El excomisario en prisión, José Manuel Villarejo, ha remitido un nuevo documento al juez del caso Tándem, Manuel García-Castellón, en el que solicita declarar de nuevo para trasladar todo lo que sabe sobre el atentado del 11-M en Madrid. Pide, igualmente, que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía incluya en la investigación abierta todavía en la Audiencia Nacional sobre el caso toda la información escrita y en audio encontrada durante los registros en su vivienda sobre el atentado.
En el documento enviado al Juzgado Central de Instrucción número 6 Villarejo afirma que la investigación se cerró en falso por "desidia, imprudencia, irresponsabilidad y/o en algunos casos, manifiesta actitud encubridora y, en todo caso, falta de voluntad política de investigar la autoría intelectual del atentado".
El exagente encubierto reitera su "voluntad de declarar una vez que el resultado policial de mi trabajo como agente encubierto ha sido intervenido e irresponsablemente divulgado en los medios de comunicación", se compara con los agentes secretos que investigaron en 11-S en Nueva York y afirma que la Justicia le investiga por una "interpretación torticera" de lo que es el trabajo del agente encubierto.
Respecto a su papel en la investigación del atentado, Villarejo afirma que consistía en "informar a mis superiores de la información pura que iba recabando a fin de que si ello era considerado por ellos llegara a la autoridad judicial". En este sentido, vuelca la responsabilidad de ocultar información sobre el 11-M en sus superiores: "Mis funciones eran únicamente las de conseguir la información y trasladarla a las personas o instituciones competentes para que decidieran el destino y uso de dichas investigaciones realizadas por mi".
En este sentido, en el comunicado hecho público hoy por su defensa, el excomisario afirma que ha pedido declarar también para contar qué personas e instituciones conocen lo que él sobre el atentado "y cuentan incluso con informes elaborados por mí", asegura.
Operaciones como agente encubierto
El excomisario vuelve a quejarse, como ya ha hecho en sus comunicados anteriores, de que se ha confundido su actividad de agente encubierto con ilegalidades y esa es la razón por la que se le investiga por organización criminal, revelación de secretos y cohecho.
En este sentido, afirma que "el uso de la acción encubierta es una de las herramientas más valiosas en el uso de la inteligencia ofensiva" pero "da lugar por desgracia a torticeras e indoctas interpretaciones", se queja.
Sostiene que "las acciones encubiertas que he llevado a cabo sirviendo en todo momento al aparato de seguridad del Estado nos capacitaban para la negación de la implicación en las mismas por parte del propio Estado, pero en modo alguno pueden equipararse a actuaciones ilegales de las que deriven, de modo simple y directo, imputaciones delictivas".
Se compara con los agentes secretos que investigaron el 11-S en Nueva York y deja caer que la Justicia debería dejar de investigarle por el papel que tuvo en la investigación del 11-M: "Los congresistas concluyeron en la Comisión que investigó el 11S que 'la acción encubierta ha sido y será una herramienta notable de las agencias de seguridad en la lucha contra el terrorismo'. ¿Acaso sería razonable pensar lo contrario?", traslada al juez.