La jornada inaugural del II Observatorio de los ODS ha puesto el foco, entre otros Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el ODS 15 —Vida de los ecosistemas terrestres. Esta mañana, la mesa moderada por Raquel Nogueira, redactora de ENCLAVE ODS, ha abordado el problema de los incendios forestales como un fenómeno en alza, que requiere la implicación de todos los agentes sociales para hacer frente al desafío de la restauración después de que estos tengan lugar.
En este evento organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia, con la colaboración de la Fundación 'la Caixa', Enrique Eduardo Fernández Izquierdo, oficial del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid (Servicio de Incendios Forestales), Miguel Higuera, jefe del Operativo del Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid y Cristina Santín, investigadora especializada en incendios, reflexionaron sobre el impacto que tienen los incendios forestales en el medio ambiente y la necesidad de adaptar la lucha contra estos a una nueva realidad climática.
El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) cifra en alrededor de 48.000 las hectáreas que han ardido en los cinco primeros meses de 2023. Pese a que los datos invitan a pensar en una estadística final más optimista que la del año pasado, los siniestros han cambiado sus patrones, agravados por el cambio climático.
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En relación con esto, la investigadora Cristina Santín comentó, utilizando el caso de Canadá como ejemplo, que "los incendios se producen ahora hasta con un doble de facilidad debido a la emergencia climática". En cualquier caso, la experta en incendios recalcó que este no es el único agente implicado. "Para que se produzca un incendio necesitamos oxígeno, una fuente de ignición y combustible", tres elementos que han tenido un papel protagonista en el debate de los ponentes.
Enrique Eduardo Fernández Izquierdo, oficial del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, lanzó la nota positiva revelando que la temporada en Madrid ha traído datos más positivos que los de años anteriores. Fernández aprovechó para introducir uno de los conceptos clave de la mesa, la "campaña de incendios", un término que, a su juicio, "debemos revisar y adaptarlo a la realidad que vivimos actualmente. Los incendios aparecen en cualquier época del año, no solo de junio a septiembre", explicó al respecto.
A nivel nacional, son 6.700 incendios, 80.000 hectáreas quemadas y 17 grandes incendios forestales las cifras del fuego que han marcado lo que llevamos de 2023. Unos datos que requieren la actuación inmediata de los equipos especializados. Al respecto, Miguel Higuera, jefe del Operativo del Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, destacó la necesidad de atajar los siniestros a través de la prevención. Por eso, "desde el primer momento en que empezamos a extinguirlos, también investigamos por qué se han producido".
En la capital española, el porcentaje de incendios se divide por igual entre aquellos que han sido provocados, los que se deben a negligencias y los que son fruto de accidentes. "En verano, ganan peso estos últimos. Por eso, es fundamental hablar de la prevención en un sentido doble: no solo en cuanto a gestión forestal, sino en lo que compete a la propia población", destacó Higuera. Y añadió que "detrás de 9 de cada 10 incendios está la mano del hombre, y ahí sí que tenemos la capacidad de combatirlos".
Cristina Santín puso en el foco al noroeste de España, territorio en el que se concentran la mayoría de siniestros. "En esta zona, aunque no hay incendios tan grandes como en la España mediterránea, los que son provocados constituyen el 80%, y eso es porque existe una cultura del fuego que está mal gestionada", reveló.
Añadió que "en marzo, Asturias vivió uno de los peores incendios de su historia, y allí estábamos a 30 grados y llevaba un mes sin llover". Higuera también incidió en la necesidad de entender que "no tenemos que depender de la lotería meteorológica. Lo que debemos hacer es implementar una cultura de la prevención, saber cómo evitar que ocurran los incendios y también cómo proceder cuándo estos ocurren".
Y después, ¿qué?
Sobre esto, precisamente, el agente forestal habló de la restauración como el primer paso a seguir. "No hay una varita mágica para todo, hay que adaptar cada solución al ecosistema". Por eso, dentro de la cadena de actuación de los bomberos, "analizamos cuál es la causa y hacemos un análisis interno para saber qué ha pasado, qué no ha funcionado y cómo se ha protegido a la población civil".
Todos los ponentes coincidieron en la necesidad de prevenir incendios en todos los niveles, así como, desde una visión más optimista, en la importancia de comprender que el fuego es un elemento natural en los ecosistemas. "La naturaleza es muy sabia y las especies saben adaptarse, la biodiversidad regresa de forma natural, pero no siempre entendemos que esto ocurre lentamente y a veces tratamos de acelerar este proceso. Pero a veces es mejor para la propia naturaleza quitar pinos que volver a plantarlos", añadió Cristina Santín.
Y es que, precisamente, una parte del abordaje de los incendios forestales pasa por entender que los ritmos de la naturaleza no son los ritmos de los deseos humanos, algo que destacó Enrique Fernández y con lo que coincidieron todos los ponentes.
"Tenemos que empezar a hacer cultura del fuego. La superficie forestal está creciendo porque la gente se está moviendo y se están recuperando esas zonas naturales. En este contexto, va a ser inevitable que los incendios se propaguen cada vez más rápido". La mesa finalizó con la reflexión conjunta sobre el potencial del fuego como un elemento que forma parte de la realidad de los ecosistemas, que puede incluso ser regenerador y tener un impacto positivo para el planeta si se establece una adecuada gestión del mismo.