La posibilidad de una imputación de Pablo Iglesias por un supuesto delito de revelación de los secretos de su exasesora, Dina Bousselham, se aleja. La Policía Científica ha entregado al juez del caso Tándem-Villarejo, Manuel García-Castellón, un informe en el que concluye que no es técnicamente posible acceder a los archivos de la tarjeta de memoria del móvil de Bousselham, que acabó en manos de Iglesias y que contenía información personal e íntima.
García-Castellón, que el 7 de octubre de 2020 elevó al Tribunal Supremo una exposición sobre los indicios de criminalidad que apreciaba contra Iglesias, entonces vicepresidente segundo del Gobierno, esperaba ese informe de la Policía Científica para poder determinar cómo fue inutilizada la tarjeta y, sobre todo, la fecha del último acceso a sus archivos, ya que Iglesias fue de las últimas personas que la tuvo en su poder y examinó su contenido.
El juez abrió la llamada pieza Dina dentro del caso Tàndem el 19 de marzo de 2019 ante los indicios de que la filtración de ciertos mensajes del móvil de Dina a la prensa habría sido hecha por el excomisario José Manuel Villarejo, en cuyo domicilio se encontró en 2017 una copia de los archivos almacenados en el dispositivo de Bousselham.
Eran mensajes intercambiados por Iglesias con su asesora o con su equipo en los que el líder de Podemos aparecía como un machista al que le hubiera gustado "azotar a [la presentadora] Mariló Montero hasta que sangrase".
Pero en el curso de las investigaciones se descubrió que fue Iglesias el que tuvo en su poder una copia de la tarjeta del teléfono de su asesora, que recibió en enero de 2016 del presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio.
Según el juez, Pablo Iglesias "comprobó que en el dispositivo se almacenaban archivos personales y de carácter muy íntimo de Bousselham" y "pese a ello se guardó la tarjeta en su poder" sin decírselo a su antigua asesora.
Cuando finalmente Iglesias devolvió a Dina la tarjeta de memoria, ya no funcionaba ni se podía acceder a su contenido.
Agotar la investigación
En enero de 2021 el Tribunal Supremo devolvió a García-Castellón la exposición contra Iglesias para que el instructor practicara diligencias indispensables, como preguntar a Bousselham si quiere actuar penalmente contra Iglesias. Para que un delito de revelación de secretos pueda ser perseguido, el Código Penal exige la denuncia de la agraviada.
La Sala Penal también sugirió al instructor ampliar la prueba pericial informática para precisar cuáles eran las causas que impiden acceder a la información de la tarjeta, cuál fue el sistema o la técnica empleada para proceder al borrado, eliminación, deterioro, inservibilidad o inaccesibilidad de los archivos y si era posible proceder a la recuperación de todos estos datos y fecha del último acceso.
En marzo pasado, García-Castellón encargó a la Policía Científica que llevara a cabo un proceso de recuperación electrónica de la tarjeta mediante un novedoso sistema. Los agentes advirtieron de que la intervención física que se iba a realizar podía quedar inutilizada definitivamente.
Pese a los intentos realizados y a la implicación de Samsung, que ha facilitado los códigos necesarios para acceder a la tarjeta sin destruirla, no ha sido posible obtener la información solicitada por el juez.
Queda, así, cegada la vía de obtener posibles datos incriminatorios contra Iglesias para determinar si dañó deliberadamente la tarjeta antes de devolvérsela a su exasesora. El juez tiene aún diligencias pendientes, como tomar declaración a Bousselham; a su expareja, Ricardo Sa Ferreira, y al antiguo director adjunto operativo (DAO) de Policía Eugenio Pino.
Un anterior informe de la Policía Científica, realizado en el verano de 2020, tampoco aportó datos concluyentes contra Pablo Iglesias. Los expertos indicaron que un "exceso de lijado" produjo un "corte" o "discontinuidad" en una de las pistas de la tarjeta, un hecho "compatible con un intento de recuperación del contenido de la memoria".
Esa conclusión era coincidente con las explicaciones dadas por un laboratorio del Reino Unido que trató de acceder a los archivos de la tarjeta por encargo de Ricardo sa Ferreira, aplicando al dispositivo un lijado con pluma de fibra de vidrio. Esta intervención resultó infructuosa.
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