Las listas de espera son un arma arrojadiza entre administraciones, pero no todo es blanco o negro. Representantes de comunidades tan diferentes (y con gobiernos de distinto color) como Madrid y Extremadura han coincidido en su diagnóstico de las listas de espera criticando que, "quizá", la cuestión sea la excesiva medicalización de la sociedad actual.
"Parece que hay un excesivo uso del sistema sanitario", ha afirmado Antonio Zapatero, viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de la Comunidad de Madrid, en el marco del III Simposio del Observatorio de la Sanidad, Mirando hacia el futuro del sistema sanitario, organizado por EL ESPAÑOL e Invertia.
"¿Todo el mundo que está en lista de espera está enfermo? La respuesta es claramente no. Creo que hay un uso excesivo del sistema sanitario en una sociedad eminentemente sana, y muchas de las cosas que pedimos los médicos no aportan valor".
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Ceciliano Franco, director gerente de la Consejería de Sanidad de Extremadura, ha compartido el diagnóstico. "Vivimos en una sociedad excesivamente medicalizada que demanda atención en varios niveles".
Franco ha recordado que existe priorización en las listas de espera, no es lo mismo un cáncer de páncreas que una operación de cataratas. "No todo tiene la misma urgencia ni todo tiene la misma entidad para las listas de espera". Las 700.000 personas que se encuentran en lista de espera quirúrgica son un conglomerado heterogéneo que requiere distintas velocidades de atención.
Si hablamos de listas de espera para consultas, Zapatero, que es médico internista y fue director médico del Hospital Universitario de Fuenlabrada, entona un mea culpa. "En la Comunidad de Madrid, el 80% de las consultas las generan los médicos hospitalarios, no la primaria. El problema de las listas de espera no guarda relación con ella".
¿Cómo se come este problema de las listas de espera con la consideración, al menos hasta que empezó la pandemia, del sistema sanitario público español es una de las mejores del mundo? "Me gustaría saber qué indicadores tenemos para decir eso", ha espetado el viceconsejero madrileño.
Poder medir la calidad del sistema
En este aspecto, echa de menos una agencia de evaluación como la que existe en Reino Unido, referencia en Europa, "que nos diría en qué estamos bien y en qué podemos mejorar". Por cierto, el servicio público británico ha lanzado un compromiso para que a finales de este año no haya un solo paciente que lleve más de dos años en lista de espera; en marzo del año próximo, que no haya nadie que supere los 18 meses; y, a finales de 2023, que nadie supere el año.
El problema de las listas de espera es poco menos que universal, han reconocido los invitados de la mesa redonda. Ángel de Benito, secretario general de la Fundación IDIS, ha recordado la contribución de la sanidad privada para resolver este entuerto, ya que posee "el 40% de los hospitales y realiza el 30% de las intervenciones quirúrgicas, un peso enorme que alivia la carga de todo el sistema".
Son quizá las debilidades del sistema público de salud las que colocan ese peso en los hombros de la privada, ya que, con un 7% del PIB que representa la sanidad pública, la privada tiene un 3%. Es decir, "uno de los presupuestos públicos más bajos de la Unión Europea y un gasto privado alto".
A este síntoma se le unen otro, como la obsolescencia del panorama tecnológico sanitario español, las innovaciones farmacológicas que no llegan a nuestro país y el cansancio y saturación de todos los profesionales sanitarios, sin excepción. "Hay muchos agujeros en el sistema que tenemos que resolver".
Una relación engrasada
Sin embargo, Zapatero ha recordado que el sistema público "tiene margen de mejora interno", no es cuestión solo de acudir a la privada. "Trabajo desde hace muchos años en hospitales públicos y los procedimientos de quirófano de varios hospitales son francamente mejorables".
Ha aprovechado para atacar la ley de equidad, universalidad y cohesión del sistema público, que está actualmente en proceso de tramitación, tachándola de disparate y de salir de una ideología "sectaria", señalando que hay comunidades -y no se refiere a Madrid- que "tienen una dependencia importante de la concertada".
A este respecto, Ceciliano Franco ha apuntado que un sistema sanitario público fuerte no tiene por qué estar reñido con el sistema privado. "La relación del Servicio Extremeño de Salud con las entidades privadas es magnífica y está bien dinamizada". No se trata de que la privada ocupe parte del terreno "sino que nos ayuda a mantener un nivel de atención sanitaria correcto".
Pese a todo, hay aspectos mejorables de la relación entre la pública y la privada en lo referente a la continuidad asistencial entre ambos sistemas, como la problemática de compartir datos. Extremadura tiene varios ejemplos de una buena colaboración, como en el entorno penitenciario o en la derivación de las diálisis. "Hemos tenido algunos problemas legales pero hemos conseguido superarlos".
De Benito ha apuntado que hay ciertas descompensaciones como cuando un paciente oncológico de la privada pasa al sistema público para la gestión de la medicación ambulante, es decir, aquella que no se administra en el propio hospital. Ese área "no está en muchas compañías aseguradoras", por lo que no se ofrece y tiene que ser la pública quien se encargue. "Nos falta coordinación".