El Tribunal Constitucional ha optado por rebajar la trascendencia de la situación en la que se encuentra el magistrado Fernando Valdés después de haber sido detenido por la Guardia Civil por un presunto delito de violencia de género sobre su esposa, que no le ha denunciado.
Valdés se ha reunido esta tarde con el presidente del TC, Juan José González Rivas, que ha interrumpido sus vacaciones al conocer la detención y ha viajado de forma inmediata a Madrid desde la localidad costera en la que se encontraba.
Tras la reunión, el tribunal ha emitido un breve comunicado que ha sido consultado con todos los magistrados, en el que pide respeto para la presunción de inocencia del investigado.
El comunicado señala que Valdés "fue puesto en el día de hoy a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Majadahonda por la presunta comisión de un delito de violencia doméstica y de género" y "ha quedado en libertad provisional sin fianza por auto de dicho Juzgado".
"Mientras continúe el procedimiento judicial en curso", añade, "debe recordarse que el magistrado está amparado en su derecho fundamental a la presunción de inocencia".
La reunión con el presidente se produjo cinco horas después de que Fernando Valdés fuera puesto en libertad con cargos por la magistrada Elena Garde, cuyo Juzgado en Majadahonda tiene encomendados los asuntos de violencia sobre la mujer.
Discusión a gritos
Valdés mostró al presidente las declaraciones que tanto él como su esposa han prestado en el Juzgado. Ambos admiten que en la tarde del lunes tuvieron una discusión a gritos en la terraza de su domicilio, que da a un parque.
Dos jóvenes les escucharon y vieron al hombre agarrar a la mujer por el brazo y meterla dentro de la casa. Los chicos llamaron a la Policía Local y a la Guardia Civil y unidades de ambos cuerpos se desplazaron hasta el lugar. La esposa de Fernando Valdés aseguró que habían tenido una simple discusión y manifestó no iba a denunciar nada.
Posteriormente volvieron los agentes de la Benemérita para tomarles declaración y en una tercera visita, pasadas las nueve de la noche, procedieron a detener a Valdés. No obstante, no fue conducido al cuartel sino a un hospital, donde pasó la noche, debido a un cuadro de insuficiencia respiratoria.
Tras recibir el alta médica esta mañana, el magistrado, de 75 años, ha sido puesto a disposición del Juzgado junto a un atestado en el que la Guardia Civil se refiere a la existencia de un hecho de "violencia física leve".
En sus manifestaciones ante la jueza tanto Valdés como su esposa han negado que hubiera cualquier tipo de violencia. La mujer, muy afectada por la situación, ha señalado que lleva más de 50 años viviendo con su marido y que le quiere. Ha ratificado que no va a denunciar ni considera preciso ser reconocida por el médico forense ni solicita ninguna orden de protección, subrayando que su esposo padece desde hace tiempo una enfermedad grave y está sometido a tratamientos médicos.
La jueza ve indicios
La jueza ha dejado en libertad a Valdés tras valorar su estado de salud y edad, además de tener en cuenta la epidemia sanitaria derivada de la Covid-19.
No obstante, la magistrada afirma en su auto que existen indicios de un presunto delito de violencia de género y anuncia que, dado el fuero del implicado, remitirá las diligencias a la Sala Penal del Supremo.
El Juzgado podía haber archivado las diligencias, pero no lo ha hecho. Fuentes jurídicas explicaron que se ha valorado el testimonio de los dos jóvenes que alertaron a la Guardia Civil. Uno de ellos manifestó que escucharon "gritos de auxilio" procedentes de la terraza en la que se encontraba la esposa de Fernando Valdés.
Este testigo, que ha hablado para Confilegal, ha relatado que el incidente se produjo alrededor de las 7.45 de la tarde del lunes.
"¡Necesito ayuda!"
"Mis amigos y yo estábamos sentados en el césped del parque cuando escuchamos unos gritos de auxilio. Una mujer de avanzada edad decía ‘¡ayuda, ayuda, por favor, necesito ayuda! ¡Socorro!’. Yo me dispuse a salir corriendo hacia el chalet adosado, junto con mi amigo y su novia”.
Vieron que en la terraza situada en la segunda planta de un chalé una anciana "se agachaba" y "un hombre, también de avanzada edad, la agarró del hombro y del brazo y la metió para dentro de la habitación".
Los jóvenes se asustaron y gritaron a la mujer qué ocurría y si necesitaba ayuda, pero no obtuvieron respuesta. Entonces llamaron al telefonillo de la puerta exterior del chalé.
“Toqué hasta siete veces el telefonillo. Hasta que el hombre nos abrió la puerta. Fuimos hasta la puerta de la casa. Allí nos abrió con la mano temblando, apoyada en el marco de la puerta. Con voz temblorosa nos dijo que todo estaba bien, que no nos preocupásemos, que no había pasado nada“.
"Yo le respondí que a mí eso me daba igual, que yo ya había llamado a la Policía, que les iba a contar los actos que había visto. Lo que había ocurrido. Incluyendo los gritos de auxilio. Me contestó que no había problema, que llamase a la Policía”.
Investigación "suficiente"
El incidente se produce 22 días después de una relevante sentencia del propio TC en la que se exige a los órganos judiciales una investigación "suficiente y eficaz" de los asuntos de violencia de género, a los que aplica un "canon reforzado del deber de actuación diligente y sin dilaciones".
La sentencia, con ponencia del magistrado Antonio Narváez, lleva también la firma de Fernando Valdés.
El magistrado ha reiterado al presidente del tribunal en su reunión a solas de esta tarde que no hizo uso de ninguna violencia durante el incidente con su esposa, por lo que no ve motivos para presentar su renuncia al cargo. González Rivas tampoco se la pidió.
En el tribunal, donde Valdés es muy apreciado, existe una incredulidad generalizada sobre un comportamiento violento del magistrado. No obstante, sus colegas esperan al resultado de las diligencias judiciales, en la confianza de que no haya necesidad de tomar ninguna medida.