Enrique García Castaño, el histórico comisario de policía y exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) conocido en este ámbito como 'El Gordo', dejó caer en su declaración ante el juez Diego de Egea tras ser detenido en el marco del caso Tándem que subdirectores generales de la Policía pudieron participar en el entramado empresarial del comisario retirado José Manuel Villarejo con el que presuntamente se enriqueció utilizando medios del Estado, concretamente de la Policía.
"Esa, señoría, es la comidilla que teníamos todos los compañeros. Cómo tenía lo que tenía y nadie le decía nada. Entonces, todo el mundo suponía que esas empresas eran un entramado que estaba permitido por la cúpula policial y que se utilizaban para trabajos policiales, eso es lo que pensaba todo el mundo. Y si no, aquí quedan vivos cuatro subdirectores generales que pueden venir aquí y les puede preguntar lo mismo que me ha preguntado a mí. A ver si sabían que este señor tenía empresas o si han estado incluso en alguna de sus empresas", deslizó durante su declaración en sede judicial.
"La comidilla entre los compañeros"
García Castaño fue detenido el pasado 11 de julio por la Unidad de Asuntos Internos de la Policía a petición de la Fiscalía Anticorrupción. El juez Diego de Egea que instruye el caso Tándem intenta averiguar si Castaño facilitó información policial como tráfico de llamadas o movimientos bancarios de ciertas personas a Villarejo sin autorización de sus superiores y a cambio de dinero. Hechos que, de ser ciertos, constituirían los delitos de cohecho, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y revelación de secretos.
Durante su declaración ante De Egea, García Castaño defendió que siempre facilitó información a Villarejo porque consideraba que tenía autorización del Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía ya que trabajaba "directamente" para la cúpula policial. Afirmó también que muchos sabían que Villarejo realizó investigaciones particulares a través de sus propias empresas con medios del Estado (de la Policía) y que de hecho era "la comidilla entre los compañeros". Éstos pensaban, según sostiene García Castaño, que tenía el beneplácito de los responsables policiales y, no solo eso, también dejó caer que éstos incluso pudieron "estar" en esas empresas. Así de claro fue con el instructor:
-Juez Diego de Egea: "Yo no sé si usted conoce ciertas cosas que no sé si sabe usted. El señor Villarejo, utilizando medios del Estado, realizaba algunas investigaciones propias respecto de ciertas personas que le encargaban ciertos encargos. ¿Usted tiene conocimiento de esto?"
Enrique García-Castaño: "Era muy conocido a nivel del Cuerpo que este señor hacía trabajos particulares".
Juez Diego de Egea: "Y respecto de esos trabajos particulares, ¿nadie (que usted conozca) le dijo nada?".
Enrique García-Castaño: "Esa, señoría, esa es la comidilla que teníamos todos los compañeros. Cómo tenía lo que tenía y nadie le decía nada. Entonces, todo el mundo suponía que esas empresas eran un entramado que estaba permitido por la cúpula policial y que se utilizaban para trabajos policiales, eso es lo que pensaba todo el mundo. Y si no aquí quedan vivos cuatro subdirectores generales que pueden venir aquí y les puede preguntar lo mismo que me ha preguntado a mí. A ver si sabían que este señor tenía empresas o si han estado incluso en alguna de sus empresas".
Juez Diego de Egea: "Ya, eh...La pregunta es si ha estado usted a sueldo de Villarejo alguna vez".
Enrique García-Castaño: "En la vida", contestó tajante.
"¿Quién no tiene dinero en B"?
Sin embargo, en la instrucción se investiga si Villarejo y García Castaño se utilizaron para blanquear dinero y si el segundo realizó trabajos particulares para el primero con la información privilegiada que tenía por su posición en la Policía.
El juez preguntó a García Castaño por qué su exmujer y su hija tenían sendos coches BMW registrados en las sociedades de Villarejo. Según éste, los matriculó en las sociedades del excomisario por dos razones: en el caso del de su hija, para ahorrarse el IVA y en el caso del de su exmujer, para que pasara desapercibido puesto que ésta trabajó en la Brigada de Información de San Sebastián y era muy conocida por ETA, según explicó en sede judicial. Compró los dos en el concesionario de un amigo en León y dio el dinero en efectivo a Villarejo para que éste hiciera la transferencia desde sus empresas, sostuvo.
Según una llamada telefónica que también obra en la causa, García Castaño pidió consejo a Villarejo para que éste le recomendara cómo pagar parte de una casa de su hija con dinero negro. Cuando el juez le pregunto por la operación, el alto cargo policial se excusó: "¿Quién no tiene dinero en B?". Siguiendo este proceder, García Castaño también explica al juez que, todos los años, reúne 16.000 euros para pagar la anualidad del alquiler a su casero con dinero en efectivo.