Él vivía como Leonardo di Caprio en Atrápame si puedes y ellas se vieron, por un momento, como Julia Roberts en Pretty Woman. José Antonio Sanz de Arcos estaba llamado a sentarse este martes en un banquillo de la Audiencia de Madrid acusado de estafar 31.300 euros a dos prostitutas en el año 2013, además de quedarse con miles de euros de otras personas a las que también engañó. El hombre ha reconocido los hechos y ha llegado a un acuerdo con la Fiscalía, aceptando dos años de prisión..
Sanz de Arcos se inventó una identidad ficticia para conquistar a las mujeres y engañarlas. Se presentó bajo el nombre de Enzo Martorell y como un empresario italiano del sector automovilístico que representaba a tenistas profesionales y jugadores de golf a Damaris, una mujer a la que contrató "para que le prestara sus servicios de acompañamiento durante una semana", según se recoge en el escrito de acusación de la Fiscalía.
Acordaron que le pagaría 6.000 euros y él le mostró una transferencia ficticia que dijo haber hecho desde su ordenador. También simuló pagarle el alquiler de su piso para ganarse su confianza, pero ninguna de las transferencias llegó nunca a su destinataria.
La historia no quedó ahí, porque el acusado dijo a la mujer que le compraría un coche, concretamente un Mini Cooper de segunda mano. La llevó hasta un concesionario y salieron de allí con el coche porque mostró al vendedor el justificante de una transferencia de 7.500 euros falsificada, según el Ministerio Público.
Dos ingresos de más de 7.000 euros
Una vez había engatusado a la mujer, la convenció para que entrara a formar parte de su negocio de compraventa de vehículos de lujo y dejara "la vida que llevaba". Así, consiguió que sacara del cajero 7.000 euros y se los entregara.
Los días posteriores, presumió de lo bien que le iba económicamente y la invitó "a numerosas cenas en marisquerías y le compró ropa y joyas". Le pidió que le entregara otros 7.500 euros para formar parte del negocio y ésta lo hizo. Un día después, se largó con todo el dinero y con el coche.
Por eso, la afectada, como acusación particular, no se ha quedado conforme con el acuerdo al que el acusado ha llegado con la Fiscalía y ha elevado su petición de prisión a seis años de prisión. El Tribunal que se encarga del caso tendrá que decidir en la sentencia.
Juergas en Ibiza
A la segunda mujer que contrató como acompañante, en este caso en Ibiza, acordó pagarle 9.000 euros por sus servicios. Exhibiendo un vehículo Hummer para recogerla y trasladándola a un barco donde pasarían esos días, le mostró un correo electrónico en el que aparecían los datos de la transferencia bancaria. Como ella comenzó a desconfiar al no recibirla, volvió a llevarla a una sucursal y le mostró su cartilla, donde aparecían dos transferencias de 3.000 y 1.000 euros. Pero finalmente el ingreso fue anulado porque la entidad comprobó que el sobre en el que había hecho los ingresos, estaba vacío, según la Fiscalía.
Según la acusación, la fórmula que José Antonio Sanz Marcos utilizó para engañar a sus víctimas fue aparentemente sencilla: simulaba hacer ingresos en efectivo en cajeros, metiendo el número de cuenta del supuesto destinatario y el importe de la supuesta transferencia e introducía un sobre vacío en lugar de un sobre con billetes. Así, inicialmente aparecía como realizado, pero una vez que la entidad comprobaba que el sobre estaba vacío, se anulaba automáticamente el ingreso.
Las mujeres de compañía no fueron sus únicos blancos. También estafó a una empresa de alquiler de barcos en Ibiza a la que mostró un justificante de una transferencia falsa de más de 14.000 euros. Una vez alquilado el barco, también sacó 800 euros a uno de los tripulantes de la embarcación pidiéndole que adelantara el dinero del alquiler de un coche porque él sería el chófer. También consiguió que le sirvieran un catering en el propio barco sin pagar ni un euro a la empresa encargada de hacerlo. En estos casos, se hizo pasar por un italiano, Stefano Meli, que facturaba todo a nombre de su empresa Comitato Porvinciale F.I.T. Bologna aportando justificantes falsos de pago del Banco Populare di Milano.
La Fiscalía considera que los hechos son constituvtivos de un delito continuado de estafa, por lo que, en principio solicitaba que se le impusiera una pena de tres años de prisión que se ha rebajado a dos años al reconocer el acusado los hechos. Además, se ha mostrado dispuesto a devolver los 75.700 euros que estafó a los afectados, según solicitaba el Ministerio Fiscal.