El juez Alejandro Abascal ha reabierto la causa por el atentado de ETA contra un cuartel de la Ertzaintza en Ondarroa (Vizcaya) el 21 de septiembre de 2008. Un coche-bomba, cargado con cien kilos de explosivos, estalló pasadas las 4.30 de la madrugada, provocando daños en el edificio y una decena de heridos leves. No hubo ningún muerto.
En un auto, de 11 páginas, fechado el pasado 10 de julio y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el magistrado, titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, admite a trámite una querella de la asociación de víctimas Dignidad y Justicia (DyJ) contra varios jefes etarras, dada su condición de mando y control sobre los ataques de la banda.
En su querella, consultada por este periódico, DyJ se dirigía contra los entonces miembros de la zuba (el comité de dirección de ETA). Se trata de Garicoitz Aspiazu Rubina (alias Txeroki), Aitzol Iriondo (Gurbitz), Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe (Ata) y Ainhora Ozaeta Mendicute (Kuraia).
Ahora, todos ellos son considerados querellados "por su presunta responsabilidad, como integrantes del comité ejecutivo de ETA, en la toma de decisión de atentar contra la Comisaría de la Policía Autónoma Vasca de Ondarroa el 21 de septiembre de 2008", tal y como reza el auto. La Fiscalía se había mostrado en contra de admitir a trámite la querella.
Dignidad y Justicia acusó a estos cuatro dirigentes de la banda de 13 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa, cinco delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa contra personas civiles y otro de estragos terroristas.
[El juez cita a declarar como investigados a tres etarras por el asesinato de Miguel Ángel Blanco]
El atentado fue reivindicado el 5 de noviembre de 2008, en el diario Gara. En línea con el resto de querellas que han permitido abrir otras causas en la Audiencia Nacional, Dignidad y Justicia, impulsora de las principales querellas, recuerda que la banda terrorista tenía una estructura jerárquica, en la que los autores materiales de los hechos eran "meros peones ejecutores fungibles". Es por ello que apuntan a la dirección etarra, a cuyos componentes consideran "presuntos autores detrás del autor".
El juez recoge esta postura en su auto. "ETA, desde principios de los años ochenta, se establece sobre la base de una jerarquía basada en una rígida disciplina, que al amparo de la clandestinidad de su cúpula o comité ejecutivo, asume todas las funciones directivas, de forma que no hay nada que esa cúpula no controle, impulse o dirija, como órgano encargado de que se cumplan las líneas estratégicas de la banda criminal, cuyos miembros ostentan la cualidad de dirigentes, y responsables de los principales aparatos del grupo, incluido el militar", indica la resolución.
"Se han tenido en cuenta, y se aceptan como fiables y verosímiles, indiciariamente, todos aquellos elementos relacionados con los miembros de la banda que participan en las distintas actividades que permiten llevar a cabo un atentado; las características estructurales y funcionamiento de la banda, detallando las distintas actividades que son necesarias para cometer un atentado, exponiendo qué es y cómo funciona el comité ejecutivo de ETA, así como la función decisiva y necesaria del máximo órgano de decisión de la banda terrorista para que se llegue a realizar una acción terrorista", subraya Abascal.
Autores materiales
Los autores materiales de este hecho ya fueron condenados. La Sección Segunda de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, el 21 de mayo del 2013, dictó una sentencia en la que declaró probado que Ibon Iparraguirre Burgoa y Asier Badiola Lasarte ejecutaron el ataque.
Viajaron a Francia el día 21 de agosto de 2008 y Asier acudió a una cita con la cúpula de la organización en la que uno de sus miembros, Txeroki, le señaló, entre los objetivos que debía realizar, "atentar contra la Ertzaintza, debiendo ser ellos quienes habrían de concretar el objetivo".
Para llevar a cabo la acción, Txeroki le comunicó que les proporcionaría un coche bomba totalmente preparado, "concretando que, como señal, colocaría una barra de pan en el salpicadero y las llaves en el interior del vehículo". Y, tal y como recoge esta sentencia de 2013, Iparraguirre y Badiola optaron por la comisaría de Ondarroa.
"Con tal finalidad, y siguiendo indicaciones de la organización, el día 20 de septiembre de 2008, fueron a recoger el vehículo-bomba a la localidad de Eskoriatza, el cual ya estaba preparado, teniendo a modo de señal una barra de pan en el salpicadero; el vehículo se encontraba cargado con una carga explosiva de unos 100 kg de amonal, (...) contenida en dos contenedores metálicos, estilo barriles de cerveza, con un sistema de iniciación eléctrica temporizada, tratándose un Peugeot 307, color azul oscuro, que portaba una matrícula falsa (...), sustraído en Francia el 14 de septiembre de 2008".
Precisamente, esta barra de pan ha sido clave para poder investigar a Txeroki. La Sala de lo Penal acordó este mismo mes archivar provisionalmente este causa para él, al considerar, en sintonía con el fiscal, que no había pruebas suficientes de que diera la orden de atentar contra la comisaría.
Sin embargo, Dignidad y Justicia presentó otro escrito en el juzgado alertando de que la colocación de una barra de pan como señal no sólo se empleó en este caso, sino en otro atentado. La asociación de víctimas relató al juez que este indicio apuntaba a Txeroki.
Y, ahora, Abascal considera que este nuevo dato permite "hacer una valoración provisional, en este momento, para reabrir la causa contra Aspiazu Rubina, [ya que] se desconocían en el momento del dictado de la resolución exculpatoria y que hacen verosímil su participación y responsabilidad en la comisión del atentado contra la comisaría de Ondarroa".