Dos policías que fueron heridos de gravedad durante las protestas convocadas por la plataforma independentista Tsunami Democràtic en 2019 han declarado este martes en la Audiencia Nacional.
Ante el juez Joaquín Gadea, uno de los dos agentes se ha quejado de que la visita de Pedro Sánchez al hospital donde se recuperaba de las heridas, dado que fue difundida oficialmente con una fotografía sin pixelar, contribuyó a que los radicales secesionistas acosaran al policía y a su familia, al poder reconocer ya su cara.
De hecho, ha manifestado que, debido a este "hostigamiento" por parte del independentismo violento, facilitado por la difusión de la imagen, tuvo que "malvender" la casa donde vivía con su mujer y sus hijos y huir del pueblo del que era vecino. Así lo confirman a EL ESPAÑOL fuentes presentes en el interrogatorio celebrado esta mañana a partir de las diez.
Este agente, y otro más, también herido de gravedad durante los disturbios y defendido por el mismo bufete, han solicitado una indemnización al Estado como "víctimas del terrorismo". Así lo solicitó recientemente el despacho Fuster-Fabra Abogados.
Y, tal y como avanzó EL ESPAÑOL, el juez Manuel García-Castellón —al que esta mañana ha sustituido Gadea durante los interrogatorios— citó a ambos a declarar como "testigos/perjudicados".
El otro de los agentes, antes de entrar a la Audiencia Nacional, ha relatado que, cada vez que entra en la ducha, mira su cicatriz, "de 18 centímetros", en el brazo.
En total, son cuatro los antidisturbios personados en el caso Tsunami Democràtic. Todos ellos, heridos mientras trataban de repeler las violentas protestas convocadas por esta plataforma independentista en contra de la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del procés.
La Audiencia Nacional investiga estos hechos por un supuesto delito de terrorismo. En dicha tesis coinciden tanto el juez García-Castellón y la Guardia Civil como los perjudicados y las acusaciones populares, entre las que se encuentra Dignidad y Justicia (DyJ).
Ahora bien, la Fiscalía de la Audiencia Nacional, por boca de Miguel Ángel Carballo, descarta el delito de terrorismo y ha solicitado que la causa sea enviada a los juzgados de Barcelona. Por otro lado, el caso se verá afectado por la futura aprobación de la Ley de Amnistía, diseñada ad hoc para uno de los investigados: el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont.
No obstante, como Puigdemont está aforado al ser eurodiputado, fue el Tribunal Supremo, a petición de DyJ, el que asumió la investigación contra él y contra el diputado de ERC en el Parlament de Cataluña Rubén Wagensberg.
Otro de los dirigentes independentistas investigados —en su caso, por la Audiencia Nacional— es Marta Rovira, la secretaria general de Esquerra, que deberá declarar ante García-Castellón el próximo día 22.
Un informe de la Guardia Civil sitúa a todos ellos, junto al resto de investigados, como parte de la organización de las protestas de Tsunami Democràtic.
"Terrorismo callejero"
En una de ellas, en la celebrada el 18 de octubre de 2019, fueron heridos los dos agentes que han declarado este martes ante el juez. Según el escrito que presentó su defensa para personarse en la causa, ambos policías fueron lesionados en actos de "terrorismo callejero".
Uno de los dos —el de la cicatriz en el brazo— ha recibido la jubilación forzosa a los 45 años, al no poder recuperarse de las heridas.
En aquella jornada de finales de 2019, coincidieron, además, una huelga general y una manifestación convocadas por la Intersindical-CSC (el sindicato vinculado a la CUP); y las denominadas Marchas por la Libertad organizadas por la ANC y Òmnium, entre otras entidades secesionistas.
El otro antidisturbios —al que visitó Sánchez en el hospital— recibió un fuerte impacto de un objeto lanzado por uno de los radicales, que le golpeó en el lado derecho del casco. Cayó desplomado y perdió el conocimiento.
Fuentes presentes en el interrogatorio señalan a EL ESPAÑOL que ambos agentes han declarado ante el juez que la concentración se vuelve "muy violenta en cuestión de segundos" y que fueron atacados por grupos "muy organizados".
Según han narrado, cada vez que los antidisturbios iban a reforzar un flanco, aparecían rápidamente grupúsculos de radicales que les impedían reorganizarse y les lanzaban baldosas, adoquines, bolas de petanca, palas...
De acuerdo con el testimonio del policía herido en el brazo, cuando los sanitarios le atienden por su "herida abierta", le recomiendan que no regrese a la zona de Vía Laietana, donde se producían los mayores disturbios en Barcelona, "porque podía haber algún muerto". Los dos han declarado ante el juez que temieron por su vida.