La Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional ha incrementado, hasta los ocho años, nueve meses y un día de prisión, la condena a Manuel Murillo, el vigilante de seguridad que, en 2018, en un grupo de WhatsApp, propuso asesinar a Pedro Sánchez.
Este sexagenario ya fue condenado a siete años y medio de prisión, por los delitos de homicidio en grado de proposición y depósito de armas de guerra. Ahora, la Sala de Apelaciones ha estimado parcialmente el recurso de la Fiscalía, que solicitó para él una condena mayor. Y los jueces suman quince meses más a su condena.
Finalmente, queda del siguiente modo: tres años y nueve meses —frente a los dos años y medio iniciales y lejos de los seis que pedía el Ministerio Público— por el delito de homicidio en grado de proposición y cinco años de cárcel, que no se modifican, por depósito de armas de guerra.
[Condenan a 7 años y medio de cárcel al francotirador que fanfarroneó con matar a Pedro Sánchez]
Tal y como reconoció la sentencia inicial, los agentes que detuvieron a Manuel Murillo hallaron en su domicilio un arsenal que incluía, entre otras, siete armas prohibidas por la ley y otras, modificadas de forma casera.
Entre ellas, un fusil militar Cetme, propio del Ejército de Tierra, que había adulterado. También, carabinas, una cerbatana, escopetas, un puñal, una ballesta artesanal, munición y varios revólveres y rifles, así como ejemplares de colección y un petardo casero.
En la resolución, fechada el pasado 25 de octubre y de la que ha sido ponente el juez Eloy Velasco, la Sala de Apelaciones señala que, a la hora de valorar la condena por el delito de homicidio en grado de proposición, es necesario atender a las "circunstancias personales" del acusado.
Y éstas —consumo habitual de tranquilizantes y alcohol, cuidar de su anciana madre, estrés y soledad...—, "aunque no alcanzan a atenuar su responsabilidad criminal", sí son tenidas en cuenta por los jueces para desestimar la petición de la Fiscalía de condenarle a seis años por homicidio en grado de proposición.
Los magistrados optan por "la sanción mínima legal posible en atención a tales consideraciones particularizadas" y la fijan en tres años, nueve meses y un día.
La Sala señala que la sentencia recurrida tanto por la Fiscalía como por la defensa de Manuel Murillo "carece de defectos formales o estructurales de motivación o construcción".
El abogado del acusado alegó que se había vulnerado la presunción de inocencia de su cliente, que éste "no tenía ningún plan" ideado para asesinar a Pedro Sánchez, que los mensajes en los que lo sugería "no eran serios", que parte de las armas de su arsenal estaban inutilizadas, por lo que no eran peligrosas, y solicitó la atenuante de dilaciones indebidas y la eximente de intoxicación plena. El tribunal desestima, íntegramente, su recurso.
"Un tiro preciso" a Sánchez
Durante el juicio, el sexagenario se describió como un tirador "mediocre" y aseguró que estaba bebido cuando envió los wasaps en los que proponía la muerte de Pedro Sánchez. Uno de los mensajes rezaba así: "Soy un francotirador y con un tiro preciso se acaba el Sánchez (sic) antes de que del todo hunda a España. No haría falta guerras".
En otro de ellos afirmó: "No podemos permitir que humillen al Generalísimo Francisco Franco ni a José Antonio Primo de Rivera. Es una venganza por haber perdido la guerra. (...) No lo voy a consentir. Si es preciso, me voy a ir armado y me sentaré en la tumba de Franco y si se acercan, disparo. (...) Si tocan a Franco, sugiero que empiece la guerra otra vez por nuestro honor; patriotas, no podemos consentirlo. Y esta vez no dejaremos ni uno".
Sobre Pedro Sánchez, manifestó: "Ya me gustaría tenerlo un día en el punto de mira (...). Si lo sacan [a Franco del Valle de los Caídos], me lo cargo; lo juro (...) Muerto el perro, se acabó la rabia (...). Urge más el meterle un cartucho del 12 a Pedrito y dejarle el cuerpo como un caminito chispeado".
Impresionar a una miembro de Vox
En el juicio, celebrado el pasado marzo, Murillo, de 65 años, explicó que tan sólo fanfarroneó con la posibilidad de acabar con la vida del presidente del Gobierno.
Se excusó alegando que es un tirador mediocre y que un cóctel de soledad, tranquilizantes, patriotismo, consumo desmedido de alcohol y problemas laborales y familiares le hizo sentirse "un héroe para salvar España" y realizar afirmaciones como ésas en dicho chat, que funcionaba como una "válvula de escape" en su vida.
También intentó, según dijo, impresionar a una miembro de aquel grupo, una coordinadora local de Vox Terrasa, que fue la que denunció esos mensajes ante la Policía.
La Fiscalía llegó a solicitar para Murillo un total de más de 18 años de prisión, aunque, durante el juicio, rebajó su solicitud hasta los 13.
Dos forenses, ante el tribunal, manifestaron que el acusado nunca ha tenido una historia psiquiátrica ni alcoholismo diagnosticado, "si bien, se trata de una persona impulsiva, con baja autoestima y con fantasías narcisistas compensatorias, que busca afecto y que su motivación no era realmente la de llevar a cabo los hechos, sino la de lograr admiración".
La primera sentencia relataba que Murillo estaba integrado en un grupo de WhatsApp denominado Terrasa por España, en el que, a partir de junio de 2018, publicó mensajes en los que mostraba su "absoluto desacuerdo" con la exhumación de los restos mortales del dictador Francisco Franco, cuyos trámites habían sido iniciados entonces por el Gobierno de España. En ese chat, también solía ensalzar el franquismo.
Durante esos meses y hasta su detención, en septiembre de 2018, expresó en distintos mensajes en ese foro o privadamente su intención de acabar con la vida del presidente del Gobierno.
El acusado —señaló el tribunal que le condenó— "fue interiorizando que la solución para producir un cambio en la situación política española pasaba por causar la muerte del presidente del Gobierno, para lo que se empeñó en requerir ayuda para llevarlo a cabo".