasta Pamplona en el coche de su padre y aparcó su coche a las 18.30 horas, cuando estaba convocada la manifestación, en un parking cercano al lugar donde ésta se iba a desarrollar, aunque ha dicho que fue hasta allí por la cita que tenía con una joven a las 19 horas.
Según su versión, no tenía conocimiento previo de la manifestación ni hizo propaganda de ésta. Llegó a la calle Navarrería, donde avanzaba la manifestación, y pensó que era legal porque era un "ambiente totalmente normal". Ha negado haberse enfrentado a la Policía cuando se acercó a la primera línea de la manifestación. También ha negado querer alterar la paz pública. Según Prado Gutiérrez, tras participar en la manifestación, "fui con Estefi, entramos a una tienda y desde allí cogí mi coche para volver a Beasain".