El Consejo General del Poder Judicial ha elegido este martes, de forma inesperada, a los dos miembros del Tribunal Constitucional que le correspondían y la siguiente incertidumbre es quién estará al frente de la institución durante los próximos dos años y medio.
La llegada al TC de Juan Carlos Campo, Laura Díez, César Tolosa y María Luisa Segoviano supondrá la salida del actual presidente, Pedro González-Trevijano; del vicepresidente, Juan Antonio Xiol, y de los magistrados Santiago Martínez-Vares y Antonio Narváez.
Una regla no escrita pero que siempre se ha respetado establece que la Presidencia y la Vicepresidencia del TC tienen que recaer en los miembros del siguiente tercio que se renovará. En este caso, será el del Senado y está integrado por María Luisa Balaguer y Cándido Conde-Pumpido (ambos propuestos por el PSOE) y Ricardo Enríquez (propuesto por el PP).
Falta un cuarto magistrado de ese tercio, el que hubiera debido sustituir a Alfredo Montoya, que dimitió por motivos de salud el pasado julio. Pero en este caso es el PSOE el que se niega a sustituir a este magistrado, que en su día fue propuesto por el PP en el Senado.
Siete a cuatro
El nuevo TC no estará, por tanto, conformado por 12 magistrados (la composición diseñada por la Constitución), sino por 11.
El futuro sector minoritario, el de los miembros propuestos por el PP, tendrá uno menos de los que debería tener y serán cuatro.
El sector mayoritario, integrado por los propuestos por el PSOE y Podemos, llegará a siete.
A la vista de esa correlación de fuerzas, hay pocas dudas de que la Presidencia del TC recaerá en el sector progresista. Y, si se respeta la tradición, el vicepresidente será Ricardo Enríquez.
La batalla por el primer puesto se entablará, por tanto, entre Conde-Pumpido y Balaguer, un juez penalista y una catedrática de Derecho Constitucional (en el supuesto de que ambos mantengan sus intenciones).
[María Luisa Segoviano y César Tolosa, nuevos jueces del TC en una decisión unánime del CGPJ]
Si el CGPJ hubiera elegido al magistrado del Tribunal Supremo José Manuel Bandrés tampoco habría muchas dudas: la balanza se inclinaría del lado de Conde-Pumpido, que cuenta con que los dos juristas nombrados por el Gobierno le apoyarán, lo mismo que Ramón Sáez e Inmaculada Montalbán.
Pero la designación de Segoviano introduce alguna incógnita para el veterano juez y exfiscal general, que necesita el respaldo de la nueva magistrada para alcanzar la Presidencia del TC.
María Luisa Segoviano puede ser el voto seis, el determinante, tanto para Conde-Pumpido como para Balaguer.
Esta última cree que puede ser apoyada por los cuatro magistrados de la futura minoría y confía en la inequívoca trayectoria de la nueva magistrada a favor de la igualdad y de la promoción de las mujeres a puestos de responsabilidad.
El factor Sáez
Pero pueden entrar en juego otros factores. Segoviano ya debe saber que ha habido un magistrado del TC, Ramón Sáez, que en los últimos días ha intervenido decisivamente para que los vocales del CGPJ propuestos por PSOE e IU dejaran caer a Bandrés y la votaran a ella. Y Sáez apoya de forma inequívoca el plan de Conde-Pumpido de ser presidente.
Es verdad, no obstante, que a Segoviano también le consta que la votación de este martes ha sido posible porque el grupo conservador del órgano de gobierno de los jueces la ha propuesto a ella. Sus teóricos afines, los progresistas, nunca han contado con su candidatura, que Segoviano tuvo que introducir a través del expresidente Carlos Lesmes.
Tres consejeros del sector conservador -Juan Martínez Moya, Vicente Guilarte y Nuria Díaz Abad- fueron los valedores de Segoviano en la reunión interna celebrada el pasado día 22 por la mañana, en la que se decidió pedir un nuevo Pleno extraordinario para someter a votación la dupla María Luisa Segoviano-César Tolosa.
No fue una iniciativa del PP (donde la candidatura de Segoviano incluso suscitó inicialmente alguna reticencia) sino de los propios consejeros conservadores, que este martes fueron al Pleno sin saber a ciencia cierta qué ocurriría.
Tampoco los vocales del grupo progresista las tenían todas consigo. En una reunión interna celebrada poco antes del Pleno, este mismo martes, decidieron esperar a ver qué votaban los tres primeros vocales conservadores para comprobar si realmente tenían voluntad de nombrar a Segoviano y, en función de esos primeros votos, apoyarla o no.
Así, al trantrán, uno a uno los vocales fueron respaldando la propuesta de los conservadores hasta alcanzar un inesperado resultado unánime.
Pero el trabajo ya había sido hecho en los días anteriores por miembros del TC como Xiol y, sobre todo, Sáez. Éste llamó el día de Nochebuena a varios vocales progresistas con un mensaje claro: la situación del TC es "insoportable", es preciso "priorizar la renovación" antes que al candidato preferido por Moncloa y por Conde-Pumpido, y Segoviano es una buena magistrada progresista.
Temores
El propio Conde-Pumpido se convenció de que lo más urgente era desbloquear el cambio del Constitucional a la vista de lo ocurrido el lunes 19, cuando, por seis votos frente a cinco, el tribunal paralizó la tramitación de la proposición de ley con la que el Gobierno pretendía reformar el sistema de elección de los miembros del TC para forzar el nombramiento de los dos que corresponden al CGPJ.
El sector progresista del TC salió de esa reunión del tribunal con la impresión de que la mayoría conservadora estaba dispuesta a paralizar también la nueva proposición de ley que, con el mismo contenido que la anterior, había anunciado el Gobierno. Las objeciones expresadas por los magistrados propuestos por el PP no habían sido sólo sobre la forma de tramitar la iniciativa sino también sobre el fondo de la misma. Consideraron inconstitucional, por ejemplo, la renovación del TC por sextas partes (dos magistrados) en lugar de por tercios (cuatro).
Los magistrados del Constitucional propuestos por PSOE y Podemos pasaron la Navidad valorando el riesgo y el temor de que el TC paralizara por segunda vez la reforma. Bastaría para ello otro recurso del PP. En ese escenario, el enrocamiento en Bandrés de los vocales progresistas del CGPJ sólo serviría para prolongar la Presidencia de Trevijano y la mayoría conservadora en el Constitucional.
Esto explica que Moncloa haya valorado positivamente el desbloqueo de la renovación por el CGPJ. Y la Presidencia del TC se peleará, como diría Simeone, en el siguiente partido.
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