Fátima es una mujer bereber de 60 años. Vive en Marruecos, en el seno de una tribu nómada que está sufriendo de primera mano una sequía como nunca ha visto. La tribu de Fátima y su familia viven en “crisis”, pues se están quedando sin pasto para su ganado. Sabe que “existe un problema”, pero “lo que no sabe es cómo se llama”.

El causante de sus males, aseguró Begoña Gómez, directora de la Cátedra de Transformación Social Competitiva de la Universidad Complutense de Madrid, en el II Observatorio de los ODS de EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia, es el cambio climático. La historia de Fátima le sirvió para ilustrar la necesidad de "tomarnos en serio" la "carta de navegación" que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Y todo a través de la vivencia de una mujer real que conoció durante el viaje que hizo a Marruecos este agosto en compañía de su esposo, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Fátima, su familia y su tribu viven, en primera persona, las consecuencias de la emergencia climática.

Una sequía profunda

Su historia es solo un ejemplo más de lo que están “sufriendo en primera línea” millones de personas, de esas sequías que causa el cambio climático. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escasez de agua tiene serios impactos en la salud, la agricultura, la economía, la energía y en el medioambiente. Y es que, cada año, 55 millones de personas en todo el mundo ven, como Fátima, su vida puesta en jaque por las sequías que cada vez son más frecuentes y más intensas.

Además, la escasez de recursos hídricos, tal y como indica la OMS, impacta al 40% de la población mundial. En 2030, predice el organismo de la ONU, más de 700 millones de personas se verán obligados a abandonar sus hogares por culpa de las sequías. Algo que, a su vez, tendrá consecuencia directa en los recursos naturales de las zonas a las que trasladen.

La economía circular bereber

La tribu de Fátima, como es común entre las poblaciones nómadas, “se desplaza con su ganado para encontrar recursos”. Sin embargo, explicó Gómez, lleva “mucho tiempo” sin poder hacerlo porque “no hay recursos en el entorno”. Eso es precisamente lo que les ocurre a los pueblos indígenas –como los bereber– en todo el planeta.

Son ellos los más vulnerables al cambio climático, pues su subsistencia depende directamente de los recursos naturales de los que disponen. Los pueblos indígenas, que suponen menos del 5% de la población mundial, son clave para “salvaguardar el 80% de la biodiversidad mundial”, según la ONU Cambio Climático (UNFCCC). Y es precisamente su vínculo primigenio con la naturaleza, cuentan desde Naciones Unidas, lo que los convierten en “depositarios de muchas de las soluciones a la crisis climática”.

Algo que Gómez descubrió gracias a su conversación con Fátima. Fue ella quien le explicó “cómo utilizan y maximizan el recurso del agua”, por ejemplo. “Lo usan y lo reúsan”, explicó. Como también “usan y reúsan” los tejidos. La tribu a la que pertenece Fátima “utiliza al 100% todos los recursos que tienen alrededor”. Y sin ser conscientes, llevan la economía circular a su máxima consecuencia.

Al final del día, la economía circular, la revalorización de los recursos y la lucha contra el cambio climático se basan en conocimientos que ya están aquí, que existen en uno u otro recoveco del planeta. Y, como explicó Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la UNFCCC, en 2021, "los pueblos indígenas poseen los conocimientos tradicionales de sus antepasados”. 

Ese conocimiento, en cierta manera, fue el que Gómez quiso recoger con sus palabras en el II Observatorio de los ODS. Pero también quiso, con la historia de Fátima, ilustrar cómo desde foros como el creado por EL ESPAÑOL se puede aportar un grano de arena para “acelerar nuestra actividad y contribuir más a los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Así, solo así, se podrá responder a una pregunta que le hizo Fátima: “¿Qué será de mis nietos?”. Porque “¿qué será de las futuras generaciones si no somos capaces de acelerar este paso?”, se preguntó también Gómez. Para que la respuesta no se produzca en clave negativa, concluyó, tiene que haber una "acción diaria" y ejercerse "la solidaridad ante el futuro".