La hemeroteca en España, desde la Transición hasta nuestros días, rebosa imágenes de figuras de la política, la empresa, el arte e, incluso, la aristocracia sentados en el banquillo de los acusados. También, fotografías de las mismas personalidades haciendo el paseíllo, a la entrada de distintos juzgados por toda nuestra geografía, rodeados de periodistas o curiosos.
El pasado mes de junio, el Tribunal Supremo confirmó el procesamiento del expresidente catalán Carles Puigdemont —fugado en Bélgica de la Justicia española desde hace cinco años y medio— por los delitos de malversación agravada y desobediencia.
El máximo órgano judicial español tomó esta decisión para adaptar la causa del procés a la reforma del Código Penal impulsada en 2022 por el Gobierno, que derogó el delito de sedición, por el que Puigdemont sí fue investigado.
Pero no sólo la derogación de la sedición le beneficia. Si el PSOE acepta la exigencia del partido del expresident, Junts per Catalunya, y logra aprobar una amnistía a los líderes del procés, Carles Puigdemont logrará esquivar el banquillo de los acusados, en el que sí se han sentado, entre otros, la infanta Cristina, los exministros Rodrigo Rato, Magdalena Álvarez y José Barrionuevo, mediáticos alcaldes, como Jesús Gil o Julián Muñoz, importantes empresarios de la talla de Emilio Botín, varios presidentes autonómicos de diversos partidos y hasta un exjefe de la Casa Real.