Los médicos afrontan la segunda oleada con más material pero todavía sin fármacos
Los especialistas que pelearon durante la primera oleada de Covid-19 ven con temor el futuro, aunque consideran que se ha aprendido mucho para lo que viene.
7 septiembre, 2020 21:15Noticias relacionadas
El miedo y la frustación son los dos sentimientos más recordaos por los médicos hospitalarios al rememorar la primera oleada de Covid-19, que causó más de 40.000 muertos en circunstancias especialmente dramáticas, en la que la mayoría no pudo siquiera despedirse de sus allegados.
Así lo han puesto de manifiesto los participantes en la mesa redonda del I Observatorio de la Sanidad de EL ESPAÑOL, celebrada este lunes con el título ¿Qué sabemos del virus y cómo combatirlo? Punto de vista del personal sanitario que ha combatido en primera línea.
Juan María González del Castillo, especialista en Medicina Interna y facultativo del Servicio de Urgencias del hospital Clínico San Carlos, ha explicado como esa primera oleada de Covid sirvió para llevar a cabo una reorganización del sistema, que hizo que "en ausencia de tratamientos" se bajara la mortalidad de abril con respecto a marzo.
Es una de las lecciones, junto al agrupamiento de todos los profesionales sanitarios con un objetivo común, que este especialista saca en positivo de la que ha sido la peor crisis sanitaria desde hace cien años.
Pero respecto al futuro, González cree que hay que lanzar un mensaje: que sean los técnicos y no los políticos los que gestionen una situación que puede empeorar, por mucho que hasta ahora no se hayan alcanzado los niveles de marzo y abril.
El experto concluyó su intervención con una petición a la sociedad, sobre todo a los jóvenes: "Tienen que recordar que los jóvenes son transmisores de la enfermedad y que pueden afectar a mayores de 65 años".
Y un último mensaje que no se escucha mucho: hay que evitar que esta pandemia genere muertes y empeoramientos de otras enfermedades crónicas, como a su juicio ocurrió en la primera oleada. "No puede volver a pasar".
Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, vivió aquella primera oleada en primera línea, no sólo al combatir el coronavirus como profesional, sino también como paciente.
Precisamente por su experiencia como enfermo -llegó a estar ingresado en la UCI- Moreno ha destacado las peculiaridades de esta dolencia con respecto a otras, sobre todo en lo que se refiere al contacto con el paciente, "no tan estrecho como sería deseable". Pero ha subrayado que el personal sanitario ha hecho los mayores esfuerzos para paliar una situación que combina una enfermedad con un aislamiento.
Sin embargo, Moreno ha sido muy crudo al destacar que ni tenemos tratamiento para la enfermedad ni perspectivas optimistas para el futuro. También ha recordado que, hasta ahora, la única medida que se ha mostrado eficaz para la Covid es el confinamiento y que, a su juicio, puede que se esté llegando tarde a las medidas eficaces también en esta segunda oleada.
La tercera interviniente, la jefa del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Torrejón, María Cruz Martín Delgado, ha hablado del papel de las UCIs en esa primera oleada, y de los malabares que tuvieron que hacer para convertir espacios no diseñados para atender críticos en unidades de cuidados intensivos "hasta en bibliotecas".
"Hemos visto tambaleado el sistema sanitario y hemos visto cómo uno de los recursos clave se ha visto saturado", ha explicado y ha subrayado la dificultad de trabajar con escasez de material sanitario, sobre todo EPIs. A este respecto, tanto Martín Delgado como los otros dos ponentes han dicho que este problema parece estar solventado para esta segunda oleada.
La especialista ha advertido de una consecuencia poco abordada de la tragedia vivida, lo que ha supuesto el estrés sobre los profesionales, tanto físico -por horas de trabajo o cambios de turno- como por la necesidad de incorporar a jubilados o recién licenciados, como psicológico por tener que lidiar con pacientes muy graves. "Todo esto tiene sus consecuencias y estos profesionales aplaudidos a las 8 tienen que estar muy respaldados porque los perderemos de forma vocacional", ha advertido.