Los diez traductores de plantilla de la Audiencia Nacional han sido obligados a dejar de trabajar (aunque seguirán recibiendo su sueldo) porque la oficina donde desempeñan su labor no reúne las condiciones adecuadas, según ha reconocido la Gerencia de Órganos Centrales del Ministerio de Justicia, que ha decidido enviarles a su casa hasta que se arreglen todos los desperfectos o les asignen otro espacio.
Los traductores llevan desde diciembre de 2017 presentando quejas sobre su oficina en la calle Marqués de la Ensenada de Madrid muy próxima a la plaza de Colón y a la Audiencia Nacional. En ésta, descrita por los propios trabajadores como un "antro", los azulejos de los baños están despegados y caídos al suelo, un cristal sobre un lavabo rajado y otro lleno de papeles con mensajes como "No usar" o "Está roto", tubos de aire acondicionado descolgados del techo, manchas de humedad y persianas y ventanas rotas.
Los trabajadores reportaron todos estos desperfectos en dos informes: uno en diciembre de 2017 y otro en enero de 2018 a la Gerencia de Órganos Centrales de Justicia que gestiona los medios materiales de los trabajadores. Sin embargo, no fue hasta la pasada semana cuando decidieron tomar una decisión que ha sorprendido a los traductores. Este diario ha intentado recabar la solución que se plantea la gerente de Órganos Centrales para estos trabajadores, María José Garijo, pero no ha podido hablar con ella.
Textos urgentes
Todos, cinco traductores de francés, dos de inglés, dos de alemán y uno de árabe están en casa sin realizar ninguna traducción a pesar de que casi todos sus trabajos para la Audiencia Nacional son urgentes. Denuncian que, debido a esa urgencia, la empresa externa Ofilingua, que se ocupa de la mayoría de las traducciones de la Audiencia Nacional como subcontratada, se ocupará de su trabajo, gastando la Administración el doble de dinero, según explican a EL ESPAÑOL.
Los traductores de la Audiencia Nacional han cambiado de oficina cuatro veces desde el año 2008. Primero estuvieron en una oficina de la calle Génova, después en otra de la calle Miguel Ángel de la que fueron desalojados para que entraran miembros de la Fiscalía y más tarde en la calle Luis Cabrera donde compartían dependencias con los peritos judiciales. Por último, les fue asignada la oficina de la calle Marqués de la Ensenada que desde el principio Justicia presentó como provisional. Ahora, se encuentran a la espera de una solución.