A lo largo de esta semana, durante la celebración del ‘I Simposio Observatorio de la Sanidad: las fronteras de la lucha contra el coronavirus’, organizado por EL ESPAÑOL e Invertia, el sector sanitario ha ido desgranando propuestas e ideas para el futuro de la sanidad en el marco de la Covid-19. A partir de ellas, se ha desarrollado un decálogo en el que los ‘Estados Generales’ de la sanidad han plasmado sus propuestas y conclusiones.
Entre ellas está la necesidad de que se reorganice el sistema sanitario y se replanifique la actividad asistencial “poniendo sobre el tapete todos los recursos, tanto los públicos como los privados”, ha indicado Juan Abarca, presidente del Presidente de la Fundación Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS).
En este sentido, también se ha incidido en la necesidad de que mejore la inversión pública en sanidad, subiéndose al menos al 7% de PIB, entre 10.000 y 12.000 millones de euros más, ha calculado Humberto Arnés, director general de Farmaindustria. Sin embargo, Abarca ha considerado que no será suficiente.
“Se queda corto, tenemos un sistema sanitario que además de infrafinanciado está anticuado y para ello requerirá una inversión extra de dinero aparte de llegar al 7% del PIB. Debería haber unas partidas concretas para digitalización”, ha precisado.
En esta cuestión se ha mostrado de acuerdo Margarita Alfonsel, secretaria general de Fefnin, la patronal del sector de la tecnología sanitaria, quien ha recordado que la cuestión está solo en contar con más fondos sino en que esos recursos se empleen sabiamente “y se busque la eficiencia del sistema para que haya un retorno en forma de resultados” sanitarios.
Algo que ahora es muy difícil dado el alto grado de obsolescencia tecnológica en el que se encuentra gran parte del parque hospitalario público español, algo que también ocurre respecto a la digitalización, que se debe impulsar.
Tanto Arnés como Alfonsel se han mostrado de acuerdo en que el sector farmacéutico y el sanitario jueguen un papel relevante la reindustrialización de España. En este sentido, Arnés ha incidido en la importancia de disponer de una reserva estratégica. “Es fundamental. Aunque logramos mantener el suministro de medicamentos para los pacientes durante la crisis, el esfuerzo fue tremendo. Nada nos garantiza que tengamos siempre la misma capacidad de reacción”.
“Otra de las lecciones es que no podemos depender de China e India en la provisión de medicamentos”, ha considerado el director general de Farmaindustira. “Tenemos que poder desarrollar y fabricar en nuestro continente aquellos medicamentos considerados esenciales”.
Por otro lado, todos los presentes en la mesa de conclusiones del simposio han compartido que es necesario que se potencie la salud pública, así como dar a luz la anuncia Agencia Estatal de Salud Pública.
En esto coincide el propio Ministerio de Sanidad. “Los equipos de salud pública hay que mejorarlos y reforzarlos ya”, ha indicado Pilar Aparicio, la directora general de Salud Pública, quien ha considerado que hay que hacer lo mismo con Atención Primaria (algo que también está reflejado en el decálogo), que es “la primera barrera contra el coronavirus“ y que además tienen que atender otros retos.
También la farmacia juega un importante papel como primer escudo contra el coronavirus. Juan Pedro Rísquez, vicepresidente del Consejo de Farmacéuticos. “No cometamos el error de no aprovechar la red de farmacias”, ha apuntado.
Además, respecto a un posible pacto futuro y cómo las legislaturas marcan las medidas en el campo de la salud, ha opinado que “la sanidad no debería tener ideología. Los políticos deberían de poner esto sobre la mesa. Lo que estamos haciendo es una oportunidad excepcional, una visión global magnífica y tenemos que hacer un seguimiento de lo que aquí se va a proponer”.
De hecho, el presidente ejecutivo de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, ha anunciado que se creará un secretariado para hacer una balance de la evolución del decálogo de propuestas y su eventual actualización.
Entre ellas, además del refuerzo de los recursos humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS), está la generación del esperado baremo de daños sanitario, que está aparcado desde hace años.
Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), ha explicado que “lo queremos por seguridad del paciente y porque su ausencia genera medicina defensiva y profesionales desprotegidos”.
