Relojes de lujo, entradas a los toros, "dinero en efectivo para el mantenimiento de su Porsche Cayenne", "comidas en Casa Piluca", "fiestas flamencas con gitanos", miles de euros en efectivo, regalos en la boda de su hijo, arreglos en la caldera de su casa, whisky de la marca The Macallan, viajes a Londres, cenas a todo trapo, regadas con Vega Sicilia...
El empresario Francisco Menéndez Rubio ha enumerado este lunes en la Audiencia Nacional los lujos que asegura haber pagado en favor de Carlos Salamanca, cuando éste era comisario jefe en el Aeropuerto de Barajas, cargo que desempeñó entre 2006 y 2010.
Ambos se sientan en el banquillo por esta pieza —la número 1, denominada King— del caso Villarejo. El comisario José Manuel Villarejo no está acusado en esta rama concreta. Ahora bien, tanto Salamanca como Menéndez le han mencionado.
"Yo he sido el pagafantas de las fiestas de toda esta gente", ha resumido el empresario, interrogado por el tribunal. ¿A cambio de qué? Supuestamente, de facilitar la entrada a través de Barajas y el "trato VIP", esquivando el control de aduanas y con visados en frontera, a altos cargos del Gobierno de Guinea Ecuatorial y de la petrolera estatal Gepetrol, para quienes Menéndez realizaba labores de "consultoría jurídica externa" y quienes acudían a España a realizar inversiones inmobiliarias y negocios supuestamente irregulares.
Por su parte, el excomisario Salamanca —para quien la Fiscalía pide diez años de cárcel por cohecho y un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros— ha negado haber ayudado a Menéndez en estos negocios. Únicamente ha reconocido haber hecho este favor a la suegra del empresario, de nacionalidad ecuatoriana.
"Si llevaba Vega Sicilia [a mi casa] era para bebérselo él. Yo no bebo vino, ni ese whisky The Macallan", ha replicado Salamanca durante su interrogatorio. Ambos han reconocido que fueron amigos. Pero, más allá de eso, sus versiones difieren.
Menéndez ha relatado que sufragó las facturas para el mantenimiento del Porsche Cayenne de Salamanca. Éste ha subrayado que el vehículo era de su propiedad, pero que no aparece a su nombre, ya que, tras años como policía luchando contra ETA, prefiere no figurar en la documentación.
"Conocí a un empresario que me dijo: 'Yo creo que deberías conocer a Carlos Salamanca' y me lo presentó. Me dijo que era un facilitador, que me ayudaría, que si le trataba bien, él me haría unos favores que mis clientes [de Guinea Ecuatorial] me iban a agradecer mucho", ha narrado Menéndez.
Como "consultor jurídico externo" de los altos cargos ecuatoguineanos, el empresario ha relatado que entre sus labores se incluía la de facilitar que los extranjeros pudieran introducir "maletas con dinero en efectivo" a través del aeropuerto, sin declararlas en la aduana, esquivando el control.
Según ha declarado, una vez conoció a Salamanca, éste le facilitó estas operaciones. "En cuanto le conocí, me di cuenta de que era muy amante del lujo y la buena vida. Y yo le ayudé a que siguiera con ese nivel [de vida] que tenía. Él me daba un trato privilegiado en el aeropuerto y yo también le cuidaba...", ha relatado Francisco Menéndez, antes de enumerar los lujos que asegura que pagó al policía.
Carlos Salamanca sí utilizó otro segundo Porsche —un Panamera— del que quería deshacerse Crispín Edu Tomo, director de Marketing de Gepetrol y sobrino del director general de la petrolera. De hecho, el nombre del policía figura en la documentación del seguro del vehículo deportivo.
"Lo usé cuatro días. [Firmé el seguro] para dejar a mi compadre [Menéndez] en paz; le dije: 'Que sí, lo voy a probar...' y el seguro se hace anual", ha defendido. "No tengo necesidad [del Porsche Panamera]. Tengo el Cayenne y vehículo oficial con conductor... Cuatro o cinco días lo utilicé", ha añadido.
Por contra, Francisco Menéndez ha relatado que intermedió entre Crispín y Salamanca para la compraventa. "En cuanto llegó el momento de comprarlo, lo compró Miguel El Calvo, un chino implicado en la Operación Emperador. [Carlos Salamanca] lo usó por lo menos un año", ha relatado el empresario.
Salamanca se ha desvinculado de la imagen de "amante del lujo" que le ha atribuido Menéndez, quien le regaló al comisario un Rolex de 30.700 euros. "No sabía el precio exacto. Que sea aficionado y que me gusten no quiere decir que sepa los precios...", se ha defendido Salamanca. "El príncipe de Qatar me regaló un reloj exclusivo muy bueno de esas marcas raras y se lo cambié a Menéndez, porque le gustaba el mamoneo, el enseñar...", ha insistido, antes de reconocer que, cuando fue detenido, se le intervinieron "14 relojes buenos, originales, y 43 copias, imitaciones".
Ahora bien, el excomisario de Barajas ha negado conocer la introducción "de esas maletas con dinero" por el aeropuerto que dos horas antes relataba su antiguo amigo. "Éste es el examen más difícil de mis 67 años de vida y 42 de profesión", ha resumido, tras admitir que aceptó los relojes no a cambio de favores laborales, sino por brindarle "el cariño que nunca nadie le ha dado" y "familiaridad" y un par de joyas a la hija y la mujer de Menéndez.
La versión del empresario difiere sustancialmente. "Carlos Salamanca era un hombre superimportante, con una sola llamada del teléfono llegaba a cualquier lugar de los poderes del Estado. Era como conocer a Dios. Él me cuidaba a mí y yo le cuidaba a él. Él me decía: 'Do ut des, quid pro quo'. Él sabía que yo era un pozo sin fondo de dinero gracias al petróleo de Guinea", ha relatado Francisco Menéndez, que ha enmarcado estos supuestos favores en la "potestad libérrima del comisario jefe de uno de los mayores aeropuertos de Europa".
Según Menéndez, fue Salamanca quien intermedió para que el empresario contratase al excomisario de Policía José Manuel Villarejo y se encargase de realizar el llamado Informe King, dedicado a favorecer la sucesión de un hijo del dictador de Guinea Ecutorial sobre otro de los herederos.
Preguntado por este extremo, Salamanca ha defendido que nunca actuó de intermediario entre Menéndez y Villarejo. Según su versión, fue el primero el que le consultó por éste último y se limitó a ensalzar las capacidades profesionales de su colega. De nuevo, ha vuelto a negar haber recibido dádivas constantes por favorecer a Menéndez en sus negocios con los altos cargos de Gepetrol.
"Cometí el error de ayudar durante tantos años a esta gente", ha lamentado Francisco Menéndez, antes de reconocer que, siguiendo el consejo del autodenominado miembro del CNI David Rodríguez Vidal, le aportó documentación sobre estos asuntos, que este último presentó en la Fiscalía Anticorrupción.
"Decidí colaborar, aunque mi primer abogado me dijo que había visto a gente como yo morir de un accidente de coche...". Con la denuncia anónima de Vidal, que la firmó con un pseudónimo, el nombre guineano de Asunción Mba, comenzó el llamado caso Villarejo, que acumula actualmente casi medio centenar de piezas separadas.