La clasificación penitenciaria de Iñaki Urdangarin, de la que dependerá su régimen de vida en prisión y el momento en que accederá a permisos de salida, estará en manos del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a través de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, integrada en su departamento.
El cuñado del rey Felipe VI y marido de la infanta Cristina ha sido condenado este martes por el Tribunal Supremo a cinco años y 10 meses de prisión por delitos fiscales, de malversación, prevaricación, fraude y tráfico de influencias relacionados con la actividad de las empresas del grupo Nòos.
El marido de Cristina de Borbón aún puede pedir el indulto -lo que permitiría solicitar la suspensión de la ejecución de la pena- y también recurrir en amparo al Tribunal Constitucional. Pero es improbable que cualquiera de estas vías impida en este momento su ingreso en la cárcel dado que se trata de una condena firme, de una pena de privación de libertad de cierta envergadura e impuesta a una persona que reside en el extranjero.
Si la entrada en la cárcel se confirma, Urdangarin deberá ser clasificado como interno a propuesta de la Junta de Tratamiento, que tiene un plazo máximo de dos meses para hacerlo. La clasificación será decidida por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que sigue ocupando Ángel Yuste. Marlaska aún no se ha pronunciado sobre uno de los cargos más delicados que existen en el organigrama de la Administración del Estado, del que en estos momentos dependen, por ejemplo, los exconsejeros catalanes encarcelados por el Tribunal Supremo.
En todo caso, es seguro que la decisión sobre la clasificación penitenciaria del cuñado del jefe del Estado sea consultada con el titular de Interior. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias dispone de otros dos meses como máximo para analizar la propuesta de la Junta, que además de la clasificación del interno debe establecer un programa individualizado de tratamiento, con los destinos, actividades, programas educativos, trabajo y actividades ocupacionales o de otro tipo que deba seguir Urdangarin.
Segundo grado
La Secretaría General puede ampliar el plazo para dictar la resolución de clasificación inicial hasta un máximo de dos meses más si lo considera necesario para observar la conducta del interno. El comportamiento de Urdangarin dentro de la prisión sería clave para su clasificación. Expertos penitenciarios consideran que lo normal es que fuera clasificado en segundo grado, lo que le permitiría acceder a permisos ordinarios de salida de la cárcel una vez cumplida la cuarta parte de la pena, es decir, al año y medio de haber ingresado en prisión.
El segundo grado permite disfrutar de 36 días de permisos ordinarios al año. Las salidas pueden ser de siete días seguidos como máximo. En circunstancias excepcionales (el fallecimiento de familiares, por ejemplo) también se pueden obtener permisos extraordinarios.
Las fuentes consultadas explican que en el caso de Urdangarin no habría ningún obstáculo legal para que sea clasificado desde el inicio en tercer grado o régimen abierto, aunque lo consideran improbable.
Régimen abierto
Los tribunales no han impuesto al marido de la infanta Cristina ningún período de seguridad o tiempo mínimo de estancia efectiva en prisión antes de poder ser clasificado en tercer grado, lo que quiere decir que, en teoría, podría acceder al régimen abierto a los dos meses de haber ido a la cárcel. El tercer grado permite al interno salir del centro penitenciario a trabajar todos los días y los fines de semana, además de disfrutar de 48 días de permisos al año.
La ley penitenciaria establece que "siempre que de la observación y clasificación correspondiente de un interno resulte estar en condiciones para ello, podrá ser situado inicialmente en grado superior, salvo el de libertad condicional, sin tener que pasar necesariamente por los que le preceden".
Para que un preso que no haya cumplido la cuarta parte de su condena pueda ser propuesto para el tercer grado, debe transcurrir "el tiempo de estudio suficiente", dice el Reglamento Penitenciario, y analizarse variables como su personalidad e historial individual, familiar, social y delictivo, la duración de las penas y su integración social.
La normativa penitenciaria exige de forma ineludible que el condenado haya satisfecho la responsabilidad civil, lo que tampoco sería obstáculo en el caso de Urdangarin, que las ha pagado con creces. El cuñado del rey y la infanta depositaron en 2015 en el Juzgado un total de 2,3 millones de euros tras vender la vivienda familiar de Pedralbes (Barcelona).
No obstante, la ley también ordena que, en el caso de que la condena se deba a delitos contra la Administración o contra la Hacienda Pública, como es el caso de Urdangarin, se debe valorar por el centro penitenciario el enriquecimiento que el interno haya obtenido por la comisión del delito y el daño o entorpecimiento producido al servicio público. La valoración de estos factores se ha endurecido debido al incremento de casos de corrupción y al escándalo social que generan.
La clasificación penitenciaria se revisa cada seis meses, por lo que la posibilidad de lograr en un corto plazo el tercer grado permanece abierta aun cuando la clasificación inicial haya sido el segundo grado.