Lunes histórico para las carreras judicial y fiscal. Las cuatro asociaciones de jueces (APM, AJFV, Juezas y Jueces para la Democracia y Foro Judicial Independiente) y las tres de fiscales (AF, UPF y APIF) han unido fuerzas y apartado diferencias para salir a la calle convocando la huelga. Cuelgan sus togas y se manifiestan masivamente contra el Gobierno por muchos motivos, pero todos se podrían englobar en tres: reforzar la independencia judicial, modernizar la Administración para evitar el caos tecnológico y la acumulación de trabajo, y mejorar sus condiciones laborales.
Las reivindicaciones no son nuevas. El mayo pasado, de hecho, convocaron la primera huelga que contó con el seguimiento del 42% de los jueces y el 51% de los fiscales. Pero no consiguieron que se convocara la mesa de retribuciones que debería reunirse cada cinco años para poner en la agenda del Gobierno sus reclamaciones laborales ni tampoco que se escucharan sus denuncias contra la precarización de la Justicia.
Con el cambio de Gobierno, y sobre todo con una exfiscal que participó en las movilizaciones ahora ministra de Justicia, se abrió un halo de luz. Pero el hachazo llegó más tarde, cuando tan sólo recibieron "largas" por parte de Dolores Delgado en las reuniones mantenidas con ella. "Estamos muy descontentos con la ministra que tantas huelgas hacía. Nos ha vuelto a enredar en comisiones y subcomisiones, pantomimas, a fin de cuentas, que no nos llevan a ningún sitio. Después de las reuniones mantenidas con ella, los Presupuestos presentados por el Gobierno de Sánchez no reflejan ninguna partida para mejorar la Justicia, por lo que no hemos conseguido nada. Tenemos la sensación de que, una vez más, el único objetivo es calentar el sillón del poder", lamenta Raimundo Prado, portavoz de la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria.
Dispuestos a ir a Europa
Para colmo, Partido Popular y Partido Socialista han vuelto a repartirse el control del órgano de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial, sin atender a las continuas reivindicaciones por parte de las asociaciones de la magistratura para que sean los propios jueces quienes elijan a sus representantes. "En este momento no tenemos un Poder Judicial efectivo, sino un poder al servicio del Estado, y eso no puede ser", se queja Miguel Pallarés, portavoz de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales, que también pone el énfasis en que la Justicia "es el patito feo de la Administración" al que no se dota de medios igual que, por ejemplo, a Hacienda. "Sin medios suficientes, investigaciones importantes como las que se siguen en la Fiscalía Anticorrupción, se alargan durante años", indica Pallarés.
Precisamente a esos retrasos se refiere también Raimundo Prado (AJFV), que pone el énfasis en los casos de juzgados sociales relativos a los divorcios, por ejemplo, que a la larga pueden acabar en casos de violencia machista. "La falta de seguridad jurídica aboca a la inseguridad en general y a que nuestra sociedad sea menos democrática". "Si nuestras reclamaciones no son escuchadas en España, tendremos que dirigirnos a Europa y plantearles los problemas de nuestro Poder Judicial, base del Estado de Derecho", denuncia.
Con estos mimbres, toda la carrera judicial y fiscal convocó el pasado 5 de noviembre la huelga general que tiene lugar este lunes para protestar por el "desprecio y dejadez" del Gobierno ante sus "legítimas peticiones" en la que esperan un "seguimiento masivo".
Las nuevas generaciones
Los jueces consultados por EL ESPAÑOL ponen el énfasis también en los jóvenes que acceden a la carrera judicial: "Quienes entraron hace cinco años ya lo hicieron sin saber a qué juzgado irían y sin expectativas de ascender dentro de la carrera, sabiendo que tendrían difícil salir del juzgado de instrucción de una localidad. Pero quienes lo hacen este año, tienen una situación más precaria aún. No tenemos módulos de trabajo razonables, retribuciones adecuadas ni permisos como el resto de funcionarios. Los jóvenes están desanimados", indica un juez.
"Cada vez son menos los jueces vocacionales. Mucha gente llega ya la carrera judicial por descarte, por falta de trabajo en otros ámbitos ya que saben a las condiciones que se enfrentan. Eso, a la larga, influirá en la calidad de una profesión vital para nuestra democracia", afirma otro juez con dilatada experiencia.