El juez Joaquín Gadea ha enviado de forma provisional a un psiquiátrico penitenciario a Yassine Kanjaa, el supuesto autor de la masacre cometida el pasado enero en Algeciras. Un sacristán fue asesinado a machetazos y otras personas resultaron heridas.
Varias fuentes confirman a EL ESPAÑOL esta decisión del juez, tomada el mismo día en el que su Juzgado, el Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, ha rechazado enviar la causa a Cádiz, donde sucedieron los hechos. Gadea considera que el atentado tuvo carácter terrorista, por lo que, a su juicio, debe ser investigada en la Audiencia Nacional, que es la competente en esta materia.
Según confirman las mismas fuentes, se ha ordenado a la cárcel de Huelva que realice las gestiones necesarias para que Kanjaa, de 25 años, ingrese en una unidad de psiquiatría penitenciaria.
Como ha informado este periódico, Gadea ordenó efectuar un examen psicológico al detenido. Los peritos forenses de la Audiencia Nacional que lo realizaron, en un informe enviado recientemente a su Juzgado, recomendaron, de forma provisional, internarlo en un centro psiquiátrico.
Determinaron que el joven marroquí presenta una "sintomatología compatible con trastorno delirante". Sin embargo, aún deberán realizar un informe final más extenso.
Tal y como avanzó en exclusiva EL ESPAÑOL, la defensa del investigado había enviado un escrito al magistrado en el que ponía en duda la estabilidad mental de Kanjaa y negaba que éste fuese un yihadista. Por ello, su abogada —una letrada de oficio— solicitaba que la causa fuese enviada a un juzgado de Cádiz, ya que fue en la localidad gaditana de Algeciras donde sucedieron los hechos.
Este martes, Gadea lo ha rechazado rotundamente. Insiste en que los hechos pueden ser considerados como terrorismo islamista. "De las diligencias practicadas hasta el momento se infiere la existencia de indicios de que el asesinato y las agresiones cometidas la tarde del 25 de enero de 2023 por el investigado respondían a fines terroristas", indica en otro auto, fechado hoy.
Pasadas las siete de la tarde de aquel 25 de enero, Kanjaa mató con un machete a un sacristán e hirió a varias personas; entre ellas, a un párroco. Los hechos sucedieron en el interior de dos iglesias cercanas y en la plaza contigua. En un primer momento, Gadea decretó el secreto de la investigación, pero este martes ha optado por levantarlo.
"Sin perjuicio de una calificación precisa, una vez concluya la fase de instrucción, y tal y como refiere el Ministerio Fiscal en su informe, los hechos investigados revisten caracteres de un delito de asesinato y dos de asesinato en grado de tentativa", ha indicado Gadea en dicha resolución.
"La identidad de las personas agredidas, el lugar de comisión de los hechos, los datos aportados al procedimiento sobre acceso a páginas de Internet [por parte de Kanjaa] y las propias manifestaciones realizadas por el investigado en su declaración permiten deducir que el fin pretendido se encuentra entre los enumerados en el artículo 573 del Código Penal y calificar los hechos como delito de terrorismo", ha añadido.
El magistrado, en su auto, relata sucintamente lo ocurrido aquel 25 de enero. Cerca de las 18.30, Kanjaa acudió a la Iglesia de San Isidro, situada en la plaza del mismo nombre. Entró al interior del templo y empezó a gritar en español y en árabe, mientras hacía referencia a algunos de los motivos religiosos que decoran la iglesia, al Corán y a la Biblia. Señaló, especialmente, una de las vírgenes "en actitud desafiante".
"Tras una breve disputa dialéctica, finalmente, el detenido decide marcharse del lugar en torno a las 18.45 horas", indica Gadea. Después, Kanjaa habría acudido a su domicilio, en el que vivía como okupa, y allí cogió un machete de grandes dimensiones que guardaba en su habitación. Lo ocultó bajo la chilaba negra que vestía, apagó su teléfono móvil y lo guardó en una mesilla.
"Sobre las 19 horas de la tarde, cuando sale de su domicilio, armado, se encuentra con la primera de sus víctimas, a la que le causa lesiones sin resultado de muerte", narra el auto. Tal y como informó EL ESPAÑOL, se trataba de un hombre de que Yassine cree que es un converso, un antiguo musulmán convertido al cristianismo. Al ver el machete, salió huyendo.
"A las 19.15, regresa al centro religioso de San Isidro, lugar del que minutos antes había estado, y acomete la segunda acción lesiva: accede al interior del centro de culto profiriendo gritos en árabe, se dirige por el pasillo central hacia el altar, donde se encontraba el sacerdote, portando el machete en la mano", añade la resolución. El religioso trató de escapar, pero cayó al suelo. Kanjaa le habría pegado entonces "un fuerte golpe en la nuca".
En torno a las 19.25 horas, acude a una segunda iglesia, la de Nuestra Señora de la Palma, y "se dirige directamente" hacia el sacristán Diego Valencia Pérez. "Éste intenta huir de los golpes, dirigiéndose en un primer momento al patio de la iglesia; si bien, termina huyendo al exterior de la misma por la puerta lateral. En todo momento es perseguido por Yassine, quien no cesa en el ataque, profiriendo continuos golpes con el machete, hasta que, cuando ya se encuentran en el centro de la Plaza Alta, la víctima cae al suelo. Ese es el momento en el cual Yassine asesta dos golpes mortales dirigidos a la decapitación del fallecido", narra el magistrado.
Después, Kanjaa realizó un gesto de victoria, apuntando con el machete hacia el cielo y trata de entrar en un tercer templo, el Santuario de Nuestra Señora de Europa. Golpeó la puerta a patadas, pero no logró entrar. Cuando fue localizado por la Policía, aún llevaba el machete en la mano.