El exministro de Trabajo y expresidente de la Generalitat valenciana Eduardo Zaplana continuará en prisión, según la decidido este martes la Audiencia Provincial de Valencia. El tribunal ha desestimado el recurso que la defensa de Zaplana interpuso contra la prisión incondicional del expolítico, detenido el pasado 22 de mayo por presuntos delitos de cohecho, blanqueo de capitales y fraude fiscal.
La Audiencia aprecia que existen motivos para no poner en libertad a Zaplana. El primero que cita es el riesgo de destrucción de pruebas. "Si se le concediera la posibilidad de permanecer en su domicilio en lugar de en centro penitenciario", señala, "podría tener acceso al teléfono y a Internet, aun cuando se le impusieran restricciones en su uso, lo que podría perjudicar claramente la investigación al poder contactar con personas relacionadas con las empresas domiciliadas en el extranjero que son objeto de investigación".
La Sala califica, además, de "real y palpable" el riesgo de fuga. Alude, en este sentido, al "alto nivel económico de los investigados y en concreto del apelante y su familia, así como la cantidad y calidad de contactos en el extranjero, factores éstos que harían tremendamente fácil y factible que Zaplana tratara de eludir la acción de la justicia, incluso tratándose de una persona que sufre ciertas patologías, pudiendo desplazarse a lugares donde no existen tratados de reciprocidad con España".
Los magistrados también sostienen que "podríamos aludir al riesgo de reiteración delictiva, puesto que podría continuarse con la actividad de desplazamiento de capitales para proceder a su blanqueo", aunque no explican el fundamento de esta afirmación.
Los argumentos del defensor de Zaplana, Santiago Milans, sobre el empeoramiento del delicado estado de salud de Zaplana si continúa en prisión son desechados por la Audiencia, que comparte el criterio de la jueza instructora y del fiscal.
Reitera que "no podemos concluir que su estado no sea compatible con la estancia en el centro penitenciario. Consta en las actuaciones cómo, durante los años en los que se ha desarrollado la investigación, ha llevado una vida más activa que muchos ciudadanos sanos, desarrollando una actividad profesional variada, que le hacía viajar varias veces por semana, y acudía a actos diversos donde se juntaba con multitud de personas. Es decir, llevaba una vida normal, con todo lo que ello implica en cuanto a la cercanía de gérmenes patógenos".
El gimnasio
Respecto al hecho de que ha solicitado ir la gimnasio de la cárcel, lo que ha sido interpretado por la instructora como un indicio de que no es necesario excarcelarle por motivos de salud, la Sala indica que, aun admitiendo que el ejercicio físico es beneficioso, "no cabe duda de que si hay en el centro penitenciario un lugar donde puede haber mayor concentración de gérmenes es el gimnasio, donde se comparte el uso de aparatos entre los internos, normalmente la temperatura es más cálida y hay un grupo de personas sudando, lo que, sin duda, es un caldo de cultivo para cualquier infección, sin que haga falta tener conocimientos especializados de medicina para poder realizar tal afirmación".
No obstante, la resolución matiza que, en el caso de que la salud de Zaplana empeorara, "su situación personal se irá adaptando a las circunstancias existentes en cada momento". Recuerda que el hospital donde Zaplana venía recibiendo tratamiento médico está próximo al centro penitenciario y que en el Hospital General de Valencia existe un módulo penitenciario para los internos que precisaran de asistencia hospitalaria.