Monni Ahmed, un apátrida de origen saharaui, ha aceptado dos años de prisión por adoctrinamiento yihadista y autoadoctrinamiento. El acusado ha asumido esta pena en el juicio celebrado este martes en la Audiencia Nacional, que apenas ha durado cinco minutos.
Al inicio de la vista, Ahmed ha aceptado los hechos de los que le acusa la Fiscalía y se ha conformado con dos años de cárcel y cinco de libertad vigilada. El escrito de acusación del Ministerio Público, que pedía en un inicio cuatro años y medio de prisión, relata que, hasta su detención, mantuvo conversaciones por Facebook con yihadistas que se encontraban en zonas de conflicto.
Llegó incluso a alardear de que en el pasado formó parte de la organización terrorista Estado Islámico en el Gran Sáhara. Sin embargo, no consta que formara parte realmente de dicho grupo. A través de redes sociales, también manifestó su intención de marcharse de España a otro país, como Alemania o Yemen, ya que "los españoles son imposibles".
También instaba a sus interlocutores a realizar la yihad y hacía llamamientos a favor "del dogma del Estado [Islámico]".
"Gracias a Alá por habernos preferido de entre mucha gente para ser de la doctrina de la gente de la verdad, del Estado Islámico, que Alá le dé la gloria", escribió en uno de esos chats.
Poco antes de su detención, ocurrida el 28 de marzo de 2022, mantuvo conversaciones por Facebook en las que difundió cánticos que loaban el martirio y la yihad. También publicó vídeos laudatorios del Estado Islámico, que él mismo había editado mediante aplicaciones informáticas. Solía colgarlos en las denominadas stories de la red social.
De hecho, el mismo día que Monni Ahmed fue detenido, también fue arrestado en Suiza Yassine Elbar. Se trata de un combatiente del Estado Islámico que se retiró de Siria y había regresado a Occidente. Ahmed le había ofrecido su ayuda —"sin concretar qué tipo de asistencia", matiza la Fiscalía en su escrito— en caso de que decidiera volver a Europa.
"En su labor de proselitismo", relata el escrito del Ministerio Público, "también administraba al menos dos grupos en los que difundía textos e imágenes de carácter radical.
Uno de ellos contaba con 185 miembros de diversas nacionalidades. Entre ellos, jordanos, turcos, sirios, españoles, argelinos y alemanes. Algunos de los mensajes difundidos en aquel chat son los siguientes: "Daesh [nombre del Estado Islámico] va por el camino recto" o "La amargura de las balas es más dulce que la buena vida".