Hija de magistrado, experta en Derecho laboral, con una elevada sensibilidad social en sus dictámenes y ponente de sentencias que han sido pioneras para la protección de los derechos de las mujeres en España.
La nueva candidata del sector conservador del CGPJ para el Tribunal Constitucional, María Luisa Segoviano Astaburuaga (Valladolid, 1950), se convirtió en septiembre de 2020 en la primera mujer que preside una Sala del Tribunal Supremo. "Es la hora de las mujeres", proclamó entonces en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL/MagasIN.
En aquella fecha asumió la presidencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, un cargo que ha desempeñado hasta el pasado mes de octubre, cuando accedió a la jubilación.
Una de sus sentencias, que establecía un canon reforzado de justificación para despedir a una mujer embarazada y con reducción de jornada por cuidado de niños, marcó la pauta de la reforma legislativa aprobada en 2019 para proteger a las trabajadoras en esta situación.
En otra de sus resoluciones, facilitó que las mujeres puedan computar los meses que desarrollaron en la Sección Femenina durante el Franquismo, a efectos de obtener la jubilación, igual que se hacía ya con los meses de mili en el caso de los hombres.
Esta trayectoria ha hecho que María Luisa Segoviano sea identificada con frecuencia como una "jueza feminista", algo que asegura que no le molesta. "A veces si te lo dicen en plan peyorativo, no lo admito", indicó a este diario, "pero si por feminismo entendemos la defensa a ultranza de la igualdad, pues por supuesto que sí lo soy".
"Las decisiones que me gustan son aquellas que favorecen la igualdad de sexos porque creo que en nuestro campo hay mucho que hacer", añade la magistrada.
Al promover su candidatura, los seis vocales del ala conservadora del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) confían poner fin a la grave crisis institucional que ha provocado el enfrentamiento entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el Tribunal Constitucional.
"Nunca pensé en dedicarme a otra cosa", explicó a EL ESPAÑOL en octubre de 2020, "pertenezco a una familia muy marcada por el tema de la judicatura. Mi padre era magistrado, mi madre licenciada en Derecho [en un tiempo en el que esto era muy infrecuente ente las mujeres], y de los siete hermanos que somos, seis nos hemos dedicado a profesiones jurídicas".
Segoviano inició su trayectoria profesional en 1974, al obtener el puesto de secretaria de Magistratura de Trabajo. En 1987 ingresó como magistrada en la carrera judicial y obtuvo su primera plaza en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Bilbao.
Una década después se convertiría en presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Burgos. Continuó su trayectoria en 2006 en Madrid como magistrada del Tribunal Supremo, cuya Sala de lo Social ha presidido durante los últimos tres años. Desde entonces ha sido la primera y única mujer que preside una Sala del Supremo.
A lo largo de estos años, María Luisa Segoviano ha sido también testigo del creciente protagonismo de la mujer en la magistratura española, algo que desmiente las acusaciones de "machismo" lanzadas en los últimos meses desde el Ministerio de Igualdad de Irene Montero.
Ya cuando vistió la toga por primera vez, en 1987, "había una entrada masiva de mujeres en la judicatura, que era una cosa muy lógica porque si examinamos las facultades de Derecho, el número de alumnas con brillantísimas notas era superior al de alumnos", relató a este diario, "personas que eran muy aptas para opositar. Y de hecho sigue sucediendo".
María Luisa Segoviano bromea sobre las críticas que ha provocado, a menudo, por ser pionera en el mundo de la judicatura. "Ser más moderna en mi imagen no me ha supuesto un trato desfavorable ni discriminatorio", afirma, "pero sí respecto a las mujeres juezas a veces hay comentarios de qué moderna va, qué atrevida, cosa que yo no he oído hasta ahora de ningún compañero".
Y también se muestra partidaria de que jueces y magistrados sean capaces de romper el muro de incomprensión que a menudo les separa de sus ciudadanos: "Hay que procurar que las sentencias sean claras", sostiene, "la mayoría de los ciudadanos no las comprenden porque tenemos un lenguaje complicado. No hay que perder rigor nunca, pero se pueden decir las cosas de una manera más inteligible. Muchas veces está denostada la Justicia porque no se la comprende y eso no es bueno".
Aunque feminista convencida, Segoviano admite que alberga dudas sobre el establecimiento de cuotas para garantizar la presencia de mujeres en organismos públicos.
"Tienen una doble lectura", señala la candidata al Tribunal Constitucional, "por un lado, han funcionado bien hasta ahora al permitir acciones positivas en pro de la igualdad, en equilibrar lo que tradicionalmente estaba muy desequilibrado por falta de presencia de la mujer en los órganos de administración de las sociedades, que no los había".
Sin embargo, añade, en ocasiones las cuotas establecidas desde el poder político "encorsetan demasiado y una vez que se ha avanzado podría pensarse en otras fórmulas para conseguir esta paridad".
María Luisa Segoviano ha ocupado también cargos de relevancia como la presidencia de la Academia de Legislación y Jurisprudencia de Valladolid desde 2016. Es académica de honor de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España desde 2018 y académica honoraria Academia de Jurisprudencia y Legislación de Extremadura desde 2019.
Es autora de obras como Derecho Social de la Unión Europea, Principios esenciales de Derecho del Trabajo, El principio de igualdad de trato en materia salarial en el ámbito de las Administraciones Públicas, La responsabilidad en la Seguridad Social e Igualdad en el mundo del trabajo y en la empresa. Ha publicado también numerosos artículos doctrinales.
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