En la tarea de reducir el impacto ambiental que genera su actividad, Correos apuesta por ideas simples pero efectivas. Por ejemplo, renunciar a la prisa si no es estrictamente necesaria. "Si entregamos un paquete en 72 horas en lugar de en 24 horas podemos ahorrar entre un 30 y un 40 % de huella de carbono. Y esa decisión es del consumidor".
Así lo ha asegurado Juan Manuel Serrano, presidente de Correos, en el II Observatorio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, celebrado en el CaixaForum de Madrid e impulsado por ENCLAVE ODS, EL ESPAÑOL e Invertia.
El gesto de no recurrir tanto a los envíos exprés genera consecuencias positivas. Para el bolsillo y a nivel medioambiental. También lo hace reflexionar sobre el volumen del pedido: ¿es realmente necesario pedir varias tallas de ropa ante la duda de cuál sentará mejor?
"Eso tiene un impacto medioambiental. Son reflexiones que hay que tener. Si el paquete es urgente lo llevamos, pero a lo mejor no todo tiene que salir", ha comentado Serrano.
Son reflexiones que ha compartido en aulas universitarias, asegura que con bastante éxito. Al final, pensar para solicitar exactamente lo que se necesita no es diferente, ha considerado, a ir apagando las luces en casa que no se están usando. "Detrás del interruptor tienes una central", ha señalado.
No es la única medida por la que apuesta Correos, que contará a cierre de este año con una red de casi 2.900 vehículos eléctricos. Y las caminatas de sus trabajadores, "el medio más sostenible de distribución que existe", cuantificadas para ejemplificar otro modelo de emisiones cero: todos los días recorren una media de 68.000 kilómetros. Al año son 18 millones de kilómetros.
También hay carritos electrificados, que quitan mucho esfuerzo, aunque por ahora aplican sobre todo a determinadas zonas llanas. Y remarca que con colaboraciones con otros sectores habría gran potencial para reducir más su impacto ambiental.
Por ejemplo, con la construcción para contar con espacios -como una planta subterránea adicional en determinadas zonas- para ser más precisos en las entregas y evitar tener que recurrir a un segundo viaje.
Aunque la verdadera revolución, cree Serrano, se reserva a las oficinas. "Es el principal proyecto que tenemos por delante. Nuestro reto es ser capaces de convencer a las administraciones de llevar el mayor número posible de trámites", apunta.
En suma: ser una "ventanilla única" que de asistencia especialmente al medio rural. "Si cerrásemos desconectaríamos a 15 millones de habitantes", señala para enfatizar su potencial. Porque si bastase para hacer trámites como solicitar una licencia de pesca, no haría falta recurrir al coche para llegar a centros provinciales.
Sería también una forma de hacer rentables unas oficinas que en el mundo rural ya no son rentables, ha admitido. Pero que podrían, en esta segunda vida, ser "al menos sostenibles". "Queremos prestar el servicio", ha insistido.