"¿No le han notificado que ese procedimiento está archivado ya?". La pregunta del defensor del exvicepresidente catalán Oriol Junqueras quedó en el aire mientras el guardia civil abandonaba el salón del Tribunal Supremo en el que acababa de relatar el episodio de acoso que sufrió en Lleida junto a otros dos compañeros el 2 de octubre de 2017, un día después de la celebración del referéndum ilegal de independencia.
La pregunta del letrado Andreu van den Eynde llamó la atención no sólo porque en esa jornada del juicio al 'procés' -la número 24- las defensas estuvieron especialmente calladas sino también porque en el ambiente quedó la idea de que 'no sería para tanto' si después de todo el destino de la denuncia que presentaron los agentes había sido el archivo.
El guardia civil contó a preguntas del fiscal Jaime Moreno que el 2 de octubre tenía el día libre y fue "a conocer la ciudad" de Lleida con otros dos agentes, los tres de paisano. "Uno de mis compañeros se percató de que una persona nos pudiera estar siguiendo" y advirtieron que, además, les estaba grabando. Cuando le interpelaron "nos dijo que nos había reconocido, que éramos guardias civiles, que el día anterior habíamos estado en su pueblo. Nos empezó a insultar 'hijos de puta, os vais a cagar, os vamos a matar'".
Hubo un nuevo encuentro de la misma índole con esta persona al lado del parador de turismo de LLeida "y nos fuimos de retirada al hotel". Esa misma noche supieron que sus fotos estaban colgadas en un muro de Facebook con un mensaje que indicaba "encontrarme a dos de los personajes (GC) que ayer vinieron a repartir a mi pueblo haciendo turismo por Lleida. A estos animales no los quiero en mi país (...). Las calles serán siempre nuestras".
El guardia civil añadió que presentaron una denuncia "y tuvimos un juicio por videoconferencia desde nuestra Comandancia, pero no sé cómo ha acabado".
El defensor de Junqueras aprovechó su turno para preguntar si no le habían notificado que ese procedimiento judicial "está archivado". "A mí no me han notificado nada", contestó con sencillez el guardia civil.
Pero Van den Eynde dio al tribunal una información errónea. Los hechos denunciados por los guardias civiles fueron examinados por el Juzgado de lo Penal número 2 de Lleida, que ha condenado por amenazas a K.B.D. a ocho meses de prisión y a inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo.
La sentencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, da carta de naturaleza al relato que escuchó el Supremo.
Frente a la versión del condenado de que fueron "sólo unos segundos" y únicamente les dijo "fora las forces d'ocupació" [fuerza las fuerzas de ocupación], la jueza da absoluta credibilidad a los guardias civiles.
En concreto, declara probado que K.B.D. "el día 2 de octubre de 2017 reconoció, desde el lugar donde trabajaba de topógrafo, en las inmediaciones del castillo de Lleida, a los agentes de la Guardia Civil con TIP J..., W... y V..., que iban de paisano".
"Con ánimo de amedrentarles"
"En ese momento les siguió y les tomo unas fotos con el móvil, habiéndoles reconocido porque el día anterior habían formado parte del dispositivo de control policial, y, con ánimo de amedrentar, les dijo 'sois unos hijos de puta', 'os vais a cagar', 'os vamos a matar'. Los agentes en todo momento intentaron evitar un enfrentamiento".
La sentencia añade que "poco después, cuando el acusado se dirigía con su compañero de trabajo hacia su casa en la calle C..., a la altura de Parador Nacional, en el momento de pasar con su furgoneta los volvió a encontrar y durante unos instantes y al paso del vehículo les dijo, que 'los iban a matar', que eran 'unos hijos de puta', que ellos habían ganado la guerra, 'os he reconocido', 'fuera de aquí', 'fuera las fuerzas de ocupación', 'asesinos', 'habría que mataros a todos'. Los agentes en todo momento intentaron evitar cualquier enfrentamiento, incluso uno de ellos le tiró un beso, todo ello con ánimo de evitar cualquier confrontación".
El Juzgado de lo Penal también declara probado que el acusado difundió a través de su perfil en Facebook dichas fotografías, facilitando su identificación [de los guardias civiles] al rodear su cara con un círculo de color rosa y animando a ir hasta el lugar donde pernoctaban y 'a que no estén tranquilos en ningún rincón de la ciudad y se vayan de aquí con el miedo de no querer volver'".
"Conducta intachable" de los agentes
"Estos animales no los quiero en mi país", decía también. "Están alojados en el parador nacional.. si tenéis algo que decir, id allí a desearles una estancia inolvidable".
La jueza, cuyo fallo es recurrible, calificó los hechos como un delito de amenazas, que fue la acusación alternativa de la Fiscalía, descartando la comisión de un delito de odio y coacciones. "La conducta de los guardias civiles fue intachable", destacó.