Los restos más antiguos de hominino —fósiles de homínidos que pertenecen al linaje humano, después de que este se separara de la estirpe de los chimpancés y bonobos— hallados en Europa y publicados científicamente han sido identificados en la Península Ibérica. En el yacimiento de Barranco León, en Orce, se descubrió hace dos décadas un diente de leche de un niño/a datado en 1,4 millones de años. En la Sima de los Elefantes, en Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y el resto de su equipo encontraron en 2007 en el llamado nivel TE9 una mandíbula y una falange, asociada a herramientas de piedra, que fue asignada a un Homo sp. —especie indeterminada por falta de datos concluyentes— y con una antigüedad de unos 1,2 millones de años.
El pasado verano los paleontólogos realizaron otro gran descubrimiento en la Sima de los Elefantes: en esa misa zona pero dos metros más abajo apareció un maxilar humano de hace unos 1,4 millones de años. "La cara del europeo más antiguo", anunciaron, el fósil de una de las primeras poblaciones que colonizaron Europa probablemente desde el suroeste asiático. Las evidencias de fósiles parecen coincidir sobre cuándo empezó este primer poblamiento del Viejo Continente, pero dejan más dudas en torno a lo que aconteció a continuación. El Homo antecessor no aparece en Atapuerca hasta hace unos 800.000 años. ¿Ocurrió algún evento desconocido en ese tiempo?
Existe un considerable desencuentro entre la comunidad académica sobre la capacidad de supervivencia de esos primeros humanos: ¿fueron capaces de sobreponerse a los periodos más extremos o hubo en realidad varias oleadas colonizadoras? La teoría predominante hasta el momento dice que esos primitivos grupos de cazadores-recolectores lograron adaptarse a los múltiples ciclos climáticos. Es decir, hubo una continuidad poblacional.
Pero los resultados de un nuevo estudio publicado este jueves en la revista Science contradicen esta hipótesis: un equipo internacional de científicos del University College de Londres, la Universidad de Cambridge el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y otros centros de investigación ha recabado datos paleoclimáticos sobre un enfriamiento significativo del clima en el suroeste de Europa hace 1,1 millones de años. Este suceso extremo de condiciones glaciales habría provocado la extinción de esos primeros humanos que hasta entonces habitaban en condiciones cálidas y húmedas intercaladas con épocas de frío más suaves.
"Nuestro descubrimiento de un evento de enfriamiento glacial extremo hace alrededor de 1,1 millones de años desafía la idea de una continua ocupación humana temprana de Europa. Es uno de esos momentos en la ciencia que descubres lo inesperado y es emocionante", destaca Chronis Tzedakis, uno de los autores principales del estudio. "Para nuestra sorpresa, este enfriamiento es comparable con algunos de los eventos más severos de las glaciaciones recientes", añade su compañero en el University College Vasiliki Margari.
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"Un enfriamiento de esta magnitud habría puesto a los pequeños grupos de cazadores-recolectores bajo un estrés considerable, especialmente porque puede que los primeros careciesen de adaptaciones como suficiente aislamiento de grasa y también los medios para hacer fuego, ropa efectiva o refugios", valora Nick Ashton, investigador del departamento de Prehistoria del Museo Británico.
Segunda colonización
Los expertos en paleoclimatología han analizado el contenido de polen y la composición química de unos microorganismos marinos recuperados en un núcleo de sedimentos situado en aguas profundas de la costa de Portugal. Los resultados mostraron que la temperatura del Atlántico en la zona de Lisboa descendió en 6ºC y que se habrían registrado radicales cambios en la vegetación que dificultarían la supervivencia humana. Fue un gran invierno que duró unos 4.000 años.
Por otro lado, para evaluar el impacto del clima en estas primeras poblaciones humanas, el equipo de Axel Timmermann, de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur), llevó a cabo una simulación climática en un superordenador para capturar las condiciones extremas durante la época. Combinando el resultado de la simulación con las evidencias fósiles y arqueológicas de la ocupación humana en el suroeste de Eurasia, el modelo predijo que hace 1,1 millones de años el clima en torno al Mediterráneo se volvió demasiado hostil para los humanos arcaicos —las condiciones empeoraron en más de un 50%—.
Los datos paleoclimáticos y los del modelo de hábitat humano indican que Iberia, y más en general el sur de Europa, estuvo despoblada durante el Pleistoceno inferior. La escasez de fósiles y de herramientas de piedra para los siguientes 200.000 años pueden ser un signo de que ese hiato en la ocupación europea fue más extenso de lo imaginado.
"Según este escenario, Europa pudo haber sido colonizada de nuevo hace unos 900.000 años por humanos más resilientes con cambios evolutivos o de comportamiento que les permitieron sobrevivir en las condiciones glaciales más intensas", hipotetiza Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres y otro de los coautores del estudio.