El fin de la presidencia de Marchena en la Sala Penal: el juez que dijo 'no' a Sánchez y al PP pasa al segundo plano
- Manuel Marchena termina este jueves una etapa de 10 años al frente de la Sala que juzga a los aforados, marcada por las decisiones consensuadas y el juicio del 'procés'.
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Este jueves ha arrancado la era post-Marchena en la Sala Penal del Tribunal Supremo. El juez español más influyente, por el que han pasado todos los procesos penales relevantes en los últimos diez años, termina su segundo mandato como presidente de la Sala que investiga y juzga a los miembros del Gobierno y a los diputados y senadores. No se presenta a la reelección. Tampoco permanecerá en el cargo hasta que su sucesor sea nombrado por el Consejo General del Poder Judicial.
Manuel Marchena, que convenció a sus compañeros para la arriesgada retransmisión íntegra y en tiempo real del juicio del 'procés' y que ha llevado a cabo una abierta política de comunicación de los asuntos de la Sala, quiere alejarse del foco. Ahora pasa a ser un magistrado más del Supremo para dedicarse, dice, a lo que más le gusta: "Soy feliz poniendo sentencias".
Esa misma frase es la que le dijo a Pedro Sánchez en una larga reunión que mantuvieron ambos en la Moncloa a finales de julio de 2020. El presidente del Gobierno fracasó en su pretensión de convencer a Marchena para que aceptase ser presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial.
"Eres un candidato de consenso PSOE-PP", intentó persuadirle Sánchez, que quería desbloquear la renovación del CGPJ.
"No puedo aceptar el apoyo de un Gobierno cuyo vicepresidente dice que el problema de la Justicia somos el magistrado Llarena y yo", le contestó Marchena. "Por Pablo Iglesias no te preocupes, lo puedo arreglar", insistió Sánchez.
Pero no hubo forma. Manuel Marchena le dio calabazas al presidente del Gobierno como se las dio antes, en noviembre de 2018, al Partido Popular.
Cuando EL ESPAÑOL publicó el mensaje de 'whatsapp' que el portavoz del PP en la Cámara Alta, Ignacio Cosidó, había enviado a los senadores del partido sobre el pacto alcanzado con los socialistas para que Marchena presidiera el Poder Judicial ("controlando la Sala Segunda desde detrás"), el juez renunció públicamente a participar en la componenda política. "Mi trayectoria ha estado siempre presidida por la independencia como presupuesto de legitimidad de cualquier decisión jurisdiccional", manifestó entonces.
Marchena ha dirigido una Sala que ha confirmado las condenas del caso Gürtel y del caso de los ERE. Que ha investigado a Baltar y a Casero y ahora investiga a Ábalos y al fiscal general. Y que ha decidido, además, por unanimidad o por amplias mayorías.
Marchena ha ahormado siempre ese consenso, lo que es uno de los mayores logros de su presidencia. "Aquí no ha habido los 7 a 5", destaca un magistrado, que compara los acuerdos a los que consigue llegar la Sala Penal frente la sistemática fractura del Tribunal Constitucional en los asuntos que importan al Gobierno. "¿Va a conseguir Conde-Pumpido una respuesta del TC a la amnistía del 'procés' con la unanimidad con la que juzgamos ese asunto nosotros?", pregunta.
El 'procés' catalán, la amnistía y las acusaciones de lawfare con las que atacan a la Sala Penal los socios parlamentarios del Gobierno -ante la pasividad de éste- han marcado el mandato de Marchena. "Pero no le he visto flaquear nunca", asegura otro miembro de la Sala, que añade: "Marchena y los demás compañeros están convencidos de que la defensa de la Constitución frente al desafío independentista estaba en manos del Tribunal Supremo. Eso ha sido confundido interesadamente por algunos que dicen que hemos actuado como agentes políticos. Nada de eso: han defendido el Estado constitucional".
Los miembros del tribunal coinciden en elogiar el buen ambiente que el hasta ahora presidente ha creado en la Sala, su "liderazgo", "carisma", "asertividad" y su alto nivel jurídico. Que la Sala no se divida, que se mantenga la confianza y la cordialidad pese a las discrepancias, es lo más preocupa ahora a los compañeros de Marchena y el reto de quien alcance la presidencia.