La Policía hizo seguimientos ilegales a la familia Bárcenas para robarle documentación comprometedora en mitad de la investigación sobre la financiación ilegal del Partido Popular. Las huellas documentales de este operativo, publicadas por EL ESPAÑOL en 2015, hablaban por ejemplo de obras ilegales en casa del entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y pasaban, como demuestra la documentación aportada hoy, por la elaboración de partes anónimos, sin ello ni firma, en los que los agentes dejaban constancia de los movimientos realizados.
Así, el 15 de agosto de 2013, el dispositivo destinado a la operación Kitchen (que recibía su nombre por el apodo de "cocineros" con el que eran conocidos los confidentes), dejaba constancia del encuentro de uno de los miembros de la familia Bárcenas con un varón desconocido por los agentes. Un hombre que tras la visita, se guardaba un paquete misterioso en una bandolera.
En aquellas fechas y según fuentes que participaron en la operación, el objetivo prioritario era localizar las grabaciones que el tesorero escondía con distintos cargos de responsabilidad con Javier Arenas y el presidente Mariano Rajoy a la cabeza.
Durante meses, el equipo de Inteligencia adscrito a la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la policía tuvo información de Bárcenas en prisión gracias a uno de sus cocineros. Un preso que compartía módulo con el exsenador y que aportaba una información determinante: que el extesorero del PP habría entregado una serie de discos con documentos y las buscadas grabaciones a unos informáticos colombianos, colaboradores de otro preso del módulo.
Según esta versión, el objetivo era crear una red segura que custodiara los documentos y las grabaciones en la nube para dificultar su localización hasta que el extesorero fuera puesto en libertad a la espera de juicio.
Las cámaras de seguridad del Metro
Así, el 15 de agosto de 2013, los agentes siguieron a un hombre sin identificar desde un punto cercano al restaurante Arturo de Madrid hasta la parada de metro que la línea seis de metro tiene junto a la Plaza República Argentina de la capital.
El afán de los policías por identificarle fue tal que incluso obtuvieron las imágenes de las cámaras de seguridad de Metro y las incluyeron en su parte. Un documento sin sello ni firma. Sin número de expediente y sin la identificación del funcionario que las obtuvo. Nada.
"Introduce un paquete de color blanco en la cartera. Se baja al andén de la línea 6. Toma dirección Nuevos Ministerios. En el andén palpa varias veces la cartera donde llevaba el paquete". Sin embargo, el parte no contiene imágenes
Llamadas en el coche
Tal y como desveló EL ESPAÑOL, la Policía dispuso durante esos días de una ayuda discreta, la del conductor de Luis Bárcenas, que tras su acercamiento a los agentes se convirtió en el principal cocinero y suministrador de información.
Suya era, según las misma fuentes, la función de informar al operativo sobre las reuniones que mantenía Rosalía Iglesias, esposa de Luis Bárcenas, mientras el exsenador estaba en prisión preventiva y mantenía un pulso soterrado con el Gobierno de Rajoy. Preocupaban especialmente los encuentros de Rosalía Iglesias con periodistas y los que pudiera tener con personas vinculadas al partido pero en posiciones contrarias a Mariano Rajoy.
Al término de esas reuniones, era común que Iglesias fuera recogida por su chófer y que en el trayecto de vuelta a casa, hiciera una llamada a alguna persona de confianza, como por ejemplo su abogado, para contarle lo que había sucedido.
Era así como los agentes conocían casi en tiempo real las conversaciones mantenidas por la familia de Bárcenas fuera del domicilio familiar, sin necesidad de utilizar micrófonos, balizas de seguimiento u otra tecnología que pudiera dejar rastro.
No hay un solo documento en toda la investigación oficial sobre el extesorero, coordinada por la Audiencia Nacional y que tiene más de 200 tomos en varias causas, que haga mención a estos seguimientos, a la información obtenida de ellos o a los documentos desvelados ya en 2015 por este diario.