Hasta 2009, vivían más personas en el campo que en la ciudad. En la actualidad, alrededor del 55% de la población mundial vive en pueblos y ciudades, y se prevé que el nivel de urbanización será de casi un 70% en 2050, según cifras de Naciones Unidas. Una disrupción en toda regla que obliga a repensar el rol de las ciudades para mejorar la calidad de vida de estos ciudadanos y que tiene en la tecnología un gran aliado.
Durante el 'Foro Económico Valenciano, La Economía de las Oportunidades', organizado por EL ESPAÑOL, Invertia y D+I, Juan Ángel Poyatos, director general de Coordinación de la Acción de Gobierno de la Generalitat Valenciana, ha sacado pecho de que Valencia sea "la tercera ciudad en 'smart city', destacando especialmente en cohesión social y movilidad".
No ha obviado que históricamente esta ciudad y el territorio valenciano han tenido "una estrategia clara en ciudades inteligentes, pero faltaban los recursos suficientes para impulsarlos".
Precisamente la llegada de los fondos europeos de recuperación viene a resolver esta barrera, dejando tras de sí un "momento adecuado" para impulsar iniciativas como el área de 'Smart City' de Valencia (con tres millones de euros), la capitalidad de Turismo Inteligente o, más allá de la capital, la propuesta de Alicante como potencial candidata a la Sede de Supervisión de la Inteligencia Artificial.
En la misma línea se ha manifestado Gonzalo Belenguer, director general de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit). El experto ha reivindicado el papel de esta ciudad como un eje de innovación clave, con el mar como fuente de inspiración al ser "una entrada y salida de culturas y soluciones, que nos proporciona una cosmovisión diferente y nos ha permitido dar pasos de gigante a la hora de consolidar un ecosistema de innovación potente".
La propia Redit es buena prueba de ello, con más de "2.600 proyectos de I+D+I impulsados al año y financiados con fondos públicos, que vienen a ayudar a la competitividad de las empresas y, en última instancia, a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos".
Y es que Belenguer destaca la necesidad de colocar al ciudadano "en el centro de toda la actividad de la I+D+I", también en lo que concierne a las ciudades inteligentes, en cualquiera de sus dimensiones o aproximaciones concretas, como puedan ser el almacenamiento energético, la revalorización de los residuos de las propias ciudades o la movilidad sostenible.
A su vez, Eduardo García Mellado, director global del Sector Público, Salud y Transporte de Vass, ha retrocedido en la breve pero intensa historia de las ciudades inteligentes para destacar que hemos pasado de que hubiera "un cierto pique" entre urbes para definirse "como el modelo o el proyecto piloto a seguir" a un estado "más maduro, con plazos de innovación más cortos que llevan el pique no tanto hacia otras ciudades, sino para ellas mismas".
Alude el directivo a la urgencia de las poblaciones y territorios por dotarse de "capacidad predictiva, de organización, en tiempo real" que les ayuden a mejorar las condiciones de vida en su entorno. Una labor en la que tienen mucho que decir tecnologías de vanguardia en las que trabaja Vass, como la analítica de datos, la inteligencia artificial o el 'blockchain'.
Asimismo, García Mellado ha puntualizado que el auge de las ciudades inteligentes tiene mucho que ver también con su entrada en los propios hogares, "gracias a la transformación energética y la sostenibilidad". En su opinión, "contar con hogares más inteligentes y eficientes hará que la ciudad también lo sea, no sólo a través de sus servicios públicos".
Sostenibilidad y ciberseguridad
Resulta complicado separar sostenibilidad y 'smart cities', en tanto que la digitalización de los territorios urbanos está más que condicionada por los objetivos marcados por la Agenda 2030 en ese sentido.
Al respecto, Juan Ángel Poyatos destacaba en el foro celebrado en Innsomnia que es fundamental tener en cuenta la sostenibilidad medioambiental, "pero también social como eje central, porque hemos ido avanzado en las 'smart cities' por áreas pero ha faltado una estrategia global con la sostenibilidad como paraguas".
En la misma línea, Belenguer recordaba que el reto climático supone "un reto, pero también una oportunidad para generar hábitats más eficientes y de crear desarrollo sostenible mediante la tecnología". Un camino que, en última instancia, nos lleve a "hacer compatible nuestra forma de vida con la habitabilidad del planeta".
Misión para la que las condiciones económicas parecen no ser ya un freno, ha concluido Eduardo García Mellado, sino que ese reto social y, en especial, el que concierne a la ciberseguridad son los grandes muros a derribar. Con una advertencia final: "Cuanto más digitalizada esté una ciudad, más vulnerables será a los ataques".