El excomisario José Manuel Villarejo, en prisión preventiva desde hace un año y un mes, perdió los nervios en prisión después de ser sometido a un cacheo tras un encuentro familiar. Incluso llegó a darse golpes en la cabeza con la pared y a exigir la presencia del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. "¡Esto es humillante, que venga Marlaska!", llegó a gritar.
Es la versión de los hechos que han ofrecido fuentes penitenciarias a Europa Press. Según dichas fuentes, dado el incidente y ante el temor de que "se autolesionara" comunicaron a sus superiores lo ocurrido a primeros de diciembre.
Esta misma semana, el comisario jubilado denunciaba a través de un comunicado de su abogado haber sido "humillado" y haber recibido un "trato denigrante" en un cacheo en prisión en la que cuatro o cinco funcionarios le "desnudaron y trataron con sorna" después de un encuentro con su familia.
Las fuentes penitenciarias citadas reconocen el mencionado cacheo pero aseguran que formó parte de un protocolo para comprobar que los internos no intercambian con sus visitas material prohibido por el reglamento, como pueden ser teléfonos móviles, dispositivos de grabación o dinero.
Última petición de libertad
La denuncia del mencionado cacheo por parte de Villarejo vino pocos días después de solicitar su libertad al juez instructor del caso Tándem, Diego de Egea, alegando problemas de salud y asegurando que ninguna de las filtraciones que han salido a la luz en los últimos meses ha venido de su parte ni de su entorno.
Desde que el excomisario lleva en prisión preventiva -investigado por liderar una organización criminal y de utilizar la información confidencial a la que pudo acceder como agente encubierto para su propio beneficio- han salido a la luz distintos audios que estaban en su poder y que implican a políticos de primer orden, como la ministra de Justicia, Dolores Delgado, la exsecretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal o incluso al rey emérito, Juan Carlos I.