Las enfermedades dermatológicas, en términos generales, no tienen tanto peso como otras patologías. Pero su impacto en el paciente es patente. Este es el caso del eccema crónico de manos, una enfermedad que afecta al 10% de la población adulta y que tiene un gran impacto "emocional" en la población.
Yolanda Gilaberte, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Miguel Servet y presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), define esta patología como una "enfermedad inflamatoria que se localiza en las manos" y que está generada por muchos factores. Hay un componente "genético" y también uno exógeno, que van "a influir en que el eccema aparezca y progrese".
Se manifiesta con alteraciones en la barrera cutánea de las manos, que acaban en grietas que suponen "puertas de entrada para agentes infecciones". Todo esto acaba generando una enfermedad "muy invalidante".
Pero esta enfermedad tiene, también, un importante componente psicosocial. "Tiene un impacto emocional muy elevado. Limita la funcionalidad de las manos y eso afecta en todos los ámbitos de la vida, tanto la laboral como la personal. ¿Quién no usa las manos en su trabajo? Y eso puede llevar a una pérdida de identidad profesional y personal", ha lamentado Sandra Ros, psicóloga adjunta del Servicio de Dermatología, Reumatología y Programa de Trasplante Cardíaco del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Uno de los problemas con esta patología es que puede confundirse con otras, lo cual puede colocar esta enfermedad en el marco de las patologías olvidadas. "Los dermatólogos estamos muy concienciados, opero en Atención Primaria es posible que ocurra", ha indicado Gilaberte.
"Es muy duro no saber", ha avisado Ros. "Frustra mucho y hace que toquemos puertas que no son adecuadas y pueden llevar a buscar alternativas pseudoterapéuticas. Es muy importante la educación sanitaria. Las terapias grupales ayudan mucho".
Esta cuestiones sobre el eccema de manos se han abordado en V Simposio del Observatorio de la Sanidad, organizado por EL ESPAÑOL e Invertia. La psicóloga también ha alertado de "los automatismos que tienen los pacientes para ocultar las lesiones".
Ahora mismo, y hasta que llegue a España un medicamento específico (ya hay uno que, recientemente, ha recibido el visto bueno de la Comisión Europea), se tienen a emplear tratamientos tópicos. Con corticoides, por ejemplo. "Pero si es un eccema crónico no podemos aplicar siempre un corticoide".
El problema está en los excesos de uso. Y también en que los pacientes "se cansan".