De hecho, el estafador, según da por probado la sentencia, realizó llamadas con un número oculto a la anciana, haciéndose pasar por Jesucristo o la Virgen María y recomendando a la mujer que sacase dinero de sus cuentas bancarias para dárselo al acusado.
La víctima, nacida en 1941, padece un trastorno mental. Concretamente, una "alteración en el contenido del pensamiento, en forma de ideación delirante místico-religiosa y megalomaníaca" que le hacía creerse santa y le impedía razonar con lucidez.
Los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia de León consideran probado que el acusado, conocedor del estado mental de la mujer y de sus exageradas ideas religiosas, "maquinó la posibilidad de hacerse con todos los ahorros" que la anciana tenía depositados en distintas entidades bancarias (terrenales).
Charlas con la Virgen
En el negocio que regentaba el acusado había un cuarto para masajes. El condenado "le decía que metiese el dinero en un cajón, desde donde iba al Banco del Cielo, provocándole la convicción de que allí le rentaría más y podría construir una casa en el Cielo (...), haciéndole creer que también él depositaba dinero en mencionado banco celestial".
De hecho, "para dar mayor credibilidad" a sus supuestas conexiones con el Altísimo, el acusado escenificaba en el local supuestas conversaciones telefónicas con Dios, la Virgen o con la madre fallecida de la víctima, a la que presionó "al decir que iba a matar a sus hijos o hacer desaparecer el dinero depositado en el Banco del Cielo si contaba a aquéllos que estaba entregándole dinero".
En total, durante seis años, logró apropiarse de casi 287.000 euros de la anciana, que ha perdido todos sus ahorros, "quedándose sólo con las mensualidades de su pequeña pensión", de las que no pudo apoderarse el acusado, ya que fue descubierto y denunciado por los hijos de la víctima.
"No sólo ha perdido todos sus ahorros, sino que quedó deudora con el banco al que pidió el préstamo personal (finalmente cancelado con la acción de pago realizado por su hijo) y ahora se enfrenta a su futuro no con lo que tenía, sino con lo que le ha quedado tras la acción depredadora del acusado", afea la sentencia.
El tribunal, además, señala que, "sin duda", el condenado era consciente de que "acabaría esquilmando todo el patrimonio" de su víctima, como así sucedió. Según declaró ésta en el juicio, llegó a pedirle dinero para comprar pan y el estafador le contestó que no podía darle ni una sola moneda por los gastos imprevistos de una supuesta enfermedad de su madre.