El juez Adolfo Carretero, instructor del caso Mascarillas, ha solicitado al imputado Alberto Luceño que aclare quién es el asiático Lin Shin para poder localizarle.
Este nombre figura en una tabla, entregada al Juzgado por el otro investigado, Luis Medina. Y, según ese documento —que le había facilitado Luceño—, Shin también se habría embolsado una comisión en la compraventa de material sanitario al Ayuntamiento de Madrid que ahora se investiga por estafa.
En una providencia fechada este mismo martes, que adelanta EL ESPAÑOL, el juez Carretero da tres días a Luceño para entregar "todos los datos identificativos que obren en su poder relativos a Lin Shin, así como de su paradero". El partido Podemos, personado como acusación popular en el caso Mascarillas, había solicitado al Juzgado esta diligencia.
Carretero también ordena tanto al Ayuntamiento de Madrid como a la Funeraria Municipal (la empresa pública que compró las mascarillas, guantes y test antiCovid vendidos por Luceño y Medina) que, en el plazo de tres días, "confirmen si tienen conocimiento de la participación en la operación de quien se refleja en el cuadro de comisiones como Lin Shin".
En el escrito en el que Podemos solicitó esta diligencia, el partido señalaba su "sorpresa" al comprobar que la suma de las cantidades que aquella tabla asignaba a Alberto, a Lin Shin y a Leno (la empresa malasia suministradora del material sanitario) "sean prácticamente coincidentes con las que fueron finalmente percibidas por el investigado Luceño".
Además, en la querella que dio inició a esta causa judicial, la Fiscalía Anticorrupción señalaba que Alberto Luceño habría ocultado a Luis Medina, su socio en la operación, que sus comisiones no eran idénticas, sino que la del primero era tres veces superior a la del segundo.
San Chin Choon
Y el de Lin Shin no es el único nombre asiático sobre el que planean ciertas dudas. El responsable de la compañía Leno es San Chin Choon, el empresario malasio que suministró a Luceño y a Medina el material sanitario que ambos hicieron llegar al Ayuntamiento, a cambio de suculentas comisiones.
Antes del verano, el Juzgado recibió un e-mail atribuido a Chin Choon que confirmó, punto por punto, la tesis de la defensa de los dos imputados: negó cualquier irregularidad en la venta al consistorio y presentó a ambos investigados como "agentes de venta" exclusivos de la compañía Leno.
Pero la Fiscalía sospecha del lenguaje —un spanglish más propio de un hispanohablante— en el que está redactado este correo electrónico. Por ello, solicitó al juez Carretero que averigüe más datos sobre la relación entre Luceño y San Chin Choon. Ello provocó la apertura de una pieza secreta en el caso Mascarillas.
El pasado mes de septiembre, en el marco de esta pieza secreta, la Policía accedió al domicilio y a la sede de una de las empresas propiedad de Alberto Luceño. Los agentes encontraron allí, entre otros objetos, hojas con "impresiones" del CNI y una supuesta placa del Centro Nacional de Inteligencia. El comisionista Luceño alegó que era de juguete, parte de un disfraz.
'Caso Mascarillas'
A principios del pasado abril, la Fiscalía Anticorrupción presentó una querella contra el empresario Alberto Luceño y el aristócrata Luis Medina. En ella, el Ministerio Público relataba que ambos "inflaron" el precio de tres contratos sanitarios con la funeraria municipal de Madrid: para guantes, mascarillas y test contra el coronavirus.
Lo habrían hecho —a ojos del Ministerio Público— "de común acuerdo y con ánimo de obtener un exagerado e injustificado beneficio económico". Además, entregaron al consistorio material defectuoso o que no cumplía lo acordado.
La empresa municipal encargada de esta compra pagó por todos los artículos unos 11 millones de euros de dinero público. Luis Medina cobró 912.742 euros como comisión, a razón de un dólar por cada mascarilla entregada.
Su labor se habría limitado a ofrecer un catálogo de material al Ayuntamiento y a facilitar un contacto que, a su vez, recibió por parte de un primo del alcalde de Madrid. El empresario Alberto Luceño, en total, se embolsó más de cinco millones de euros por los tres contratos.
Asimismo, según la querella de Anticorrupción, los dos comisionistas usaron, supuestamente, documentos falsificados para justificar estos abultados ingresos en sus entidades bancarias.
Con la compra de bienes de lujo —entre ellos, un piso en Pozuelo de Alarcón, un velero y varios coches deportivos—, los dos empresarios habrían tratado de reintroducir este dinero en el circuito legal, siempre según la querella de la Fiscalía.
Ambos están imputados por los delitos de estafa agravada, blanqueo de capitales y falsedad documental. Por su parte, Luis Medina Abascal también suma el de alzamiento de bienes. El hijo de Naty Abascal continuó vaciando sus cuentas corrientes después de que, una vez fue interrogado por el fiscal anticorrupción y ya sabiéndose investigado, le asegurase que no iba a hacerlo.
En un auto del pasado 20 de octubre, el juez del caso Mascarillas ha optado por mantener la imputación de Luis Medina por este último delito, el de alzamiento de bienes. El aristócrata ofreció al Juzgado la parte que le corresponderá de la herencia de su abuela, pero Carretero recuerda en su auto que el litigio en un juzgado sevillano por los bienes de la difunta aún no ha concluido. Por ello, hasta que la sentencia no sea firme, dichas propiedades no pueden embargarse.