Nadie dijo que la descarbonización de la industria sería rápida, fácil, ni barata. Pero tampoco que no estuviera llena de oportunidades. España está en una posición privilegiada para abordar la transición energética; eso es algo en lo que coinciden los representantes de las principales empresas energéticas en nuestro país. Así lo han expresado en sus intervenciones en las mesas y conversatorios del IV Foro Económico Español Wake Up, Spain!, organizado por EL ESPAÑOL, Invertia y Disruptores en colaboración con EMT de Madrid, EY, Microsoft, Oesia y Oracle.
España, han señalado, cuenta con una situación geográfica idílica; cuenta con sol y viento y, al mismo tiempo, por unas infraestructuras suficientemente vertebrados y por una actitud regulatoria positiva. Arturo Gonzalo Aizpiri, CEO de Enagás, pone el foco en el hidrógeno como un elemento clave en la descarbonización. “No hay un ejemplo de un vector energético que ha avanzado tanto en tan poco tiempo que tiene un apoyo político e institucional tan amplio”, ha destacado en el primer segmento de la jornada.
El camino de la descarbonización llegará a través del cambio del modelo energético, sustituir los hidrocarburos derivados de los combustibles fósiles a fuentes limpias. Y a todos los sectores. Por ejemplo, según Aizpiri, dos tercios del consumo de hidrógeno serán fertilizantes y refino. El resto será para transporte, y sobre todo para el transporte pesado. En este último apartado, se calcula que será al menos 5 m de toneladas.
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En la jornada también han estado presentes energéticas asociadas a los combustibles fósiles contaminantes como British Petroleum (BP) y Cepsa. Ambas, y la mayoría de las grandes corporaciones, están mirando al futuro y quieren dar un paso al lado y buscar alternativas a su negocio tradicional. Giulia Chierchia, vicepresidenta ejecutiva de Estrategia, Sostenibilidad y Emprendimiento de BP, confirma su intención de descarbonizar la red que ya tenían sustituyendo el gas natural por biogás, como el biometano o el hidrógeno.
Las infraestructuras soportan el cambio de un producto a otro ya que, al fin y al cabo, todos son gases. Eso sí, Chierchia recuerda que la anterior transición del carbón al petróleo duró cien años y era el cambio a una tecnología más eficaz; para esta se quiere hacer en décadas y con unas herramientas que todavía no son rentables, por eso afirma que sería necesaria una mayor estabilidad política para ofrecer un marco regulatorio seguro en el tiempo que favorezcan las inversiones.
Un déficit de agilidad regulatoria
Por su parte, Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, resalta que ellos se están quitando del enganche a los combustibles fósiles. Él argumenta que han vendido casi toda la producción de hidrocarburo su apuesta por la instalación de puntos de carga superrápida, el combustible sostenible para la aviación (SAF, según sus siglas en inglés) y el hidrógeno.
En la instalación de los puntos de carga, Wetselaar se queja de un déficit en la agilidad de la Administración española. “En China los permisos tardan dos meses, aquí entre 18 y 20”. Además, en España, comparado con otros países europeos, se venden pocos coches eléctricos, lo que no favorece la agilización de la norma.
La regulación europea ya empieza a exigir para 2025 un porcentaje de combustible no contaminante que irá en aumento. Actualmente, la mayor porción de descarbonización de la economía viene de una mejora de los combustibles y motores y no de la electrificación, como se puede pensar.
Para España, la transición energética puede ser una gran oportunidad. Tradicionalmente, la energía más barata se producía en los países del norte, ahora con la penetración de las renovables y el hidrógeno es el momento de que tome las riendas.
Hay barreras, como han podido exponer los responsables de las empresas del sector energético, como el transporte o la legislación a diferentes niveles de la administración, desde el comunitario al local. Aunque en Europa se respira un auge de la derecha más euroescéptica contraria a la agenda 2030, se espera que tras las elecciones europeas, sea cual sea el resultado, se siga apoyando el desarrollo económico, y esto pasa por la descarbonización.