El mayor Trapero -José Luis, precisó nada más sentarse en la silla de los testigos, descartando catalanizar su nombre- ha optado por sacrificar su imagen de icono independentista por algo más eficaz dada su situación procesal: aprovechar su comparecencia en el Tribunal Supremo para intentar sentar una base sólida para su propia defensa. Eso pasa por proclamar su compromiso "con la legalidad y la Constitución" y por dejar, en apariencia, a los pies de los caballos a sus antiguos jefes políticos, que continuaron adelante con el referéndum independentista pese a que él, Trapero, les "emplazó" a acatar el mandato judicial de impedir la votación ilegal.
Durante cinco horas, Trapero ha contestado este jueves con firmeza y autocontención a un amplio interrogatorio sobre cuál fue su papel -y, por extensión, el de los Mossos- durante los convulsos meses de septiembre y octubre de 2017 que terminaron con la declaración de la independencia de Cataluña por el Parlament.
"El 27 de octubre yo llamo al fiscal superior de Cataluña y al presidente del Tribunal Superior de Justicia y les comento por teléfono que el Cuerpo está a disposición tanto de la Fiscalía como del órgano judicial", relató. "Desconocíamos la trascendencia jurídica [de la declaración de independencia], qué era aquello, qué delitos puede haber, pero veíamos que era una cosa que aparentemente era de cierta gravedad y nos poníamos a disposición del órgano judicial, especialmente por si ordenaban algún tipo de acción en ese sentido. Acciones, por cierto, que teníamos previstas desde dos días antes".
"¿Acciones como cuáles?", le preguntó el abogado de Joaquim Forn, Xavier Melero. "La detención del president y de los exconsellers si se nos ordenaba. Es un dispositivo que teníamos preparado", ha contestado Trapero.
El mayor ya dio ese dato durante su declaración como procesado en la Audiencia Nacional. Los defensores lo sabían y la estrategia del mayor no pareció sorprenderles ni molestarles, ni siquiera cuando narró la reunión que tuvo en el Palau de la Generalitat con Puigdemont, Junqueras y el consejero de Interior el 28 de septiembre. "Les dijimos que los Mossos íbamos a cumplir el mandato judicial [de impedir el referéndum], que no se equivocasen con nosotros. Les dijimos que el Cuerpo no iba a quebrar nunca con la legalidad y la Constitución, que no acompañábamos el proyecto independentista", relató el testigo.
Trapero se juega en la Audiencia Nacional 11 años de cárcel por rebelión. Su abogada, Olga Tubau, le ha acompañado en su comparecencia ante el Tribunal Supremo pero no ha vetado ninguna pregunta, tampoco la relativa a la reunión en el Palau. Esta cuestión fue introducida por el propio tribunal haciendo uso, por primera vez, de la vía procesal que le permite interrogar a un testigo cuando considere necesario "depurar los hechos".
Antes, el presidente de la Sala, Manuel Marchena, había tenido que ponerse serio y cortante con el fiscal Javier Zaragoza cuando éste, por tres veces, intentó que Trapero contara el cónclave en el Palau pese a que el tribunal -"por unanimidad", aseguró Marchena- había acordado impedirle que sacara a relucir un hecho por el que no había preguntado el letrado de Vox Javier Ortega, la única parte acusadora que propuso al mayor como testigo.
El tribunal suplió la impericia de Vox en el interrogatorio a Trapero y la omisión de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado al no haberle incluido en su lista de testigos. La acusación pública quería que Trapero hablara de esa reunión -el mayor había dado signos inequívocos de querer hacerlo- porque le sirve para enfatizar la obstinación del Govern en continuar adelante con el referéndum del 1-O a sabiendas de que podría haber violencia.
"Transmitimos a Puigdemont, Junqueras y Forn un primer mensaje como cúpula del cuerpo de preocupación por el orden público y la seguridad ciudadana. Iba a haber dos millones de personas y 12.00 policías actuando y eso necesariamente iba a ocasionar conflictos graves de orden público y seguridad ciudadana", afirmó el testigo.
Cargarse la rebelión
Pero la interpretación de las defensas es otra. A su parecer, lo que Trapero ha hecho al marcar distancias con el Govern y subrayar que no se sometió a la línea política independentista es romper el esquema de la rebelión dibujada por la Fiscalía, basado en que los acusados usaron a los Mossos d'Esquadra -17.000 agentes armados- para implicarlos en el 'procés' y que dejaran de cumplir su función de preservar el orden constitucional.
Trapero reiteró que los Mossos cumplieron las instrucciones de la Fiscalía y de los jueces de evitar el referéndum y prefirió quedar como incompetente antes que como desobediente. "El esfuerzo fue el máximo que pudimos hacer y el máximo que históricamente habíamos hecho", dijo el mayor, que explicó que le hubiera "encantado" haber conseguido mas resultados. "No requisamos material del referéndum porque no lo encontramos", sostuvo.
Sugirió que fue el coronel Pérez de los Cobos el que rompió la coordinación que se había pactado entre los tres cuerpos policiales que actuaron el 1-O y, aunque no cuestionó la "percepción" que pudo tener la letrada judicial durante el registro a la sede de la Consejería de Economía, defendió que él nunca apreció riesgo de un conflicto de orden público. De hecho, la funcionaria judicial salió por una azotea "para ahorrarnos el tiempo de volver a poner el cordón policial".
Fue la parte más endeble de su declaración. La que se refirió a sus exjefes políticos, la que más dolor destiló. Trapero calificó a Forn de "irresponsable" por unas declaraciones públicas en las que el consejero manifestó que los Mossos iban a garantizar que la gente votase el 1-O. "El consejero dio una imagen que alimentó algo que estamos pagando y que no se adecua a la realidad, señaló. "Les dijimos que deberían ser conscientes de que estábamos notificados personalmente por el Tribunal Constitucional y eso nos estaba poniendo en una posición en la que corríamos riesgos personales", añadió respecto a la reunión en el Palau.
Ahora bien, como se encargó de enfatizar Melero, ningún miembro del Govern intentó interferir en la actuación de los Mossos o cambiar sus directrices. "Haced vuestro trabajo", afirma Trapero que dijo Puigdemont, al que el mayor hubiera detenido si alguien se lo hubiera ordenado.