El excomisario José Manuel Villarejo ha pedido a la Audiencia Nacional que suspenda las sesiones de su juicio previstas en julio tras sufrir "un accidente vascular cerebral" y haberle recomendado el médico que no se someta a ninguna "situación emocional o de esfuerzo significativo físico" en tres meses.
El policía jubilado, de 71 años y juzgado por tres presuntos encargos de espionaje del caso Tándem, ha dirigido un escrito a la Audiencia Nacional donde informa que ha sufrido "un accidente vascular cerebral con paresia" en un ojo, "cefalea grave y limitación funcional severa del movimiento del ojo".
Como consecuencia y a la espera de futuras evaluaciones médicas, por el momento el médico le ha recomendado "reposo relativo" y "contraindica cualquier situación emocional o esfuerzo significativo físico durante un periodo mínimo de 3 meses y según evolución clínica", dado que también padece hipertensión.
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Por ello, el abogado del excomisario ha solicitado al tribunal que suspenda las jornadas previstas la semana del 11 de julio, cuando las defensas deben elevar a definitivas sus calificaciones y comenzar con los informes finales de las acusaciones.
En su escrito, Villarejo afirma que también ejerce de codefensor propio y considera que no está en las "necesarias condiciones de salud" para estar presente en el juicio ni para colaborar en su propia defensa, sobre todo teniendo en cuenta "la importancia de esas sesiones".
Por ello, pide que el juicio se aplace hasta inicios de septiembre, "previo nuevo reconocimiento médico forense" del excomisario, quien, además de fuertes dolores de cabeza, presenta visión doble, párpado del ojo derecho caído, "fotofobia que le impide estar en zonas iluminadas y aturdimiento generalizado".
Estando en prisión preventiva en la cárcel de Estremera, en febrero de 2021, un mes antes de quedar en libertad provisional, Villarejo recibió asistencia hospitalaria al sufrir graves molestias en un ojo y permaneció cuatro días ingresado.
Según le explicó entonces a su letrado, tras varias pruebas no se pudo establecer la causa exacta de sus dolencias, que en principio se vincularon a una hipertensión arterial crónica y a una situación de estrés continuado, de modo que no se pudo determinar que hubiese padecido un infarto o hemorragia cerebral.
A su salida de prisión, aún persistía la dolencia del ojo y durante un tiempo tuvo que llevar un parche.
En la última sesión del juicio celebrada, la Fiscalía redujo considerablemente sus peticiones de condena para los acusados. En el caso de Villarejo, la solicitud se redujo de los 109 años de cárcel iniciales a unos 83.