El presidente suplente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Vicente Guilarte, asegura que la amnistía tiene un componente político y otro jurídico. Políticamente, "es un instrumento que se ha utilizado y que podría encajar en la Constitución asépticamente planteado". Sin embargo, jurídicamente hay que contrastarla con las pautas básicas de la amnistía.
"La amnistía primero debe atender al interés general y si eso interesase lo habrían llevado en sus programas", decía Guilarte que entiende que esa omisión en los programas políticos obedece, "objetivamente" a un "interés coyuntural de las partes".
Guilarte ha seguido con su análisis de la amnistía asegurando que "nos movemos en la ciencia ficción" y que, en caso de que se apruebe, será el Tribunal Constitucional (TC) quien decida pero, el presidente suplente del CGPJ reflexionaba en Ondacero "el indulto general está prohibido y es menos sanatorio que la amnistía; si no se puede uno parece que el otro tampoco" atendiendo a un principio básico del derecho "si no se puede lo menos, no se puede lo más".
El horizonte vital de Guilarte no es estar al frente del CGPJ de manera perpetua sino "estar aquí para conseguir que esto se renueve y se consiga, de una vez, que el Consejo facilite la independencia judicial".
Sobre la independencia de los jueces, el ahora presidente asegura que en sus diez años de trayectoria puede presumir "como todos los vocales" de plena independencia, pese a que fue propuesto por el PP de Mariano Rajoy en la última reforma pactada entre el líder 'popular' y Alfredo Pérez Rubalcaba, por entonces al frente de los socialistas.
"Nadie me ha condicionado, una ventaja que no es mérito mío, sino quizá de quien me ha nombrado y se lo agradezco a quien me designó, al Parlamento", sostiene Guilarte.
También ha reconocido que hubo ocasiones en las que el CGPJ no ha dado muestras de esa independencia, "pero forzados por las situaciones". En este sentido, pone de ejemplo cuando el Consejo tuvo que proponer a los magistrados del TC.
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"Aquí se formaron dos bloques y se publicitó. Yo dije en tono jocoso que yo era del grupo mixto", recuerda Guilarte, quien dice que, en ocasiones "hemos dado ejemplo de una cierta correa transmisiva ideológica".
Sin embargo, "no se puede culpar a nadie de eso" porque es reflejo de la polarización que vive la política y la sociedad. "La política tiene interés en captar todos los ámbitos de poder y no hemos escapado de ello", reconoce.
Sobre el nombramiento del Tribunal Supremo, Guilarte defiende que el CGPJ "funciona perfectamente", dada su buena estructura aunque reconoce que "en materia de nombramientos tenemos el problema de que la política ha puesto sus manos".
En su opinión, la manera de designar actualmente bajo mérito y capacidad "no tiene ningún sentido" y mientras eso se mantenga, "va a seguir teniendo interés la política en influir en los que nombran, en tratar de que sean partidarios de su corriente ideológica".
Guilarte esboza una solución para superar esto a través de unos concursos, "saber qué méritos hay que tener para ser magistrado del Tribunal Supremo" y que eso sea valorado por un tribunal especializado para así diluir "el enorme interés de los partidos para hacerse con los vocales".