La transición energética tiene uno de sus principales vectores en movilizar a la industria hacia alternativas más limpias, alineadas con los objetivos de descabornización. Una misión compleja, plagada de retos, pero que en última instancia supone una oportunidad para el tejido productivo, como han dejado claro los ponentes en el Foro Económico Valenciano 'La economía de las oportunidades' que acoge la sede de Innsomnia Accelerator en Valencia.
Francisco Solves, director general de Obremo, explicaba al respecto que "tenemos necesidad de recursos financieros, pero también de crear alianzas entre empresas que ayuden a empujar el cambio en la transición energética. También de técnicos y de formación, de cómo hacer mucho con lo poco que tenemos".
Un cambio de paradigma en el que España y la región valenciana parten con buen paso: "Tenemos una oportunidad histórica. La gigafactoría que se ha instalado en la Comunitat Valenciana es una confirmación de ello. Llevamos treinta años aterrizando proyectos porque al final lo importante es que haya empresas materializando las tecnologías que ya tenemos disponibles. Eso es lo que nos falta en estos momentos".
"Estamos preparados, pero no va a ser fácil. Para afrontar el reto del cambio climático debemos abordar muchas vías. Desde el sector eléctrico ya estamos descarbonizando nuestra generación desde hace años, pero ahora hay que electrificar el consumo, atacando casos de uso que hasta ahora estaban usando combustibles fósiles", añadía Ibán Molina, delegado institucional de Iberdrola en la Comunidad Valenciana. "Lo vemos como una oportunidad de generar nuevos proyectos y alianzas. La velocidad de esta problemática impide que lo hagamos individualmente".
"Debemos aprovechar el momento, porque España está muy bien posicionada gracias a tener más viento y sol que otros países vecinos. Si no lo hacemos, lo harán otros. Alianzas entre empresas y la Administración han contribuido a enseñar la hoja de ruta clara hacia la industria verde que tenemos, por ejemplo, en Valencia, gracias a lo cual Volkswagen contó con nosotros para proveerles de energía verde", ha remarcado Molina, quien ha adelantado la construcción de una planta de hidrógeno en Valencia que abrirá el próximo año.
José Miguel Ferrer, director general de Statkraft para España y Portugal, también apela a la buena marcha en la descarbonización de su actividad: "El público y los empresarios se han dado cuenta del cambio climático, de lo que está pasando en estos momentos en Ucrania. Ya no cambiamos por un tema de sostenibilidad, sino por seguridad y garantizar el suministro. Vemos a las empresas cada vez más preparadas y más conocedoras de los contratos PPA. España es el país con más contratos de suministro de energía renovable firmados".
"La pyme ya está muy interesada en las nuevas tecnologías energéticas", ha añadido Ferrer, en alusión a capacidades como el hidrógeno. "Es una tecnología incipiente, que no está disponible a fecha de hoy, pero que supone una oportunidad muy interesante para regiones como Castellón, de las mayores consumidoras de gas, y que tiene todos los factores para ser un actor relevante en esta nueva ola".
No tan optimista se mostraba Miguel Nicolás, vicepresidente de Ascer, en tanto que el sector cerámico enfrenta dificultades específicas en esta transición energética. "Somos altamente requirentes de energía, 90% de ella gas, y sustituir el gas por electricidad hoy por hoy es imposible porque no hay tecnología disponible. Tenemos un gran hito marcado por la UE de alcanzar un 55% de reducciones de emisiones en 2030 y lo vemos complicado. Debemos hacer unos esfuerzos tremendos".
Nicolás no cierra las puertas "hacia un único vector" porque considera que "estamos lejos de hacer que el hidrógeno sea una realidad". Apela al uso de gases renovables o la fotovoltaica, entre otras alternativas, "en el tránsito hacia el hidrógeno que sea nuestro nuevo vector energético". En su lista de peticiones, la creación de una planta piloto para comprobar el funcionamiento de esta tecnología de futuro y sus limitaciones en el campo cerámico.
Desde la parte de la Administración Pública, Pedro Fresco, director general de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, ha reconocido que "sabemos muy bien cuáles son los objetivos para 2030 y 2050. Es difícil estar preparado para un cambio de tanta magnitud y que no tiene un manual de instrucciones como la transición energética. Sabemos parte del camino, pero otra no, y nos faltan soluciones tecnológicas. El mundo que nos encontraremos en 28 años, también en el ámbito industrial, va a ser radicalmente distinto y debemos estar preparados mentalmente".
Fresco ha recordado el PERTE del hidrógeno como instrumento que ayude a catapultar la innovación en materia energética en nuestro país. Eso sí, ha pedido "acertar el tiro para sacar el máximo provecho de los fondos europeos". Eso a corto plazo, pero a largo plazo el representante de la Generalitat Valenciana defendió el rol del Estado "dirigiendo el camino porque conoce el camino hacia la descarbonización" en colaboración intrínseca con las empresas "que tienen el 'know-how' y tienen el talento".