Sandro Rosell, expresidente del Fútbol Club Barcelona, ha negado este martes en la Audiencia Nacional tener dinero en el extranjero así como haber cobrado comisiones ilegales de la Federación de Fútbol Brasileña (CBF) por haber mediado en la firma de un contrato por los derechos de retransmisión de fútbol con la empresa árabe International Sports Events (ISE). Por dicho contrato, Rosell y su socio, el abogado también acusado Joan Besolí, se habrían repartido 14,9 millones de euros, según la Fiscalía.
Rosell también ha negado haber lavado el dinero obtenido de esa operación con la venta simulada de una compañía de marketing de su propiedad, Bonus Sport Marketing (BSM), hechos por los que la Fiscalía le reclama una multa de 59 millones de euros y 11 años de prisión (seis por un presunto delito de blanqueo de capitales continuado y cinco por presunta organización criminal para cometer delitos graves).
A preguntas de su abogado, Rosell ha afirmado este martes durante el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional: "Todo, absolutamente todo mi dinero está en España excepto la mitad de un apartamento que tengo en Andorra".
Respecto al contrato con la Federación de Fútbol Brasileña, Rosell sostiene que en ningún momento cobró una comisión ilegal, sino la retribución del 10-15% acordado con ISE, la empresa que contactó con él para conseguir el contrato.
Sus males vienen por el F.C. Barcelona
El expresidente del Fútbol Club Barcelona ha sostenido que la operación de venta de su empresa BSM -en la que la Fiscalía ve el delito de blanqueo de la presunta comisión por conseguir los derechos del fútbol brasileño- tiene fundamento en su concurrencia a las elecciones para presidir el equipo barcelonés.
Rosell ha defendido que alguien de su entorno le recomendó que vendiera su empresa y que la prensa catalana le preguntó insistentemente durante un tiempo si ya lo había hecho. Finalmente, según Rosell, consiguió que responsables de la empresa árabe ISE, con la que había firmado previamente el mencionado contrato por los derechos de fútbol, se la comprara por un precio acordado de 13 millones de euros.
Según el expresidente del Barca, convenció al representante suizo de ISE de la compra porque su empresa era "un bomboncito". Por medio de un contrato privado, éste se comprometió a pagarle 6,5 millones de euros, pago que se consumó. Sin embargo, la segunda parte del pago se vio bloqueado "por la primavera árabe de la que sufrí un daño colateral", ha declarado.