Hay suficientes alimentos en el mundo para alimentar a todo el planeta. Sin embargo, más del 9,8% de la población mundial pasa hambre. Sobre esto ha versado la última mesa de la segunda jornada del I Observatorio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia en el CaixaForum de Madrid.
El ODS 2, sobre hambre cero es fundamental para garantizar el bienestar y la salud de la población. Pero no sólo a nivel mundial, sino también en nuestro país. Sobre esta ingente tarea han debatido Pepa Muñoz, cocinera y dueña de El Qüenco de Pepa, Manuel Sánchez Montero, director de Incidencia y Relaciones Institucionales de Acción contra el Hambre, y Francisco Greciano, director de la Federación Española de Bancos de Alimentos.
Como recordó Sánchez, “la cantidad de dinero que se ha invertido en atacar la inseguridad alimentaria no ha hecho más que decrecer. Hay un cambio de tendencia que pasa por la voluntad política”.
Porque, como recordó, “el crecimiento de la inseguridad alimentaria es una tendencia que viene de antes de la pandemia. Cada año, 45 millones de niños de menos de 5 años sufren desnutrición severa, es decir, su cuerpo se nutre de sí mismo. Todo ello por culpa del cambio climático, la caída de la productividad y, especialmente, la violencia y los conflictos”.
Pero, como han comentado los expertos, no solo debemos centrarnos en lo macro. “Los cocineros del mundo tenemos una responsabilidad enorme para acabar con el hambre en el mundo, porque nuestra obligación es cocinar tanto para la gente que nos paga como para los que no”, ha incidido Muñoz.
Y es que, como ha explicado Greciano, “en 2020 hubo una ola de solidaridad en España para con los Bancos de Alimentos. Sin embargo, en 2022 hemos notado un descenso notable de las donaciones tanto de empresas como de particulares”.
Por ejemplo, ha contado Greciano, “la leche supone un 40% de los productos que reparten los bancos de alimentos, y nos estamos encontrando problemas de desabastecimiento”. Y ha sentenciado: “No hay leche suficiente; es un problema real”.
Y es que 80% de la producción agrícola del mundo proviene de pequeños productores.
Esos que en España se están perdiendo, como ha denunciado Muñoz. Por eso, la labor de los restauradores es más una responsabilidad: la de “trabajar con nuestros pequeños agricultores y ganaderos, porque genera cultura, riqueza y nos ayuda a volver a cuidar lo nuestro. Tenemos y podemos recuperar el origen, los sabores, lo nuestro”.
Como ha insistido, “la gente de los pueblos, del campo, son los proveedores de las ciudades, y con la despoblación voraz que se da ahora… no sé qué nos espera en un futuro”.
Desperdicio alimentario
Por su parte, en relación con la propuesta de ley contra el desperdicio alimentario, Greciano ha puesto en valor la importancia de una normativa que reduzca la pérdida de alimentos a través de donaciones a entidades sociales que luchan contra el hambre.
Muñoz, en cambio, ha apostado por recordar que “forma parte de la buena gestión de un restaurante la reducción del desperdicio alimentario”. Sin embargo, ha insistido también en la responsabilidad individual. Y ha puesto un ejemplo: “En mi restaurante, por ejemplo, reducimos el desperdicio con los menús de los empleados y adaptando la carta según los excedentes que tengamos. Pero es fundamental organizarnos, en nuestros hogares, para que no se tire a la basura tanta comida”.
Como conclusión, Sánchez Montero ha incidido en poner el foco en la regulación de los precios de los alimentos para que “haya una alimentación de calidad que sea accesible”. Porque, ha dicho, “es importante reducir el desperdicio alimentario, pero aún más –aunque no esté sobre la mesa– es imprescindible que haya una norma que evite que los precios se disparen”.