La Audiencia Nacional ha dado un vuelco a la vida del preso etarra Unai Fano, uno de los beneficiados por la política de acercamiento al País Vasco del Ministerio del Interior, al que la Justicia reprocha cierta manga ancha en este caso.
La Sala de lo Penal ha decidido revocar, a petición de la Fiscalía, la concesión del tercer grado al recluso.
Esto es: le retira el régimen de semilibertad, concedido por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, que le permitía pernoctar en su propia casa, para devolverle al segundo grado —el más habitual—, lo que supone su vuelta al módulo de la cárcel de Bilbao-Basauri. Prisión a la que fue trasladado en 2020 desde Soria dentro de la política de acercamientos del ministro Fernando Grande-Marlaska.
En un auto al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, la Audiencia Nacional lanza un duro reproche a la propuesta —avalada después por el juez de Vigilancia Penitenciaria— de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente de Interior, de conceder la semilibertad a Fano.
Los magistrados Concepción Espejel, Francisco Vieira y Jesús Eduardo Gutiérrez indican que el "pronóstico de reincidencia medio-bajo" no aparece justificado con los correspondientes informes.
Pero el mayor varapalo que se lleva Interior tiene que ver con el arrepentimiento, otro de los motivos que el ministerio argumentó a la hora de sugerir el tercer grado.
El contenido de un escrito presentado por Unai Fano el pasado marzo —a petición del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y una vez ya acordada su progresión hacia la semilibertad—, no es, a ojos de la Audiencia Nacional, muy diferente "de otros presentados por diversos internos de ETA".
Por ello, la Sección Primera de la Sala de lo Penal sospecha de un posible "propósito utilitarista tendente a la obtención de permisos o beneficios penitenciarios" por parte del reo.
Sus escritos son —reza el auto— "de carácter genérico y superficial y en los que se vincula la comisión de los delitos terroristas en el ámbito de lo que se denomina lucha política; aludiendo al propósito de no volver a utilizar la violencia con dicha finalidad y a un reconocimiento genérico del dolor causado a las mismas o anunciando empatía con las mismas, dentro de las líneas generales de las directrices de la banda [ETA] una vez anunciado el cese de la violencia".
"Me reconozco como parte, y, como parte, reconozco el daño causado, y, como tal, lo lamento sinceramente. Lamento profundamente todas y cada una de las víctimas, y empatizo con su dolor", aseguraba el escrito de arrepentimiento de Fano, que culminaba con su "apuesta inequívoca por resolver las disputas políticas rechazando el uso de la violencia", así como "cerrando un tiempo que ya solo corresponde al pasado" y garantizando su no reincidencia.
No obstante, la Audiencia Nacional recalca que no existe, por parte del preso, un "arrepentimiento expreso por los graves delitos cometidos ni por las víctimas".
Como recuerda el auto, Fano, interrogado por el juez una vez acordado su tercer grado, decidió no ampliar sus disculpas. "Preguntado por si pide perdón a las hipotéticas víctimas y si estaría dispuesto a mantener un encuentro con ellas si lo solicitaran, respondió que su escrito reúne todos los requisitos necesarios para el perdón, que él no tiene víctimas, que en su escrito ha hecho una manifestación clara de que lamenta el daño causado y que en el caso de que hubiera víctimas la extendería a las mismas". Consultado de nuevo por este último extremo, evitó responder "con un sí o un no concreto".
Unai Fano
En cumplimiento de la orden de la Audiencia Nacional, Unai Fano —que fue miembro de Batasuna y considerado enlace de esta con la banda terrorista—, fue encarcelado de nuevo el pasado martes. Durante los siguientes días, permanecerá en un módulo de aislamiento como medida de prevención contra la Covid-19.
Tras ser detenido en 2008 en Francia —el magistrado Baltasar Garzón fue quien ordenó apresarle—, fue condenado por integración en organización terrorista, tenencia de explosivos, tenencia ilícita de armas, delito continuado de falsificación de documento oficial y delito continuado de hurto de vehículo de motor, todos ellos con finalidad terrorista.
Una vez concedido el tercer grado propuesto por la cárcel de Basauri —avalado por Prisiones y convalidado por el juez de Vigilancia Penitenciaria— salió a la calle en enero de 2021, teniendo la obligación de regresar a prisión a dormir. El pasado junio, esta medida fue sustituida por una pulsera-tobillera electrónica.
En reacción, Etxerat —el colectivo que aúna a familiares de presos etarras— ha criticado la decisión de la Sala de lo Penal y ha exigido la semilibertad del reo por su "reclasificación".
"Se da la circunstancia de que durante la tramitación de los recursos interpuestos por la Fiscalía, Unai Fano fue nuevamente reclasificado, en otra resolución, a tercer grado con la modalidad de control telemático y con un nuevo aval de Secretaría General de Instituciones Penitencias", apuntaba la organización.
Por ello, entiende que el auto "deja sin efecto la primera resolución, no la segunda", por lo que piden restablecer su tercer grado.
Ahora, a la espera de que se resuelvan los posibles recursos contra esta decisión de la Audiencia Nacional, Unai Fano vuelve a prisión de Bilbao-Basauri.