El ministerio del Interior recurrió al inspector Andrés Gómez Gordo, policía de confianza de María Dolores de Cospedal y que aupó su carrera en puestos de libre designación vinculados con el PP, para armar una operación secreta y captar como confidente al chófer de Luis Bárcenas, Sergio Javier Ríos Esgueva. El resultado de la llamada operación Kitchen, como adelantó este diario, fue que los agentes obtuvieron información importante sobre presuntas corruptelas que afectaban al PP, obtuvieron copia de documentos custodiados por la familia de Bárcenas, pero nunca las judicializaron.
Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, Gómez Gordo fue contactado por los miembros de la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional, controlada entonces por el comisario Eugenio Pino. La intención de los responsables de la Policía era que Gómez Gordo, que en 2013 realizaba labores de Seguridad para el Gobierno de María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha, sirviera de enlace con el conductor de Bárcenas, al que conocía de su época de trabajo en la Comunidad de Madrid.
Según han explicado a este diario fuentes conocedoras del dispositivo, Gómez Gordo fue una persona clave para que el chófer de Bárcenas aceptara colaborar con la Policía a cambio de dinero y de ser después admitido en el cuerpo. Sin embargo, el inspector niega los hechos. Reconoce que fue contactado por los mandos de la Policía para facilitar el contacto pero asegura que se negó.
Compañeros en Madrid
La vinculación entre Gómez Gordo y Sergio Ríos viene de la época en la que ambos trabajaron a las órdenes del exconsejero de la Comunidad de Madrid Francisco Granados. El policía fue contratado con anterioridad en la empresa mixta que se encargaba de la seguridad de la Ciudad de la Justicia. La sociedad quedó en manos de Granados cuando el responsable del PP ocupó la consejería de Justicia en junio de 2008. Y suyo fue el papel de desmontarla. Al cierre, la empresa pública despidió a Gómez Gordo con una indemnización que superaba los 100.000 euros y poco después, el agente fue contratado como asesor de seguridad en la propia consejería de Granados.
Fue allí donde Gómez Gordo y Sergio Ríos tuvieron más trato, ya que el segundo actuaba de chófer de Granados mientras el primero asesoraba en seguridad al consejero. En 2010, Gómez Gordo volvió a la Policía para ocupar el gabinete de prensa de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Un año después, María Dolores de Cospedal le fichó para su Gobierno en Castilla-La Mancha. Sobre el papel, ocupaba el puesto de director de Análisis y Documentación. En realidad cumplía de nuevo con su especialización y realizaba para ella labores de seguridad.
Rastro en los papeles de Rosalía
Fue en verano de 2013 cuando responsables de la DAO se pusieron en contacto con Gómez Gordo. Según la versión recabada por EL ESPAÑOL, no fue el primer mando policial que se acercó al chófer de Bárcenas. Ese papel lo jugó en primer momento el comisario Enrique García Castaño, responsable en aquellas fechas de la Unidad Central de Apoyo Operativo, que intentó que el conductor colaborara presionando con la posibilidad de que terminara imputado en la causa.
Esa presión, según esta versión, hizo que el conductor de Bárcenas se pusiera en contacto con alguien de su confianza, Gómez Gordo, quien habría facilitado que el chófer colaborara con la Policía con otro agente como enlace: el comisario José Villarejo, en prisión preventiva desde hace casi un año. Año y medio después (2015), fue el propio Gómez Gordo quien salió del Gobierno de Cospedal para terminar en la DAO, la dirección de la Policía que controlaba directamente la operación Kitchen.
Según las mismas fuentes, la información obtenida en el operativo, nunca judicializada, fue conocida, analizada, compartida y luego soterrada por varios de los mandos policiales que en aquellas fechas formaban parte de la cúpula policial, además de por miembros del Ministerio del Interior.
Por su parte, Gómez Gordo ha negado a este diario ese relato y cualquier vinculación directa con la operación secreta para robar papeles comprometedores de casa de Luis Bárcenas. El comisario ha reconocido que fue contactado por sus compañeros para realizar la gestión pero mantiene que se negó y que la aparición de su nombre responde únicamente a la voluntad de los implicados de diluir responsabilidades.
En cualquier caso, los papeles sustraídos de casa de Luis Bárcenas, publicados en 2015 por este diario, aparece una mención directa a la supuesta relación entre Sergio Ríos y un alto cargo del gobierno de Cospedal en Castilla-La Mancha. Alguien que le habría facilitado realizar un volcado del disco duro utilizado por el extesorero en el ordenador del partido y que había preocupado, y mucho, al Gobierno de Mariano Rajoy: "Sergio ha creado a través jefe presidencia Cospedal disco duro. Muertos de miedo".