Además, el presidente de los médicos ha recordado que “venimos arrastrando una necesidad de reformas del sistema desde tiempos precovid” para paliar la falta de médicos y enfermeras, ente otras cuestiones. “Nuestros profesionales ya no aguantan más”.
Las conclusiones
La realidad es que antes de la Covid-19 teníamos un sistema sanitario público que, junto a sus fortalezas -como sus amplias coberturas y la alta cualificación de sus profesionales- mostraba debilidades en materia de financiación, gobernanza, cohesión y presión asistencial que ahora han quedado al descubierto.
Una situación ante la que se necesitan cambios profundos a través de una transformación y modernización basada en la innovación como motor del cambio, en el que el paciente esté en el centro y en el que Pública y Privada colaboren a través de fórmulas eficientes.
A la vista de lo comentado en el I Observatorio de la Sanidad, se hacen públicas las siguientes conclusiones cuyo objetivo es contribuir al debate y aportar ideas que ayuden a superar la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, pero que también sienten las bases del Sistema sanitario del futuro.
1.- Respaldar la creación de un Centro Estatal de Salud Pública que lleve a cabo una planificación asistencial unificando criterios y coordinando los recursos públicos y privados. Se propone la creación de un Grupo de Expertos que asesore al Ministro de Sanidad y en el que estén presentes todos los sectores aquí representados.
2.- Elaborar un Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, que contemple una perfecta coordinación y sinergias entre Comunidades. Debe prever una reserva estratégica de productos para casos de emergencia de salud pública, y planes de contingencia para conocer las capacidades de suministro en situaciones de alta demanda y contemplar el uso de aplicaciones tecnológicas. 3.- Incrementar de forma progresiva la inversión en Sanidad pública para alcanzar en 2021, al menos, el 7% del PIB frente al 6% actual en base al PIB de 2019. Deben aprovecharse los fondos europeos 2021 - 2023, parte de ellos deben destinarse a modernizar el sistema sanitario.
4.- Dotar al SNS de los recursos humanos y técnicos necesarios, con especial hincapié en la Atención Primaria, la atención domiciliaria, la prevención y reducción de la obsolescencia tecnológica que padecen un alto porcentaje de tecnologías hospitalarias.
5.- Crear alrededor del sistema sanitario un ecosistema de investigación biomédica. España ya tiene un peso internacional en investigación clínica de medicamentos, merced a una sólida colaboración entre sistema sanitario e industria farmacéutica. La biomedicina va a ser el vector determinante del futuro de nuestra sociedad, y también sanitario: no cabe hablar hoy de una prestación sanitaria de calidad sin investigación.
6.- Elaborar un plan de reindustrialización para reducir la dependencia exterior, poniendo el foco en la industria farmacéutica y de tecnología sanitaria, favoreciendo el desarrollo de la I+D+i, la subsistencia de este sector y la sostenibilidad de su actividad emergente. Una estrategia que debe garantizar el acceso de los pacientes a la innovación en medicamentos y otras tecnologías sanitarias.
7.- Establecer medidas de apoyo para favorecer la adquisición de tecnología sanitaria por parte de las CC.AA. mediante la aplicación de un IVA superreducido a los productos sanitarios (4%). Desarrollar y adaptar la Ley de Contratos del Sector Público y potenciar la inversión privada mediante estímulos fiscales.
8.- Transformar digitalmente el sistema sanitario para lograr la interoperabilidad a todos los niveles. Todos los agentes implicados (públicos, privados y socio-sanitarios) deben trabajar de forma colaborativa.
9.- Aprovechar las oficinas de farmacia para crear un primer gran escudo contra el virus, fomentando una atención primaria integral y conectada en la que la red de farmacias sea una pieza más, como continuidad de la asistencia, realizando detección precoz y prevención, y contribuyendo a hacer un mejor uso de los medicamentos.
10.- Aprobar el baremo de daños sanitarios y fomentar las soluciones extrajudiciales para agilizar estos conflictos, a fin de cubrir la responsabilidad profesional y patrimonial que se deduzca de la crisis de la Covid-19.
Todos los presentes en este I Observatorio de la Sanidad se comprometen a impulsar un gran Acuerdo por la Sanidad, y se procederá a la creación de un secretariado del Observatorio, que sirva para analizar el grado de cumplimiento de estas propuestas.