El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Cáceres ha acordado la prisión provisional, comunicada y sin fianza, para los dos presuntos autores del robo de 45 vinos del restaurante Atrio en Cáceres, el pasado 27 de octubre. Las lujosas botellas, valoradas en 1.648.500 euros, aún no han aparecido.
La juez ha tomado declaración este jueves durante una hora a Constantin y Priscila, un ciudadano rumano y una mexicana, quienes fueron detenidos en Croacia por la Policía Nacional, en una operación conjunta con cuerpos policiales de otros países.
La magistrada —según informan fuentes jurídicas— ha decretado su prisión debido al "elevado riesgo de fuga" y la alta posibilidad de que volviesen a delinquir. Constantin tenía antecedentes y existe una requisitoria contra él de un juzgado de Madrid por un robo perpetrado en un establecimiento de la capital española.
A los dos investigados en esta causa se les imputa un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público, al que pueden sumarse hasta dos agravantes específicas: una, por el elevado valor económico de lo sustraído y otra, por su valor cultural.
Una de las botellas que han desaparecido tiene un incalculable valor histórico. Se trata de un Chateau d'Yquem, única en el mundo y fechada en 1806, que se ofrecía en la carta del restaurante por 350.000 euros.
Según informaron fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL, los arrestados "realizaron una planificación milimétrica del robo", llegando incluso a visitar el hotel Atrio hasta en tres ocasiones antes de ejecutarlo.
Tras el golpe, huyeron de España y recorrieron varios países europeos. Finalmente, fueron localizados en Croacia, en una operación coordinada entre la Policía Nacional, Europol, Interpol, agentes croatas y las Agregadurías de Interior de España en Rumanía y Países Bajos.
"Altamente especializados"
Atrio es uno de los hoteles más célebres de Cáceres. Está ubicado en el casco antiguo y su restaurante tiene dos Estrellas Michelín. Su bodega, una de las más importantes de Europa custodia miles de botellas, es apodada como la capilla Sixtina del vino.
La Policía manifestó, desde el inicio de la investigación, que quienes cometieron el robo "demostraron estar altamente especializados" y contar con experiencia.
Aquel octubre, Priscila se alojó en el Hotel Atrio. Presentó un documento falso suizo a la hora de formalizar su reserva. Tras cenar en el comedor junto a su cómplice, ambos visitaron la bodega, invitados por el personal, una práctica totalmente habitual con los clientes.
De acuerdo con el relato de la Policía, después, ambos subieron a su habitación y, pasados unos instantes, Constantin abandonó la estancia para dirigirse al sótano, donde se encuentra la bodega.
Tras acceder a ella con una llave maestra, previamente sustraída, habría introducido las decenas de botellas en tres mochilas, en las que con anterioridad había metido toallas de la habitación donde Priscila se hospedaba. Así, evitó que el cristal se quebrase o ser delatado por el ruido del vidrio.
Mientras tanto, la mujer distrajo a uno de los empleados con la excusa de que le preparase algo de comer, a pesar de que la cocina ya estaba cerrada, dado que era madrugada. El robo fue descubierto al día siguiente. Sus autores habían abandonado el Atrio sobre las 5.30 h de aquella mañana.
El vino de 350.000 euros
La joya de la capilla Sixtina de Atrio era el Chateau d'Yquem fechado en 1806. Una pieza histórica más que un producto a la venta, como siempre han defendido los dueños y fundadores del hotel, el chef Toño Pérez y su pareja, el director de sala José Polo.
Cuando les arrebataron las botellas el pasado octubre, ambos firmaron un comunicado en el que aseguraron que tenían el "corazón roto". Les habían "arrancado" una parte de su "historia".
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Y no sólo de la suya propia. Este vino, además de ser casi una pieza de museo, es el protagonista de una famosa anécdota del mundo enológico.
La pareja la consiguió en una subasta de la agencia londinense Christie's a principios de este siglo por algo más de 10.000 euros. Durante su traslado a la bodega de Atrio, el cuello de la botella se rompió y el vino tuvo que ser recorchado en 2001, tras un complicado proceso para no adulterar las propiedades del caldo al cambiarlo de recipiente.
El hotel aún custodia el vidrio original, quebrado, dado su interés histórico. Por el momento, es el único vestigio que queda en Cáceres de este licor, que sigue apareciendo en la carta del restaurante, a 350.000 euros. La Policía, por el momento, no ha logrado localizar esta botella ni las otras 44.
Tanto Toño como José eran conscientes de que un precio tan prohibitivo como ése mantendría probablemente al bicentenario Chateau d'Yquem en su hotel para siempre, del que no pretendían deshacerse "ni por un millón de euros", según declararon a la prensa el año pasado.
No contaban con un giro de guion como el que finalmente tuvo lugar aquel octubre de 2021. Los dos empresarios, desde entonces, sospechan que debió tratarse del encargo de, quizás, algún coleccionista, debido a la limpieza, la concreción y profesionalidad de aquel robo de película en la capilla Sixtina de Cáceres.