Las empresas "a veces no encuentra todos los recursos que necesitan" y poder disponer de "una alternativa que puede hacer muy bien el trabajo", como los robots, se convierte en una buena opción. "Te resuelve un problema y además tienes una manera mejor de producir", defiende Alberto Sols, director de la Escuela de Arquitectura, Ingeniería y Diseño de la Universidad Europea, que destaca los beneficios de usarlos y pide desechar los miedos.
"Que no cunda el pánico", dice, sobre los temores a que la robótica destruya empleos. Habrá quien deba repararlos y mantenerlos; programarlos. "Es más un desplazamiento del tipo de tareas que una desaparición de tareas", ha considerado durante su intervención en la segunda jornada del IV Observatorio 5G 'La tecnología en la encrucijada entre el 5G y la inteligencia artificial'.
Allí ha abordado las posibilidades que abre la robótica para mejorar la productividad. Todo un mundo nuevo. "Los robots nos permiten disponer de más capacidad y más flexibilidad, y producir productos más robustos", ha expuesto.
¿Qué significa esto? Por un lado, que la empresa pueda garantizar que dispone de los recursos suficientes siempre, es decir, trabajadores, porque "a veces no encuentran todo lo que necesitan"; por otro, en términos de robustez, implica que se obtenga el producto final sin que su elaboración se vea "afectado por el ruido".
"Cuando hablamos de fabricación en serie queremos pensar que todo el mundo produce igual todos los días, pero no es así. El rendimiento de una máquina no se ve afectado por cuestiones emocionales. Si queremos tener estabilidad en producción los robots nos van a dar más tranquilidad en términos de robustez", ha explicado.
Esta mejora en la productividad que ofrece la robótica ha sido entendida en España, que ocupa el cuarto lugar en Europa en implantación de robots industriales, con cifras de 2021, y el decimocuarto puesto mundial.
Pero hay letra pequeña, ha advertido Sols. Si en 2021 España implantó algo más de 3.000, esta cantidad fue doblada por Francia y cuadruplicada por Italia. Uno de los referentes internacionales, China, implantó 80 veces más.
Así que, concluye, "no estamos mal en orden pero en capacidad real estamos lejos". Según Sols, todo tipo de empresas apuestas por la robótica en diferentes tamaños, siendo el de mayor envergadura -y coste- el industrial, como en un astillero, aunque en empresas que necesiten robótica móvil por ejemplo para gestión de almacenes, la factura es mucho menor.
"Hay soluciones a medida. No es un problema de presupuesto, es problema de cultura", ha especificado. Al respecto, ha subrayado que es imprescindible el conocimiento para implementar esta herramienta, y de ahí la necesidad de que empresa y centros de formación como universidades estén en permanente "diálogo".
A la pregunta de si hay suficientes especialistas en España en robótica, Sols suspira. "El tema demográfico es un dolor de cabeza. Hay mucha gente que estudia robótica, afortunadamente. Hay muchos egresados, pero no siempre satisfacen toda la demanda", sostiene.
A los estudiantes les cuentan que lo que aprendan puede estar obsoleto en 10 o 5 años, a tenor de la velocidad con la que evoluciona la tecnología, y por ello la formación continua a lo largo de la carrera profesional es fundamental. Hay que seguir apostando por ello, remata.